Conservar las praderas marinas contra la crisis climática
Las praderas de pastos marinos son uno de los ecosistemas más amenazados del planeta. Sin embargo, a su vez, son altamente ignorados a la hora de llevar a cabo acciones para su conservación y su restauración. Pero, según científicos del Instituto de Recursos Mundiales a través de su informe “El océano como una solución al cambio climático: 5 oportunidades para la acción”, los prados marinos pueden ser de gran relevancia para luchar contra la crisis climática gracias a su capacidad para absorber carbono.
Pastos marinos, un ecosistema esencial
El pasto marino está compuesto por una planta marina con flores cuyas hojas forman esas largas praderas de gran densidad situadas en áreas poco profundas que se extienden a lo largo de las cosas. Estas praderas aportan diferentes beneficios, como actuar como vivero y fuente de alimento para una gran variedad de especies marinas; proporcionar un hábitat para peces y otras especies, como la tortuga marina; dar protección al absorber energía de las olas; producir oxígeno y limpiar el océano mediante la absorción de nutrientes contaminantes producidos desde la superficie terrestre por los seres humanos.
Pero además de todo lo anterior, los pastos marinos representan el 10% de la capacidad de los océanos para almacenar carbono -el llamado ‘carbono azul’-, y eso que tan solo ocupa un 0.2% del fondo marino. A su vez, se estima que puede capturar carbono de la atmósfera hasta 35 veces más rápido de lo que lo hacen las selvas tropicales.
Según el informe del Instituto de Recursos Mundiales, restaurar las praderas marinas puede tener un potencial de mitigación del cambio climático muy elevado, pero aún es mayor si se llevan a cabo políticas de conservación de estos ecosistemas que prevengan su deterioro y, por tanto, que puedan llevar a cabo sus procesos naturales sin problemas.
Ecosistemas para luchar contra la crisis climática
Otro informe, el del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), señalaba que los manglares, las marismas y las praderas de pastos marinos pueden almacenar hasta mil toneladas de carbono por hectárea, cifra muy superior a lo que puede absorber casi cualquier ecosistema terrestre. De ahí que la conservación de los pastos marinos en la lucha contra la crisis climática comience a considerarse como prioritaria.
Este creciente interés por los pastos marinos ha revelado, a su vez, cierta falta de información en algunas cuestiones sobre estos ecosistemas. El informe revela, por ejemplo, que existe una variabilidad en la capacidad del sumidero de carbono entre las praderas de pastos marinos limitada. Esto reduce, a priori, la posibilidad de formular estrategias dirigidas a la mitigación del cambio climático basadas en esa capacidad.
Conservar praderas marinas antes que mitigar
Pero su potencial sigue intacto de cara a elaborar medidas prácticas para la restauración y conservación de estos hábitats. Deben llevarse a cabo tanto a nivel nacional como internacional, puesto que alrededor de 159 países tienen en sus costas pastos marinos. Si bien, por ahora, son pocos países los que acogen entre sus medidas contra el cambio climático acciones para conservar a los prados marinos.
Gabriel Grimsditch, experto en ecosistemas marinos, ha expresado que “hay una gran oportunidad perdida a ese respecto dado el potencial existente para que más países incluyan los prados marinos como parte de su caja de medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático”.
Grimsditch añade, además, que «los prados de pastos marinos están desapareciendo rápidamente en muchas partes del mundo. El impacto de los mil millones o más de personas que viven a menos de 50 km de ellos es en gran parte la causa, incluido el daño del desarrollo costero y la degradación de la calidad del agua por la contaminación de nutrientes. Las tasas anuales de disminución se han acelerado, con tasas de pérdida comparables a las de los arrecifes de coral y las selvas tropicales”.
Ejemplos de acciones de países
Países como Estados Unidos y Suecia ya han estado experimentando con la restauración de pastos marinos a lo largo de varios años. Un equipo en el Reino Unido está a punto de embarcarse en el proyecto de restauración más grande jamás realizado en sus aguas. Aunque la restauración es un proceso complicado y de alto coste, cuando más ambicioso es el proyecto, más posibilidades de éxito puede tener.
Y, ante la restauración, se impone la necesidad de la conservación. Y es que “los humanos todavía no tenemos experiencia a largo plazo en la siembra en el mar. En contraste con nuestros muchos siglos de experiencia en tierra. Siempre que sea posible, es mejor conservar lo que ya tenemos», expresa Grimsditch.