Esto es una realidad en Ucayali y Loreto, dos zonas remotas de la Amazonía peruana habitadas por pueblos indígenas como los shipibo. Allí, más del 60% de los niños sufren desnutrición debido a las diarreas. En Loreto, solo el 14% de la población tiene acceso al agua potable, y menos del 1% tiene servicios de saneamiento. Hablamos de lugares como Santa Rosita de Abujao o Indiana, cuya única fuente de vida es el río, y éste está contaminado.
Gracias a la Fundación Aquae, UNICEF Perú y Alianza Arkana, en colaboración con el Gobierno peruano, esta situación está empezando a cambiar para más de 5.000 familias. La instalación de baños secos ecológicos, que transforman las heces y el serrín en compost para mejorar la producción agrícola, los niños ya no se sienten “animalitos”, en sus propias palabras, cada vez que tienen que ir al baño. Ellos y los adultos que pueblan esta zona selvática han recuperado sus derechos como personas con algo tan simple como una letrina.
Las necesidades de los pobladores de la Amazonía son muy pocas: viven del río y de lo que les da la naturaleza; sin escuelas, ni hospitales. Sin embargo, existe una necesidad básica para todo ser humano: una vida digna. Y esto se ha conseguido con los baños ecológicos, pero también con un sistema de filtración del agua con hojas de plátano, que evita charcos donde se depositan las larvas de los mosquitos y provocan enfermedades. Y, por supuesto, con la potabilización del agua a través de un sencillo proceso con sulfato de alumnio y cloro.
En la Amazonía peruana no se necesita mucho para ser feliz. Ahora, gracias a este proyecto, los shipibo podrán seguir pescando sus boquichicos y disfrutando de un agua clara, limpia y saludable.