Microrrelatos 2015

Un avión de papel se divierte…

Un avión de papel se divierte sobre una avenida neoyorquina. Con sus maniobras «Immelann» se burla de la gravedad newtoniana, la velocidad constante y la resistencia aerodinámica. Poco tránsito: calles de éter; charcos en la pista…

Raya la línea continua con el tren de aterrizaje, su pasajero —E=mc2— socava el alquitrán. Una lluvia de azufre desguaza el engrudo pulverizando la fórmula en riachuelos de tinta fangosa donde destellan cometas de materia multicolor que sobrevuelan Polonia.

1 de septiembre de 1939.

(«La localización de los sucesos físicos —en el tiempo y en el espacio— son relativos al movimiento del observador». A.E.).

LA PARTICULA DIVINA

En el indescifrable vaivén de unas oscilaciones a nivel microscópico, esférulas de cargas indeterminadas nadan sobre un éter forzando a los elementos a quedar unidos. No permiten la desorganización nuclear que originaría la descompensación atómica en la materia. Coevo al orden quárkico de las inmutables leyes de la física, los leptones circulan entonces dentro de un universo en miniatura y ocultan sin éxito el innegable influjo de una fuerza no identificada que permite la vida. ¿Seré Dios esto?

relativo

Se levantó a las seis de la mañana. Sobó sus ojos para alejar toda pereza amañada, se apresuró para ir al baño y se alistó para afeitarse. Contempló fijamente su reflejo, como nunca reflexionó sobre aquel rostro. Albert Einstein desde aquel día no supo de qué lado del espejo estaba.

el entomólogo

Esta mañana cuando miré el desprecio de una mariposa al azote de un niño, me he despertado de un largo cloroformo sueño. Llevando clavado, abnegadamente, un alfiler en mi costado.

metal

Una cuchilla en el sendero de unas piernas depila, arranca vellos, construye carachas en la piel femenina, cruza el laberinto de papada, evita el corte transversal en las muñecas, en la cabeza del tenista famoso, parece tener vida propia, y se estira para brilla la calvicie prematura. Es ante todo la prueba del dominio del hombre sobre el metal. Pero, el objeto, el ridículo aparato me tiene presa de sus garras, ahora que a la niña peluquera le dije, sin ánimo de ofenderla, que después de afeitarme no nos volveríamos a ver.

El Ciclo

Yo estaba haciendo gestos repetitivos como un robot. La diferencia está en el agua. Los robots no beben agua. Los robots no se bañan. Ellos son sólo robots. Cuando vi, un robot estaba en mi lugar, haciendo las cosas que hice. Decidí aprender a hacer otras cosas. Hice un robot, que sustituyó, a su vez, otras personas, personas que hacen gestos repetitivos. Me di cuenta entonces de que la ciencia es un ciclo que no se puede evitar.

Las gotas caen de forma violenta, estallan y sangran la tierra. Algunas retan su destino; salvajes, se aferran a los resquicios de las ventanas: se parten en dos, se destripan por los vidrios opacos. La danza newtoniana es cruel con ellas; las arrastra a la vorágine del olvido. Pero, entonces, cuando la lluvia cesa, el sol las llama a la resurrección, las entrega al eterno ciclo prometeico ¿Qué pecado habrán cometido, pequeñas gotas de agua, que deben pagar una muerte infinita?

Premonición

Su vientre grávido y transparente dejó ver aquel feto convulso. Pensé en su herencia. Un mundo donde el sol apenas logra colar débiles rayos en las podridas nubes de smok. Una tierra árida, plagada de raíces secas y ese olor a hierro ácido. Las ruinas de hormigón de lo que construimos, civilizamos y luego destruimos. Y una inmensa cantidad de agua muerta, pestilente, que unos pocos se empeñan en nombrar MAR u OCÉANO y la gran mayoría le llama Basurero.
Aquí estamos: luchando por preservar la única especie que queda. Las exterminamos todas y ahora nos dan caza nuestros semejantes…

Un día, el número 6…

Un día, el número 6, cansado de ser lo que era, quiso convertirse en un 9, pero como él solo no podía, le pidió al número 3 que le ayudara. Éste le dio la vuelta, y lo colocó bocabajo, pero al apartarse, el número volvió a su posición original.
—¿Por qué no puedo convertirme en un 9 por mí mismo? —dijo el 6.
—Porque los número no podemos cambiar nosotros solos, necesitamos de los demás para transformar el mundo.

