El acceso a agua limpia sigue siendo a día de hoy muy limitado para millones de personas en todo el mundo. No obstante, en un esfuerzo de cooperación internacional, se han llevado a cabo múltiples iniciativas para promover el acceso a agua segura, el saneamiento y la higiene. De esta manera, más de 2.300 millones de personas han logrado tener acceso a fuentes de agua potable en los últimos veinte años.
Por otra parte, se han realizado trabajos de mejora en los sistemas de saneamiento que dan servicio a 1.900 millones de individuos. Además, hoy en día 1.600 millones de personas más tienen una fuente agua corriente estable en comparación a los datos de hace dos décadas. Son datos del Informe de las Naciones Unidas sobre los recursos hídricos en el mundo.
Existe suficiente información del agua en el mundo para poner fin a las desigualdades que afectan a millones de personas. Se estima que serían necesarios 53.000 millones de dólares al año durante cinco años para garantizar el acceso al agua potable de todos los habitantes de la Tierra. Esto representa apenas un 0,1% del PIB mundial total. Además, por cada dólar invertido en mejoras de agua, habría un retorno de 4 dólares en mejoras de productividad.
El acceso al agua potable se ha convertido en una de las grandes desigualdades del mundo. La cobertura de los servicios de agua gestionados de forma segura es muy diferente en las diferentes partes del planeta. En el caso del África subsahariana, apenas un 24% de la población puede acceder a fuentes de agua seguras, mientras que en Europa y América del Norte, la cifra sube al 94%. También existe una gran desigualdad dentro de cada país con respecto a las áreas rurales y urbanas.
Según datos de la OMS y UNICEF, para el año 2015 más de 180 países habían alcanzado una cobertura superior al 85% con respecto al acceso al agua potable. Por el contrario, 159 millones de personas aún recolectan agua potable no tratada, que generalmente está contaminada, de fuentes superficiales. El 58% de estos 159 millones de personas viven en la África subsahariana.
El saneamiento presenta una brecha aún mayor con respecto a las diferencias entre los países del mundo. Apenas 2.900 millones de personas –aproximadamente el 39% de la población total del planeta– pudieron utilizar un sistema de saneamiento gestionado de forma segura en 2015. El 20% de esta cifra vivían en zonas rurales. Por otro lado, otros 2.100 millones de personas pudieron acceder a servicios básicos de saneamiento.
Por último, los 2.300 millones de personas restantes (un 33% de la población total) no tuvieron acceso a ningún tipo de servicio básico de saneamiento. De estos, 892 millones todavía practicaban la defecación al aire libre.