Conoce a Anita Conti, una conocida activista contra la pesca industrial.
Anita Caracothcian, nació en París en el seno de una rica familia de origen armenio, con la que pasó su infancia viajando por el mundo y recibiendo su educación en casa. Desde muy pequeña desarrolló dos grandes pasiones: los libros y el mar. Con veintiocho años se casa y toma el apellido Conti de su marido, con quien se traslada a África, incentivando su interés autodidacta por el océano. Se embarca en busques pesqueros que faenan en aguas del Sahara y descubre especies de peces.
Junto a pescadores desarrolla una actividad profesional de quince años en aguas de Mauritania, Senegal, Guinea y Costa de Marfil, experiencia que ocasiona que tome conciencia del impacto de la pesca industrial en los ecosistemas, situación que lleva a Conti a convertirse en activista, siendo así pionera en la conservación de la biodiversidad. Posición que no abandonará el resto de su vida, con conferencias y denuncias en foros internacionales del impacto del ser humano en los océanos y con la publicación, cuando cuenta con 72 años, de su polémico libro L’Ocean, Les Betes et L’Homme.
Anita Conti querría que fuésemos consumidores y turistas podemos ser más sostenibles. Debemos tener conciencia que nuestras elecciones, al comprar en la pescadería, en grandes superficies o al comer fuera de casa, marcan también la diferencia, de ahí estos consejos:
Quizás en aquella época no estaba tan extendida, pero sin duda Anita Conti se opondría a la sobrepesca. Es la remoción de una especie de pez de un cuerpo de agua a un ritmo que la especie no puede reponer. Esto provoca que esas especies se vuelvan subpobladas en esa área. En un informe de 2018 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la FAO estima que un tercio de las poblaciones de peces del mundo estaban sobreexplotadas en 2015. Más de 30 000 millones de euros en subvenciones públicas se destinan anualmente a la pesca.
La sobrepesca puede ocurrir en cuerpos de agua de cualquier tamaño, como estanques, ríos, lagos u océanos, y puede resultar en el agotamiento de los recursos, tasas de crecimiento biológico reducidas y niveles bajos de biomasa. La sobrepesca sostenida puede conducir a una depresión crítica, donde la población de peces ya no puede sostenerse por sí misma. Algunas formas de sobrepesca, como la sobrepesca de tiburones, han provocado la alteración de ecosistemas marinos enteros.
La capacidad de una pesquería para recuperarse de la sobrepesca depende de si las condiciones del ecosistema son adecuadas para la recuperación. Los cambios dramáticos en la composición de las especies pueden resultar en un cambio en el ecosistema, donde otros flujos de energía de equilibrio involucran composiciones de especies diferentes de las que estaban presentes antes del agotamiento de la población original de peces.