¿Cuánto sabes sobre los ecosistemas?

Las consecuencias del factor humano en la naturaleza se están dejando ver de una forma cada vez más evidente en todo el mundo. El cambio climático es una realidad, y por consiguiente, los efectos de esta amenaza no van hacer más que crecer en las próximas décadas. Todos los ecosistemas anteriores son víctimas directas de este fenómeno y de la acción humana, que están acabando con sus recursos, su biodiversidad y haciéndolos desaparecer. Otros ecosistemas que se encuentran en peligro también son el Parque Nacional de Coorong en Australia, el Ecosistema de fresnos en Norteamérica o los Bosques de la Isla Howe en Australia

Si bien es cierto que todas ellas pueden ejercer un efecto negativo en la vida de las especies marinas, la contaminación acústica es una de las más peligrosas y frecuentes. Según la ONU, cada año hasta 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos. Los diferentes residuos de plástico que se encuentran en los ecosistemas marinos (desde un simple globo, hasta botellas, cubiertos, mecheros, hilos de pescar…) pueden tardar entre 1 y 600 años en descomponerse, por lo que se convierten además en una amenaza duradera. De hecho, ya existen las “sopas de plástico” (altas concentraciones de residuos) y los microplásticos, que se encuentran por los océanos y mares. Por otro lado, se han llegado a encontrar plásticos hasta 10.000 metros de profundidad. Estos residuos son la mayor amenaza para estos ecosistemas, puesto que acaban con la biodiversidad marina (hasta 100.000 mamíferos mueren al año por plásticos) y a la calidad del agua de los océanos.

Cuando hayamos explotado al máximo los recursos que tiene el planeta, cuando los paisajes naturales se hayan visto drásticamente alterados, los mares y océanos rebosen de plástico y hayan desaparecido la mayor parte de los bosques y selvas, pulmones del planeta... ¿qué le pasará a la Tierra? Los efectos de la pérdida de ecosistemas serán devastadores para el ser humano y toda la biodiversidad que en ella habitan. Fenómenos meteorológicos extremos, olas de calor, sequías, desaparición de especies, de productos alimentaciones, escasez de recursos para crear medicinas… Sin lugar a duda, estos ecosistemas mantienen el equilibrio del planeta y permiten, por lo que su desaparición sería una amenaza muy grave para la continuidad de la vida en la Tierra.

Durante la vida de los ecosistemas forestales, están sujetos a muchos factores diferentes que pueden potencialmente amenazar su existencia. Los factores abióticos como el viento y los incendios pueden devastar los bosques, mientras que los factores bióticos como las plagas de insectos, las enfermedades y los daños a los animales pueden afectar gravemente a su salud y productividad. La protección de los bosques es, por tanto, uno de los objetivos clave de la ordenación forestal para mantener la sostenibilidad del recurso forestal. La acción humana también puede influir negativamente a estos ecosistemas, si no se hace un cuidado debido de estos ecosistemas (por ejemplo, contribuyendo con residuos o basura no biodegradable).

Nos encontramos ante una situación sin precedentes. Según un estudio publicado en abril de 2020, de no frenarse los efectos del cambio climático, podíamos empezar a contemplar el colapso de los ecosistemas tan pronto como en 2030. Los océanos serían los primeros en sufrir el golpe antes de 2030. Luego, para 2050, el efecto se expandiría a los bosques y a latitudes más altas. Asimismo, si el calentamiento global llegar a superar los 4ºC, el 15% de las comunidades estarán expuestas a condiciones drásticas y muchas especies no sobrevivirán, según datos del estudio.

Los manglares son bosques perennes resistentes a la sal que se extienden a lo largo de los litorales, lagunas, ríos o deltas de 124 regiones y países tropicales y subtropicales, protegiendo el área costera de la erosión, los ciclones y el viento. Se trata de ecosistemas importantes que suministran agua, comida, forraje, medicina y miel. Desde el año 1980 se han perdido más del 20% de los manglares que existen en el mundo. Detrás de esta realidad esta el fenómeno de la deforestación, uno de los principales problemas que afrontan una amplia variedad de ecosistemas terrestres. Además de la deforestación, la presión demográficas, la conversión de zonas a gran escala para la cría de peces y camarones, la agricultura y el turismo explican el declive de estos valiosos ecosistemas.

De nuevo, la acción humana y el calentamiento global son los dos principales factores que ponen en peligro los ecosistemas de agua dulce de nuestro planeta. Esto tiene un efecto directo en la vida de los seres humanos, puesto que estos ecosistemas son fundamentales para su supervivencia, ya que suministran gran parte del agua potable que consumen. A pesar de su valor, su declive es mayor que el de los ecosistemas terrestres. Más del 20 por ciento de las 10.000 especies conocidas de peces de aguda dulce se han extinguido o se han visto amenazadas en las últimas décadas. Las cuencas, que recogen las precipitaciones y las canalizan hacia corrientes y lagos, son muy vulnerables a la contaminación.