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Los bosques: aliados contra la crisis climática

La restauración forestal forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Los bosques cubren el 31% de la superficie terrestre. Sin embargo, cada año se pierden millones de hectáreas debido a la deforestación y degradación ambiental. Esto provoca graves amenazas tanto para el medio ambiente como para la salud. Gestionar de forma sostenible y asegurar la restauración forestal es fundamental para el bienestar del planeta.

Cuando hablamos de bosques solemos pensar en extensiones de grandes árboles con una gran diversidad de especies animales y vegetales. Estos entornos albergan la mayor parte de la biodiversidad de nuestro planeta. La conservación y restauración de los bosques son fundamentales para la sostenibilidad de nuestra naturaleza, pero también es esencial para la salud de sus habitantes.

En numerosas ocasiones, pensamos en los bosques como ese lugar ideal al que acudir cuando huimos del bullicio de las grandes ciudades o de la rutina de nuestros días. Sin embargo, a veces, olvidamos que nuestra vida está mucho más vinculada a estos entornos naturales de lo que pensamos. Desde beber un vaso de agua o escribir en un papel hasta curarnos cuando estamos enfermos son algunas de las acciones que nos conectan con los bosques.

A pesar de que sabemos que la naturaleza es esencial para la vida en la Tierra, cada año perdemos 10 millones de hectáreas de bosques. Su degradación afecta ya a casi 2.000 millones de hectáreas en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Uno de los efectos que produce la pérdida de masa forestal es el aumento de la emisión de gases efecto invernadero a la atmósfera agravando el calentamiento global y exacerbando la emergencia climática en la que ya vivimos. Esto provoca que al menos el 8% de las plantas y el 5% de los animales de nuestro planeta estén en peligro de desaparecer.

Las principales amenazas de los bosques

La deforestación y la degradación ambiental son los principales problemas que están afectando a los bosques en las últimas décadas. Y la acción humana no ha hecho más que acelerar esta problemática situación a la que se enfrentan los ecosistemas.

El último informe publicado por Naciones Unidas, bajo el título “El estado de los bosques en el mundo”, estima que desde 1990 se han perdido 420 millones de hectáreas de bosques debido a los cambios derivados del uso de la tierra. Los bosques primarios se han visto reducidos a nivel mundial en más de 80 millones de hectáreas desde 1990.

La restauración forestal forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

La expansión agrícola es la principal causa de la deforestación y fragmentación de los bosques. Según la FAO, la agricultura comercial a gran escala provocó el 40% de la deforestación de los bosques tropicales entre el 2000 y el 2010. La pérdida de estos ecosistemas supone también una amenaza para los sistemas alimentarios.

La extinción de numerosas especies es otro de los problemas que acarrean la pérdida de los bosques. Según este informe de ONU, de las 60.000 especies arbóreas más de 20.000 se han incluido en la Lista Roja de Especies Amenazas de la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza.

La restauración forestal: una solución sostenible

La restauración y gestión sostenible de estos ecosistemas contribuye no solo a luchar contra el cambio climático y proteger la biodiversidad, sino también a producir bienes y servicios que ayuden a construir sociedades basadas en el desarrollo sostenible.

Por esta razón, la protección y conservación de los bosques forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y es que el ODS 15 tiene como fines garantizar de forma sostenible los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la biodiversidad.

Ante esta alarmante situación, el PNUMA declaró del 2021-2030 la Década para la Restauración de los Ecosistemas con el fin de acelerar la restauración forestal antes de que sea demasiado tarde. En los próximos diez años, debemos ser capaces de aunar esfuerzos para combatir el cambio climático, recuperar la rica biodiversidad y mejorar la seguridad alimentaria del planeta.

La pandemia provocada por la Covid-19 no ha hecho más que evidenciar las consecuencias que provoca la alteración de los ecosistemas silvestres. Ya en 2016, fue el PNUMA quien alerto de un aumento mundial del riesgo de sufrir epidemias zoonóticas derivadas de la degradación y sobre-explotación de los bosques.

Naciones Unidas establece del 2021-2030 la Década para la Restauración de los Ecosistemas  para acelerar la consecución del ODS 15

El 75% de las enfermedades infecciosas en humanas están vinculadas con este tipo enfermedades fruto de la alteración del medio ambiente. Lo que demuestra que la salud está relacionada de forma directa con los bosques.  Y es que a medida que profanamos la vida silvestre, mayor es el riesgo de contraer enfermedades y que estas se amplifiquen por toda la superficie terrestre.

Encontrar soluciones que permitan equilibrar la restauración forestal y su conversación con el uso sostenible de la naturaleza es posible. Pero, para ello, es necesario tomar medidas orientadas a combatir de forma directa la deforestación y la explotación ilegal de los bosques. Cada vez son más los países que toman conciencia de esta situación y que se unen a iniciativas como el Fondo Verde para el Clima cuyo fin es frenar la crisis climática y acabar con la degradación ambiental.

Almacenes de CO2

Gracias a la energía del sol, los árboles tienen la capacidad de captar el CO2 de la atmósfera y retienen el carbono a lo largo de su vida. Lo que ocurre cuando hay un incendio que arrasa una superficie forestal este CO2 almacenado es devuelto a la atmósfera con los problemas que ello acarrea (contaminación, calentamiento global…)

Esto hace que los árboles cumplan una doble función: absorber el carbono y generar oxígeno. Por ello, los sistemas forestales son auténticos sumideros de gases efecto invernadero que ayudan a mitigar los efectos de la crisis climática en el mundo.

La plantación y restauración de los bosques a pequeña escala tiene grandes impactos en el medio ambiente. El reverdecimiento de las ciudades crea un aire más limpio ayudando a reducir la contaminación atmosférica.

Una las acciones que realizamos desde Fundación Aquae es contribuir en la lucha contra el cambio climático ayudando a la restauración forestal. En 2015, nació “Sembrando Oxígeno”, un proyecto que consiste en plantar árboles en zonas calcinadas por el fuego.

Este proyecto surgió como respuesta al terrible incendio ocurrido en la localidad de Pego (Alicante) que devoró más de 1.700 hectáreas. Desde entonces, hemos plantado más de 10.000 árboles por toda la geografía española. La última fue en Manilva, con la colaboración de Hidralia y el propio ayuntamiento de la localidad. Esta plantación permitirá absorber 80 toneladas de CO2 durante las tres próximas décadas, gracias a los 800 nuevos árboles que se han plantado.

Además de este proyecto, nos propusimos reducir nuestra huella de carbono. Gracias a ello, el pasado año Fundación Aquae recibió el triple sello ‘Calculo + Reduzco + Compenso’ otorgado por la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) del Ministerio de Transición y Reto Demográfico.

Este triple sello confirma el compromiso de la Fundación por la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Esto nos ha hecho convertirnos en la única fundación privada de España en contar con este triple distintivo.