Pura química

—¿Qué tal el instituto, cariño?
—La profesora de ciencias ha mandado un trabajo dificilísimo, mamá. Cuando hagamos el experimento, debemos tener mucho cuidado con la elección del elemento, pues dice que de lo contrario, puede resultar altamente nocivo para nuestro organismo. Trata sobre las respuestas fisiológicas emitidas por el sistema endocrino y la atracción física ante un estímulo. Pueden manifestarse, por ejemplo, en un aumento del pulso y la presión arterial, a veces sudoración e incluso inconsciencia. Hay que tratarlo de forma empirista.
—Pero, ¿en qué consiste ese trabajo?
—¡Ay, mamá! En enamorarse.

AGUA Y ESTADOS

El agua se hizo carne y nación, ente jurídico y Estado. Ahora quien le atacara o envenenara tendría que vérselas contra una pueblo todopoderoso con un ejército mareomotriz de tres pares de narices. Ni que decir tiene la enorme capacidad de presión que sus distintas decisiones podían tener en el contexto de las relaciones internacionales. ¿Que cómo firmaban los tratados se preguntan ustedes? ¡Como si nunca hubieran visto chapapote!

Disolvente, pero no universal

Empeñado estaba en que el agua era el disolvente universal por antonomasia. Aquel falso erudito persistía, erre que erre, en hacernos pensar que sus lecciones siempre eran doctas y sabias. Nos hablaba de composiciones químicas extravagantes, de líquidos cuyas moléculas solidificaban en forma de tetraedros, con fabulosos núcleos de oxígeno y vértices de hidrógeno. Pero desde hacía semanas mantenía su empeño en que todo era disuelto por el agua hasta que un alumno le preguntó lo que todos pensábamos en silencio. Si tan seguro está de ello -le dijo- por favor díganos en qué recipiente la guarda.

Manzanofilia

El manzano de la colina de Lincolnshire era famoso por el gran tamaño de sus frutos. Hasta Newton

saltaba de joven para poder alcanzarlos; ya entonces sospechaba que algo le ataba los pies al suelo.

Cuentan que regresaba a diario con chichones a cenar. Lo que nadie cuenta es que sufrió repetidos

brotes de amnesia, ¡pues postuló su teoría de gravitación universal casi 50 veces! Una de ellas, la

denominó “El chichón gravitacional del manzano”.

—Papá, ya no tengo 5 años. Te lo estás inventando.

—Veamos, ¿la manzana mágica de Adán y Eva?

—Me voy a dormir.

Bajo Presión

A veces resulta asombroso el efecto que la presión tiene sobre las personas y las cosas. Un buen ejemplo es el caso del planeta Atlas, que poseía abundante vida inteligente, ya hace mucho tiempo.
Se ubica en el área del espacio conocida como “el callejón de los cometas”, y se lo consideraba inmune a estos, debido a la gran densidad de su atmósfera, que volvía añicos cualquier roca.
Sin embargo, su verdugo fue un gigantesco bólido de hielo, que al entrar al planeta, se calentó tan rápido que cubrió la superficie con vapor ardiente, aniquilando todo lo vivo.

CONCIENZUDO

No podía menos que admirar el sistema solar a escala que el niño Casares Urrutia, Jorge había presentado como trabajo fin de curso. Admiraba esa mente concienzuda que había sustituido a los planetas exteriores por naranjas, a los interiores por semillas de mijo y al sol por una enorme pelota de playa. La misma proporción de distancias era inquietante por certera, con el sol en el centro de la estancia y Neptuno en un extremo de la misma. Aún más inquietante era desconocer el paradero de Jorge, especialmente tras haberle sugerido su maestro incluir en su modelo a Alpha Centauri.

Plutón verbenero

―No entiendo esta nueva tendencia que excluye a Plutón como planeta, si el término proviene de Planítis que en griego significa “errante”. Planeta enano puede, pero, ¿planetoide? ¿Usted me lo podría explicar? Es que… me indigna. Y luego van y se inventan eso del dominio de órbita. Deberían ser todos planetas, ¡todos dan vueltas alrededor del sol!
―Oiga, ¿pero qué puñetas dice?― le respondió el experto.
―Cariño ―contestó su acompañante―.Mañana vamos al otorrino a que te vean el oído de una vez. Te dije astrólogo, ASTRÓLOGO.

CAIDA LIBRE

De los nueve segundos que le quedaban de vida, gastó tres en asumir que el cable del ascensor se había partido. Del cuarto al séptimo buscó crear un movimiento autónomo dentro del propio al que lo sometía aquel descenso vertiginoso, consistente en una serie de saltitos que le evitaran estar en contacto con el suelo en el momento del impacto. A falta de dos segundos para éste, entendió que la física no admitía atajos y que el impulso le aplastaría igualmente contra el techo de la cabina. Buscando desesperadamente alternativas, su cerebro le encontró una factible, aunque tres segundos después.

El sino

H erencia indubitada y ansiosa.
2 mitades de pura esencia.
O bstinado en un porvenir frustrante.

