¿Sabías que el agua no es tan necesaria para formar huracanes?
La investigación se ha llevado a cabo en la Universidad de Purdue, a cargo del profesor Dan Chavas, quien ha explicado que para llevar a cabo el trabajo partieron de que las teorías de formación de los huracanes podrían funcionar también en climas fríos y secos, idea que quería demostrar.
“Tenemos teorías sobre cómo funcionan los huracanes a las temperaturas que estamos acostumbrados a experimentar en la Tierra. Teóricamente, deberían aplicarse si nos movemos a un clima más frío y seco. Queríamos saber si los huracanes realmente necesitan agua. Y hemos demostrado que no lo hacen, pero en un mundo muy diferente”.
Cómo funciona un huracán
Los huracanes se definen como áreas de baja presión de escala sinóptica no frontal de núcleo cálido, que se originan en la troposfera, sobre aguas tropicales o subtropicales de todo el mundo. Los sistemas generalmente tienen un centro bien definido que está rodeado por una convección atmosférica profunda y una circulación cerrada del viento en la superficie. En todo el mundo, se considera que se ha formado un huracán una vez que se observan vientos medios en la superficie superiores a 17 metros por segundo (61 km / h; 38 mph). En esta etapa se supone que un huracán se ha vuelto autosostenible y puede seguir intensificándose sin la ayuda de su entorno.
Huracanes en climas fríos y secos
El equipo de investigación llevó a cabo una serie de simulaciones de climas fríos y secos que, en términos generales, son muy poco probables en la superficie terrestre, en gran medida porque el cambio climático ha creado unas condiciones que están produciendo que la Tierra se vuelva, precisamente, más cálida y húmeda.
Los hallazgos son importantes para comprender el posible comportamiento climático en otros planetas en los que también se producen huracanes y tormentas, aunque no tengan las mismas condiciones que la Tierra.
A partir de un primer modelo de simulación informática, simularon una atmósfera básica en la que se podrían generar huracanes de manera constante. A partir de ahí, modificaron las condiciones haciéndolas más frías o secas, a partir de la manipulación de las temperaturas en las que suelen producirse los huracanes. Así, llegaron a reducir a -33ºC y comprobaron que se producían una gran cantidad de ciclones cercanos a los que se producen en la Tierra. Aunque fueron más pequeños y débiles comparados con estos, también comprobaron que se formaban con más frecuencia.
Dust storms on Mars could behave similarly to dry cyclones. (NASA/JPL/Malin Space Science Systems photo)
Faltan respuestas
Cuando las temperaturas bajan, el aire puede contener menos agua. Siguiendo con esos -33ºC, hallaron que en esa temperatura el aire puede contener cerca de cien veces menos vapor de agua que en las temperaturas medias de los tópicos modernos. Para Chavas, “que no haya algo que cambie la fase entre el líquido y el vapor no significa que no pueda formar un huracán”.
Sin embargo, si la temperatura bajaba mucho más, no se formaban ciclones. Han encontrado que en un rango entre 250 y 270 grados Kelvin no se producen, pero sí a partir de los 280 grados Kelvin. Una oscilación para la que todavía no han encontrado respuesta. “Tal vez eso significa que existen regímenes ideales para que existan los huracanes y el mundo actual en el que vivimos es uno. O podrías estar en otro mundo donde no hay agua, pero aún es capaz de producir muchos huracanes. Cuando la gente está considerando si pudiéramos vivir en un planeta seco y rocoso como Marte, esto podría ser algo a considerar”.