¿Qué son las sociedades hidráulicas?
Una gestión sostenible y segura del agua lleva implícito un mayor progreso y avance. Y así se ha demostrado a lo largo de la historia de la humanidad. Las civilizaciones más prósperas fueron aquellas que aprovecharon las oportunidades que estar cerca de un recurso tan valioso como es el agua.
Con el paso del tiempo, fue el desarrollo de la ingeniería hidráulica la que cambió de forma radical nuestra forma de concebir la economía y crecimiento de las ciudades abriéndose a nuestro paso un sinfín de aplicaciones y usos para ser mucho más eficientes como sociedad.
¿Qué es una sociedad hidráulica?
Una sociedad hidráulica es aquella que se vale del uso y gestión eficiente del agua para su progreso como civilización. A lo largo de la historia, existen numerosas ciudades que se han valido de su proximidad a las laderas de los ríos y mares para desarrollar su economía en base al agua.
Las civilizaciones más antiguas de nuestra historia se asentaron a orillas de los grandes ríos del planeta como el Tigris y Éugrates (en la antigua Mesopotamia) o el Nilo (en Egipto). La abundancia de agua en estas zonas hizo que el ser humano la utilizará para el transporte y la agricultura, siendo esta última la base del desarrollo económico de muchas de las ciudades del pasado.
Sin embargo, no todas las comunidades se caracterizaron por el aprovechamiento de los recursos hídricos que disponían, otras lo hicieron por su capacidad de crear mecanismos que les permitían la obtención de agua. Se trata de zonas de clima árido, como Irán, en las que se construyeron los qanats para la extracción de aguas subterráneas a través de un sistema de galerías. Estos avances en materia hidráulica todavía siguen vigentes en la actualidad y marcaron los inicios del desarrollo de este sector.
Saber aprovechar y gestionar de forma eficiente el agua supone crear y establecer sociedades mucho más productivas a nivel agrícola y conectadas gracias a la comunicación fluvial. Todo esto implica una necesidad de control que garantice el aprovechamiento de los recursos hídricos. Y de esta idea nacieron las ciudades-estados encargadas de gestionar las obra hidráulicas y asegurar la productividad como sociedad.
Características de las sociedades hidráulicas:
Las sociedades hidráulicas comparten una serie de características que son:
- Son civilizaciones antiguas y consideradas las primeras en la historia.
- Se caracterizan por el aprovechamiento de los recursos hídricos.
- Se asientan y desarrollan en las proximidades y laderas de los ríos y mares.
- El principal motor económico de este tipo de sociedades es la agricultura, gracias a la gestión eficiente del agua.
- Utilizaban los ríos como medio de transporte así como fuente de alimento.
- Fueron los precedentes para las sociedades modernas.
- Gracias a la gestión eficiente de los recursos hídricos, estas sociedades fueron capaz de llevar a cabo una organización de cooperación a gran escala.
Origen de las sociedades hidráulicas
Las sociedades hidráulicas comenzaron a desarrollarse hace 6.000 años antes de Cristo. Las primeras civilizaciones vivían de la caza y recolección de frutos. Eran nómadas, se desplazaban de un lugar a otro en busca de alimento adaptándose a las circunstancias de cada zona.
Posteriormente, estas comunidades comenzaron a asentarse en zonas próximas a los ríos y mares. Descubrieron que, con la bajada del caudal, las tierras quedaban expuestas siendo mucho más fértiles y productivas. Esto provocó que la agricultura se convirtiera en el principal motor de estas comunidades. Pero antes de que esto fuera así, tuvieron que estudiar y aprender a cómo aprovechar las crecidas del agua para sacarle el mayor rendimiento.
Conocer los entresijos del agua y sus aplicaciones era un conocimiento tan valioso que estaba considerado un auténtico privilegio para quienes lo poseyeran. En aquella época, solo los sacerdotes disponían de toda la información relativa a la gestión de inundaciones, crecidas de ríos, aprovechamiento de los recursos hídricos disponibles… Ellos eran quienes de generación en generación transmitían toda la información.
La sociedad hidráulica más importante fue Egipto. A orillas del río Nilo, esta civilización fue un ejemplo para otras comunidades que adoptaron sus mecanismos y técnicas para su propio beneficio llegando incluso a perfeccionarlos. Gracias a la experiencia del campo y la intuición, utilizaron el agua para dar solución a diferentes problemas ambientales como las sequías o las inundaciones. Fue precisamente en El Cairo donde se construyó la primera presa, conocida como El-Kafara, hace ya unos 4800 años.
Sin duda, los romanos fueron los auténticos maestros del agua. Sus construcciones hidráulicas, como los acueductos, siguen todavía intactos. Y es que para esta civilización el agua era un auténtico tesoro hasta el punto de que contaminarla era considerado uno de los peores crímenes. Esto demuestra la importancia del agua para nuestros antepasados y que, fruto de esta, surgieron mitos y creencias en la que se consideraba un recurso casi mágico al que se debía proteger y cuidar.
La civilización musulmana también contribuyo de forma significativa a la historia del agua. Lo hicieron a través de sistema de regadío y de captación de agua. Y es que para la religión islámica, negar el agua o despilfarrarla estaba considerado uno de los mayores pecados contra su Dios. Los árabes tenían muy arraigado el cuidado y protección de la naturaleza, así lo demostraron no solo en su hábitos de vida, también en sus propias leyes que buscaban conservar cada uno de los recursos que nos brinda el planeta.
A día de hoy, el agua sigue jugando un papel fundamental en nuestras vidas tanto para nuestra salud como desarrollo económico e industrial de nuestra sociedad. Su escasez se plantea como un problema que debemos resolver de manera urgente. Según datos del Word Resources Institute (WRI) más de 1.000 millones de personas viven en regiones con escasez de agua pudiendo aumentar a 3.500 en 2025.
El agua es uno de nuestros bienes naturales más preciados y protegerlo es una tarea de todos. En la Agenda 2030 se establece el objetivo número 5 destinado a lograr , en los próximos 10 años, el acceso universal y equitativo al agua potable para todos.