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El papel de la memoria en la creatividad según la neurociencia

Olvidar tiene mala fama. Cuando no recordamos algo, lo achacamos a nuestra mala memoria. Sin embargo, investigaciones recientes afirman que olvidar es una actividad esencial que complementa a la de recordar; borrando lo superfluo y lo específico, nuestro sistema nervioso nos abre a lo imprevisible. Olvidar hace sitio a lo nuevo, a la innovación. En una sociedad en la que las prótesis tecnológicas nos obligan a recordar personas y vivencias, surgen voces que defienden, desde la ciencia y la filosofía, el aspecto creativo y liberador del olvido.

La memoria resulta una parte fundamental de la creatividad en la medida en que la mente recupera piezas importantes de nuestra experiencia para crear nuevas soluciones. En las últimas décadas, el estudio de la memoria que se ha realizado a través de la neurociencia cognitiva ha avanzado significativamente. La neurociencia cognitiva es una disciplina de la ciencia que utiliza los datos aportados por pacientes con daño cerebral, técnicas de neuroimagen funcional, modelos computacionales e investigación con animales para entender cómo funciona el cerebro.

La memoria según la neurociencia cognitiva

Uno de los desarrollos más importantes en la neurociencia cognitiva de la memoria humana implica la utilización de  de técnicas de neuroimagen funcional como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética funcional (RM funcional). Estas técnicas nos ofrece una puerta de entrada al funcionamiento del cerebro.

La memoria es una habilidad que es útil para numerosos aspectos de la vida. Aprender nueva información y habilidades, almacenar y recuperar la información relativa a experiencias vividas o incluso modificar u olvidar estos recuerdos a lo largo del tiempo son funciones de la memoria que tienen un papel de adaptación a un entorno cambiante. De hecho, esta flexibilidad adaptativa de la memoria es lo que ha causado la fascinación de filósofos, psicólogos y neurocientíficos durante generaciones.

El aprendizaje es un proceso mediante el cual incorporamos nuevos conocimientos generados como resultado de las experiencias. En este sentido, la neurociencia cognitiva también estudia el efecto de la memoria en los procesos mentales que requieren actuar con creatividad. Y resulta que el aprendizaje y la memoria pueden no ser tan útiles como pudiera parecer.

El papel del olvido en la creatividad

A Isaac Newton se le conoce por una frase que escribió en una carta dirigida a Robert Hooke en el año 1676: «Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes». Se trata de una forma en la que Newton reconocía el valor de lo que había aprendido de otras personas. Según la neurociencia cognitiva, la memoria tiene un papel similar cuando hablamos de creatividad. De alguna manera, según esta teoría, las nuevas ideas nacen de viejas ideas y sin suficiente contexto o trasfondo puede ser imposible pensar en algo nuevo y verdaderamente innovador.

Sin embargo, hay algunas ocasiones en las que el conocimiento existente puede impedir encontrar soluciones adecuadas. Las ideas existentes, la memoria sobre situaciones pasadas, puede truncar la creatividad. Dicho de otra forma, la generación de nuevas ideas puede resultar más difícil o incluso contraproducente cuando éstas vienen de experiencias ya vividas. Esto se puede aplicar tanto en el contexto del arte, la ingeniería o la ciencia.

Por esta razón, como Carlos Vara menciona en su charla de Aquae Campus sobre neurociencia y memoria, una de las estrategias que puede favorecer la creatividad es precisamente el olvido. Si las viejas ideas se vuelven menos accesibles, aunque solo sea temporalmente, entonces puede resultar más fácil idear soluciones innovadoras.

Cómo generar nuevas ideas a través del olvido

Una de las mejores maneras de hacer fluir la creatividad es tomarse un descanso. Fijarse demasiado tiempo sobre una única tarea puede hacer más difícil la tarea de buscar soluciones nuevas e innovadoras. Al alejarnos de una tarea, la mente deja de fijarse en una sola idea o solución. Así, el cerebro se vuelve más receptivo a nuevos pensamientos que antes estaban limitados por la tarea. En el campo de la neurociencia cognitiva, este tipo de juego con la memoria se denomina incubación.

En definitiva, pensar y olvidar están estrechamente relacionados. Enfocar la atención en idear nuevas soluciones puede provocar el olvido de viejas ideas. Y esta capacidad para olvidar resulta vital para desarrollar la capacidad de pensar de forma creativa.

ACERCA DEL AUTOR

Carlos Vara

ACERCA DEL AUTOR

Carlos Vara

Doctor en Humanidades y licenciado en Biología. Investiga y escribe sobre estética, arte y procesos cognitivos desde perspectivas que integran la filosofía y las neurociencias. Ha publicado textos académicos en medios nacionales e internacionales y publicaciones literarias.