El uso del agua de mar para el saneamiento
La presencia de altas concentraciones de nitrógeno en las aguas residuales tiene una gran desventaja: se necesitan grandes cantidades de energía para llevar a cabo la eliminación de dicha sustancia. En lugares donde hay escasez de agua dulce, esto supone un gran problema. El uso de bacterias convencionales para el saneamiento de agua de mar no es una opción viable. Por esta razón, científicos de la KAUST han llevado a cabo una investigación para encontrar una forma de eliminar el nitrógeno de las aguas residuales saladas.
Agua dulce, un bien cada vez más preciado
La descarga de inodoros representa alrededor del 30% de la demanda total del agua doméstica del mundo. Cifra que equivale, aproximadamente, a la descarga promedio de 50 litros por día. De ahí que el uso de agua de mar para el saneamiento podría aliviar de manera parcial la presión sobre los recursos de agua dulce.
Tan solo el 1% del agua que hay en la Tierra es dulce y es la que es accesible para uso del ser humano. Se estima que para el año 2050 la población mundial crecerá hasta situarse cerca de los diez mil millones, lo cual hará que la demanda de agua dulce y potable sea mayor. El estrés hídrico puede ser mayor al actual y ejercerá una mayor presión en este recurso.
El uso del agua de mar para el saneamiento
El uso de agua de mar para la descarga de inodoros es una práctica que se utiliza en países como Hong Kong y Singapur, o en ciudades como Tokio. Un ejemplo que puede extenderse a otras ciudades costeras con el fin de reducir su dependencia de los recursos a agua dulce y en la desalinización.
El problema reside en el proceso de desalinización, debido al alto contenido de sal en las aguas residuales resultantes de la descarga de inodoros. Porque las bacterias convencionales no pueden eliminar el nitrógeno. De ahí que científicos de la KAUST hayan trabajado durante años para determinar si la bacteria Candidatus Scalindua sp. AMX11 puede eliminar de manera efectiva el nitrógeno de las aguas residuales saladas. En lugares donde el agua de mar es la opción más viable para el saneamiento, un avance en este aspecto supondría un gran avance medioambiental.
Eliminar el nitrógeno de las aguas residuales
La presencia de nitrógeno en las aguas residuales debe eliminarse debido a sus efectos negativos en el medio ambiente y la salud humana. El método más extendido, y que resulta efectivo, consiste en el uso de gránulos que contienen dos tipos de bacterias que eliminan el nitrógeno. Pero una de ellas es una bacteria anaeróbica de oxidación de amonio que tiene una tolerancia muy baja en el agua salada. Por tanto, su eficacia es casi nula.
En las pruebas de los científicos, la Candidatus Scalindua sp. AMX11 fue un 90% más efectiva en el tratamiento de aguas residuales que las bacterias usadas de manera tradicional. Las pruebas de saneamiento que se realizaron directamente en agua de mar, así como en modelos artificiales, mostrando altas tasas de eliminación de nitrógeno.
Los resultados plantean la posibilidad de crear un proceso de tratamiento de las aguas residuales saladas a gran escala para mitigar la escasez de agua dulce en muchas regiones y poder enfrentar el estrés hídrico tanto presente como futuro.
Un proyecto por el agua y el saneamiento
La consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, agua limpia y saneamiento, resulta esencial para logar gran parte del resto de objetivos. Hallazgos como el llevado a cabo por los científicos de la KAUST ayudan a una mejora en el cuidado del agua dulce y al acceso a un saneamiento adecuado.
Un reto de gran importancia que, desde 2014, Fundación Aquae trabaja, en colaboración con UNICEF, en el proyecto ‘Agua para la Amazonía Peruana’, cuyo objetivo es dar acceso a agua segura y saneamiento a 7.000 personas en las regiones de Ucayali, Amazonas y Loreto.
En Perú tan solo el 70,5% de la población que reside en zonas rurales disfruta de acceso a agua potable. Sin embargo, la cobertura para alcantarillado y/o disposición de excretas es de solo un 23,7%. Apenas el 10% de los niños y niñas indígenas de 3 a 5 años tienen acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas.
La escasez de recursos hídricos, la mala calidad del agua y un inadecuado saneamiento producen problemas de seguridad alimentaria y un mundo menos sostenible. Mejorar la calidad del agua y del saneamiento es, por tanto, sinónimo de un mundo más habitable.