Eliminar las barreras para tener agua

El acceso al agua potable en el mundo

Detrás de estas cifras, según apunta Naciones Unidas, las personas con discapacidad están representadas de forma desproporcionada. No poder disfrutar del derecho de acceso al agua y al saneamiento es una realidad que golpea mucho más a las personas con discapacidad, lo que contribuye a su aislamiento, peor estado de salud y pobreza.

Más de 1.000 millones de personas, es decir el 15% de la población mundial, padecen algún tipo de discapacidad. El 80% de estas personas vive en países en desarrollo. La Organización Mundial de la Salud indica que los países de ingresos más bajos cuentan con una mayor prevalencia de discapacidad y que es más común entre las mujeres, las personas mayores, los niños y los adultos pobres.

Las mujeres y las niñas suelen experimentar discriminación y desigualdades con regularidad cuando intentan acceder a una fuente de agua limpia o a una infraestructura de saneamiento en muchas partes del mundo, algo que se agrava si tienen discapacidad. En muchas comunidades, ellas son las encargadas de transportar el agua hasta los hogares. Algunas incluso llegan a caminar hasta más de seis kilómetros para buscar agua, si no pueden hacerlo o no pueden extraer agua de un pozo, en ocasiones se las margina.

Las dificultades también se multiplican cuando deben gestionar su higiene menstrual en instalaciones inaccesibles y privacidad limitada lo que además de perjudicar su salud, también atenta contra su dignidad y autoestima. Según ONU Mujeres, en los países de ingresos bajos y medios, las mujeres constituyen hasta tres cuartos de las personas con discapacidad.

Niñas y niños con discapacidad, entre los más marginados

Las niñas y los niños con discapacidad se encuentran en general entre los más marginados a la hora de tener acceso a agua potable o un retrete adecuados y sus consecuencias son alarmantes. En el mundo hay más de 100 millones de niñas y niños con discapacidad y alrededor de cuatro de cada cinco viven en países en desarrollo. Los índices más altos están en los países más pobres, donde se encuentran entre los grupos más excluidos. Según UNICEF, muchos de estos niños incluso reducen su ingesta con el propósito de ir lo menos posible a una letrina, lo cual puede implicar importantes complicaciones de salud.

La falta de infraestructuras de agua y saneamiento adecuadas en las escuelas también se convierte en una barrera insalvable para que estas niñas y niños puedan acceder a la educación. Las cifras muestran que el 50% de las niñas y los niños con discapacidad no están escolarizados. En algunas zonas el porcentaje puede superar el 70%. “Estos son algunos de los problemas que están identificados por la organización Inclusive Wash”, nos dice en este nuevo episodio de Todo es Agua, Jesús Martín, delegado para los Derechos Humanos del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), con el que abordamos esta realidad.

Las soluciones existen, son sencillas, de bajo coste y de enorme repercusión para el conjunto de la comunidad. Cuando se implantan, personas con lesiones temporales, mujeres embarazadas o ancianos también se ven favorecidas por instalaciones concebidas desde el diseño universal, es decir que puedan ser usadas por todos. Y esto pasa por “tener contacto, mantener un diálogo con las personas con discapacidad o con sus organizaciones más representativas, porque muchas veces se acometen obras que no sirven”, señala Jesús Martin.

Inundaciones y sequías extremas

Los riesgos relacionados con el agua también cobran una mayor dimensión en materia de discapacidad. Estas personas y sus hogares son especialmente vulnerables a impactos del cambio climático como son las inundaciones y las sequías extremas. Sin embargo, aún se necesita un mayor esfuerzo para que la discapacidad esté reflejada en la mitigación o a la adaptación a estos efectos.

“Una inundación produce primero desabastecimiento, pero sobre todo la quiebra de las infraestructuras que ya de por sí son precarias para las personas con discapacidad. Hay que ver a este colectivo doblemente damnificado por los efectos de la crisis climática”, advierte Jesús Martín.