Sabemos que las alteraciones en los factores ambientales nos afectan a todos. Aunque quizás no sea tan evidente qué impacto tiene el cambio climático en las vidas de sectores de la población como las personas con discapacidad. De hecho, la crisis climática afecta especialmente a los sectores más desfavorecidos.
Las barreras de las personas con discapacidad
Las personas con discapacidad deben hacer frente a una serie de barreras en su día a día. No solo arquitectónicas, sino también sociales. Entre ellas, destaca una mayor pobreza, un mayor indice de desempleo o un díficil acceso a la educación. Además, según datos de la Organización Mundial de la Salud, su índice de desempleo es el doble que el del resto de la ciudadanía.
Las personas con discapacidad tienen el doble de probabilidad de no encontrar trabajo
Es por todo esto que que Fundación Aquae, junto con Fundación ONCE, apuntala las Becas «Oportunidad al Talento». El objetivo de esta iniciativa es apoyar la formación universitaria, la especialización y la carrera académica de las personas con discapacidad. De esta forma, se puede promover su inclusión laboral en empleos técnicos y altamente cualificados del sector público y privado
En las últimas fechas, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) ha trasladado a la Organización de Naciones Unidas la necesidad de tener en cuenta en la agenda climática a las personas con discapacidad. Es necesario tener a este colectivo presente tanto como en la planificación social como en la toma de decisiones. Solo así será posible mitigar los efectos en la salud del colectivo y elaborar planes que ayuden a reducir sus riesgos.
“Cuando se trata del cambio climático, las personas con discapacidad resultan afectadas desproporcionadamente por sus efectos. Y una de las principales causas de ello es que la mayoría de las personas con discapacidad viven en la pobreza”. Son palabras de la Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos, Nada Al-Nasif.
Las condiciones extremas agravan la salud
Uno de los efectos más evidentes del cambio climático es el incremento de sucesos climatológicos extremos como la sequía, los incendios o las inundaciones. Todos ellos afectan de manera más ardua a las personas con discapacidad.
Por ejemplo, según destaca Naciones Unidas las personas con discapacidad son especialmente sensibles a las olas de calor. En algunos casos, este colectivo puede presentar un mayor riesgo de muerte.
La tasa de lesiones y muertes cuando se desatan huracanes y tormentas de gran intensidad es muy elevada según afirma la Agencia de Protección Medioambiental. Esto se debe principalmente a que las necesidades de las personas con discapacidad no se suelen tener en cuenta a la hora de anticipar los sucesos y prestar alertas para salvaguardar, en la medida de lo posible, a este vulnerable colectivo.
Llegado además el momento en el que se requiera un rescate o una evacuación evidencia el gran riesgo para las personas con discapacidad de sufrir daños psicológicos y físicos. Dificultades para comunicarse o pedir auxilio, falta de accesibilidad en las informaciones de alerta y aumento de barreras arquitectónicas. Son algunos de los problemas a los deben enfrentarse estas personas ante una situación de emergencia.
Dado que el cambio climático tiene un impacto sobre sus vidas de forma más acentuada, es necesario incluir a las personas con discapacidad en la acción climática. Su participación permitiría adecuar a sus circunstancias el modo en que se atiendan sus preocupaciones específicas en relación con el impacto adverso del cambio climático. La adopción de un enfoque de derechos humanos, apoyado por la ONU, supone considerar a las personas con discapacidad, agentes de cambio para hacer frente a los efectos perjudiciales del cambio climático en su vida diaria.
Una respuesta climática mundial
Los mensajes relativos a situaciones meteorológicas extremas u otra información de emergencia nunca ha tenido en cuenta la importancia de que pueda elaborarse y transmitirse de forma accesible y que pueda ser entendido por cualquier tipo de personas independientemente de que sufra o no una discapacidad o enfermedad.
Las personas con pérdida de la audición, baja visión o una capacidad mental reducida necesitan que estos mensajes estén adaptados a sus facultades de forma que puedan tomar las acciones y disponer de los medios necesarios sin que ello repercuta en su salud.
Por ello es necesario incluir a las personas con discapacidad en cada uno de los protocolos y mensajes que guarden relación con las situaciones de emergencia. La experiencia del huracán Katrina en el año 2005 puso en relieve la incapacidad de salvaguardar la vida de las personas con discapacidad. Porque no fue posible mantener el suministro de medicamentos a ciertos equipos médico necesarios. Además, este desastroso huracán provocó que casi la mitad de las muertes ocasionadas fueron personas mayores de 75 años con algún trastorno de salud que les hizo más vulnerable al desastre.
Una reflexión como punto de partida
En definitiva, tanto los desastre naturales repentinos como los fenómenos que evolucionan de forma más lenta pueden llegar a afectar al acceso de las personas con discapacidad a la alimentación, el agua potable, el saneamiento, a los servicios de atención de la salud y los medicamentos, a la educación y la capacitación y a una vivienda adecuada, así como al acceso a un trabajo decente.
Por lo tanto, toda decisión relacionada con mitigar el impacto del cambio climático y sus consecuencias deben estar orientadas a proteger la dignidad de las personas con discapacidad evitando a toda cosa las injusticias sociales o discriminación. Un ejemplo claro es la necesidad de convertir toda red de transporte público no solo en un medio sostenible que ayude a reducir las emisiones de dióxido de carbono en las ciudades. También es necesario que el transporte sea accesible y adaptado a cualquier tipo de persona sean cuales sean sus facultades.