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Agua en el planeta Marte: ¿es la prueba definitiva?

10 de Noviembre de 2015
Tras años hablando sobre la posibilidad de que haya vida en Marte, al fin hay una prueba definitiva de que existe agua en el planeta Marte.
El 28 de septiembre de 2015 los medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de que la NASA había descubierto agua en el planeta Marte. A las personas que se interesan por estos temas, leer este titular les puede parecer «El día de la marmota», dado que, de un tiempo a esta parte, los medios publican noticias como esta cada dos por tres.

¿Agua en el planeta Marte? ¿Otra vez? Es cierto que la NASA a veces magnifica, por motivos propagandísticos y de imagen, determinados descubrimientos relacionados con la presencia de agua en el planeta rojo. Nos referimos, por ejemplo, a la detección de hielo a muy poca profundidad bajo la superficie polvorienta del planeta, la observación de evidencias de erosión debida a la presencia de agua líquida en el pasado, etc. Sin embargo, la mayor parte de las veces, este titular un tanto sensacionalista tiene su origen en el desconocimiento que muestran algunos medios generalistas sobre cuál es en realidad el estado de la cuestión sobre este tema.

Esta vez hemos de reconocer que la noticia merecía el alboroto. Lo que se ha encontrado ahora es ni más ni menos que una prueba casi definitiva de que todavía existe agua en el planeta Marte. A pesar de las condiciones extremas de presión y temperatura que se dan en la superficie del planeta rojo. Veamos qué es lo que se ha descubierto y cuál es su  importancia.

La Mars Reconnaissance Orbiter

La historia del descubrimiento que estamos comentando se remonta al 2011, cuando la sonda estadounidense Mars Reconnaissance Orbiter observó las llamadas recurring slope lineae (RSL), o líneas de ladera recurrentes en castellano. Se trata de unos trazos oscuros que aparecen en acantilados y paredes de cráteres profundos, siempre en las laderas orientadas hacia el ecuador del planeta y, sobre todo, en el hemisferio sur de Marte.

Estos trazos aparecen en primavera, cuando la temperatura superficial sube por encima de los –23 °C. Tienen una amplitud escasa, de unos pocos metros a lo sumo, y una longitud que puede llegar a decenas o incluso cientos de metros.

Lo curioso es que desaparecen durante el invierno marciano, para reaparecer nuevamente a la primavera siguiente. Por sus características y apariencia, resulta evidente que deben ser el resultado de la surgencia de algún tipo de líquido presente en el subsuelo. Teniendo en cuenta las condiciones ambientales que se dan en Marte, este líquido podría ser o agua o dióxido de carbono. Sin embargo, siempre se ha considerado el agua como el candidato más probable. 

Líneas de ladera recurrentes en las paredes interiores del cráter Newton, Marte. Imagen tomada por la Mars Reconnaissance Orbiter (NASA/JPL/Universidad de Arizona)

Posible acuífero

Hoy en día, el agua líquida no puede existir de forma estable en la superficie del planeta rojo. Esto sucede por culpa de la presión atmosférica. Al ser tan baja, haría que el agua líquida hirviese ya a temperaturas de muchos grados bajo cero. Pero, en el subsuelo, las cosas pueden ser muy diferentes. 

Podría ser que en algunas regiones del planeta existiera un acuífero donde el agua se mantuviera líquida.

El Marte actual es un mundo árido y frío. Sin embargo, las evidencias geológicas indican que el agua líquida fue muy abundante en el pasado, cuando la atmósfera era mucho más densa.

Este posible acuífero sería, pues, un fósil, un remanente de una época remota (la era noachiana, entre 4100 y 3800 Ma atrás), en la que las condiciones ambientales eran mucho más parecidas a las de la Tierra. Sin embargo, ¿es realmente agua el líquido que genera las RSL? Los análisis espectroscópicos realizados por la Mars Reconnaissance Orbiter han demostrado que, con un alto grado de probabilidad, así es.

Concretamente, se ha descubierto la presencia de sales hidratadas (como, por ejemplo, percloratos de magnesio y de sodio que contienen moléculas de agua en su estructura cristalina) concentradas justamente en las RSL. Estas sales deben de haber llegado hasta allí disueltas en agua líquida, posteriormente habrían precipitado y, al evaporarse el agua, se habrían acumulado. 

Existen dos teorías principales que compiten para explicar el origen de esta agua. Según la primera, el agua subterránea, saturada en sales, se licuaría, o bien se evaporaría parcialmente al subir la temperatura, lo que provocaría que se abriera camino hacia la superficie. Según la segunda teoría, el agua no procedería de un acuífero. Las propias sales, ya presentes en el terreno y muy higroscópicas, la absorberían directamente de la atmósfera. Por lo tanto, una vez alcanzado un punto crítico de absorción, fluirían por delicuescencia.

Huelga decir que, en ambos casos, el agua líquida se evaporaría rápidamente, pero tendría tiempo de recorrer un cierto camino antes de desaparecer y dejar las trazas que observamos como indicios de su efímera existencia. El caso es que ninguna de las dos teorías explica al 100 % la fenomenología observada. No debemos olvidar que Marte, pese a ser el planeta más parecido a la Tierra, no deja de ser un mundo alienígena que puede depararnos no pocas sorpresas.

El Santo Grial de la ciencia Contemporánea

Llegados a este punto, debemos plantearnos la pregunta de por qué la NASA está tan interesada en encontrar agua líquida en Marte. Pese a lo que a veces se comenta, no es por la posibilidad de que futuros astronautas puedan abastecerse de ella o generar combustible a partir de ella. Se trata de lo que que representa para la vida. Encontrar vida fuera de la Tierra es el Santo Grial de la ciencia contemporánea.

De momento sólo conocemos un ejemplo de biología: la de la Tierra. Y en nuestro planeta, la vida está íntimamente ligada a la presencia de agua líquida. Por lo tanto, si queremos encontrar vida fuera de la Tierra, los primeros lugares donde debemos buscar son precisamente aquellos en los que exista agua líquida. Este es el motivo por el que el lema,  el cual obviamente hace referencia al agua, que guía a la NASA en su exploración del planeta rojo es precisamente «follow the water»,…

En la actualidad la posibilidad de que haya agua en el planeta rojo y que exista vida en la superficie es prácticamente nula. En el caso de que la primera de las teorías antes mencionadas sea la correcta, un acuífero subsuperficial podría ser un excelente nicho ecológico. Estaría resguardado del frío extremo, de la baja presión atmosférica y de las radiaciones ionizantes que bombardean continuamente la superficie.

Sin embargo, unas salmueras ricas en compuestos muy reactivos, propuestas por la segunda teoría, no parecen un medio excesivamente prometedor… Pero si algo hemos aprendido estudiando los microorganismos terrestres, es que la vida es extremadamente resiliente. ¿Encontraremos algún día microorganismos vivos en el subsuelo marciano? No lo sabemos, pero lo que está claro es que la probabilidad de que esto sea así es ahora mismo un poco más alta que hace tan solo unos meses.

Líneas de ladera recurrentes en las paredes del desfiladero Melas Chasma en Valles Marineris, Marte. Imagen tomada por la Mars Reconnaissance Orbiter (NASA/JPL/Universidad de Arizona)

ACERCA DEL AUTOR

Jordi Aloy i Domènech
Físico y astrónomo con amplia experiencia en el mundo de la astronomía amateur. Miembro del Área de Ciencia, Investigación y Medio Ambiente de la Fundación "LaCaixa" y autor de numerosas publicaciones.