El artificio de Juanelo Turriano
Este proyecto de Juanelo Turriano fue todo un hito de la ingeniería del Renacimiento. Hasta ese momento sólo se había conseguido subir agua a 40 metros con un tornillo de Arquímedes en Habsburgo. El Alcázar es el punto más alto de la ciudad por eso fue elegido como lugar desde el que distribuir el agua. Hasta entonces el abastecimiento se realizaba con ayuda de burros.
Funcionamiento del artificio
El artificio de Juanelo Turriano usaba la propia fuerza del agua conseguía mover todo el ingenio hidráulico. El agua se conducía a los largo de un recorrido ascendente, del que, desde el exterior, sólo se veía un conjunto de torres. En cada una de esas torres un ingenioso mecanismo de cajones de madera iba elevando el agua por tramos, desde la base de la torre hasta su parte más alta. Una vez alcanzada esa cosa, se conducía hasta la base de la siguiente torre por una tubería. Y el proceso de elevación volvía a comenzar hasta llegar al Alcázar.
La construcción de la obra empieza en 1564 y la primera subida de agua tuvo lugar el 23 de febrero de 1569. Suministraba a la ciudad 14.100 litros de agua al día, que era una vez y media lo pactado. La ciudad de Toledo no quiso pagar la renta que convino en su contrato ya que el agua no salía del Alcázar. Así que Juanelo Turriano acabó construyendo un segundo ingenio para abastecer al resto de la población de la ciudad que fue construido entre 1575 y 1581. La primera obra quedó sin pagar y acabó arruinado.
El artificio necesitaba un gran mantenimiento y empezó a deteriorarse en el siglo XVII. La maquinaria acabó siendo sustituida por un conjunto de bombas hidráulicas construidas por uno de los sucesores en el mantenimiento de Juanelo Turriano, Juan Fernández del Castillo.
Foto: Ruinas del artificio de Juanelo en Toledo, Serafín Avendaño Martínez [Public domain], via Wikimedia Commons.
Vida y obra de Juanelo Turriano
Juanelo Turriano nació en Cremona, en el entonces Milanesado, con el nombre de Giovanni Torriani. Llamado a España en 1529 por Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fue nombrado Maestro del Reloj de la Corte. Construyó el Cristalino, un reloj astronómico que lo hizo famoso en su época. Felipe II de España lo nombró Mayor Matemático. Trabajó y vivió en Toledo, donde construyó el Artificio de Juanelo, un motor que, impulsado por el propio río, elevaba el agua del Tajo hasta una altura de casi 100 metros, para abastecer la ciudad y su castillo (Alcázar de Toledo).
A Juanelo Turriano se le atribuye como el creador de la «Oración de un reloj», un autómata que representa a un monje fabricado en la década de 1560 según un encargo de Felipe II de España. Tras la recuperación de su hijo, y convencido de que Didacus de Alcalá había intervenido de alguna manera en su favor, el rey Felipe II de España encargó a Juanelo Turriano, mecánico del emperador Carlos V, la construcción de una maqueta mecánica de Didacus. El modelo realizaría una serie de acciones establecidas, incluido el golpe de pecho que acompaña a la oración del Mea culpa. Un autómata de edad, funciones y apariencia similares se encuentra en las colecciones del Museo Nacional de Historia Estadounidense, Institución Smithsonian.
Otro autómata asociado con Turriano es una figura de una dama tocando un laúd que se encuentra en el Kunsthistorisches Museum de Viena.
Murió en Toledo en 1585,arruinado y habiendo dejado muchos inventos militares y civiles.