H iel y amor no es suficiente.
2 actrices sin máscara.
O lvidando por momentos su destino.
H acinados pero lúcidos.
2 segundos de placer impávido.
O quedad antes, plenitud ahora.

Aquellos polvos, estos lodos.

Por los pelos

—¡Menudo año de buenas noticias para la ciencia! He leído acerca del océano bajo la corteza de Encélado y también de las formaciones de lagos y canales en Titán. Además, dicen que Ganímedes tiene más agua líquida que la Tierra. ¡Y en Europa hay indicios de océanos también!
—¿Y lo de los flujos de sales hidratadas de Marte? Resulta que… ¡rápido, cambia de página!
—Los veo muy parlanchines. ¿Algo que compartir con el resto?
—Oh, solamente hablábamos de la milagrosa relación entre agua y vida que creó el Señor, padre.
El profesor sonríe y marcha satisfecho.
—Por los pelos, macho.

Principio de incertidumbre

Me creía infalible. Átomos, múltiplos, equivalencias. Había dado todo por la ciencia; mi juventud, mi futuro. Una vida de sacrificio. No había lugar para la incertidumbre, el momento más brillante de mi carrera se acercaba. Mis planes para ganar el Nobel habían sido trazados al milímetro tiempo atrás. Pero entonces sucedió algo impredecible. Aquello que rompió todos mis esquemas, el caos en mi mente cuadriculada.

Llegaste tú. Tú. 65% de agua, 206 huesos, más de 2 metros cuadrados de piel y 19% de irresistible carbono.

Y sí, perdida y alocadamente me enamoré de ti.

Crónicas marcianas

Me disgusta trabajar entre tanta soledad. Escucho el silencio y añoro mi hogar allá en el firmamento. Es duro caminar sobre esta gélida y desértica superficie, pero según parece soy indispensable para la ciencia y mis indagaciones podrían abrir nuevas investigaciones acerca de la vida. Me siento manejado, aunque sea un privilegio habitar la frontera del saber. Hoy he visto pequeños movimientos de agua que han alegrado a mis jefes. Cómo un sitio tan inhóspito puede tener nombre de dios romano. Más que Marte le habría llamado Rojo. Aunque a mí, un montón de chatarra con ruedas, me pusieron Curiosidad.

Raíz

Puedo ver ahora el sol tras las nubes y agitarme con el viento agarrado a mi raíz,
ser que calma mi sed de soledad,
sed de ser el ser de sed que solía ser.
Ahora camino cogido a mi raíz que me sujeta bien fuerte,
ahora alcanzo la más alta fuente,
ahora cuando caigo me levanto antes de caer más abajo
que mis propios pies descalzos.
Ahora, caminando junto a mi raíz, siento sosiego
a la vez que me estremezco
al sentir su aliento
perfecto
que retrasa mis lágrimas deteniendo el tiempo.

El origen de las Ciencias

Se dice frecuentemente que la filosofía es la madre de las ciencias. La filosofía nace con la búsqueda de la verdad, la búsqueda del saber. Por ello, al principio, el hombre sabio quería abarcar todos los conocimientos posibles que existieran en la tierra. Pero llegó el momento en que esta empresa se hizo humanamente imposible, y es entonces cuando surgen las especializaciones del conocimiento, las ciencias. Éstas se separan de la filosofía y comienzan a tener un objeto propio definido y delimitado. Sin embargo, cada día, pareciéramos descubrir que si bien su objeto es delimitado, su alcance pareciera ser infinito.

Prefiero no pensar…

El amigo que marcaba las horas de su vida latía dentro, pero ella se sentía sin vida… Un tirón en la tensa cuerda de años vividos en soledad, terminó quebrando el sentimiento. Ahí comenzó su declive. Su amigo Descartes decía que pensaba y que por ello existia. Ella, por el contrario, prefería no pensar para poder seguir existiendo. Presentía que ese vacío existencial que experimentaba, la precipitaría al ocaso. Decidió escribir. Colocó los dedos delante del teclado y dejó que el Réquiem de Mozart sonase en la estancia. Esperó… ¡El espacio seguía en blanco! La profunda depresión habia robado su palabra

Palabra Divina

En el principio Dios creó los Cielos y la Tierra, llenó el espacio de astros, hizo que aparecieran los animales y brotaran las plantas del suelo. Como le gustó lo que realizó, creó al hombre para que lo cuidara y le pidió que nombrara a todo lo existente. El hombre obedeció y al final de una jornada agotadora se sentó y tuvo sed. –Debo calmar esa sensación. –dijo Dios– Pero debe ser con algo que le dé más vida.
Después de pensarlo, Dios suspiro y dejó que su aliento formara algo que el hombre llamó lluvia y Dios agua.