La pandemia de la Covid-19 obligó a cerrar escuelas y universidades causando una disrupción sin precedentes en la educación mundial. Este parón supuso una gran pérdida en materia de aprendizaje para millones de estudiantes de todos los niveles educativos. Por ello, reforzar la educación de calidad es una prioridad para mitigar los efectos de la crisis en la ya conocida como Generación Covid-19.
El cierre de las escuelas para contener la propagación del virus Sars-Cov-2 afectó al 91% de la población estudiantil del mundo. La educación presencial se sustituyó por la educación en línea poniendo en evidencia una serie de carencias y desigualdades que ya existían antes de la pandemia.
La educación de calidad es un derecho y resulta clave para reducir la pobreza y la desigualdad. Por ello, en 2015 la comunidad internacional incluyó un objetivo sobre educación, el ODS 4, entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que deberían alcanzarse antes de 2030.
“La educación es la piedra angular de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que nos hemos fijado para 2030: si fracasamos en la educación, todo el edificio del desarrollo está condenado al fracaso”, declaró la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay.
Repercusión de la Covid-19 en el sistema educativo
La crisis socio-económica provocada por la pandemia está agravando las disparidades educativas en todo el mundo, y especialmente en aquellos más vulnerables. La pérdidas en materia educativa afectan a una generación bautizada como Generación Covid-19.
Esta generación engloba a aquellas niñas, niños y jóvenes a los que la pandemia les ha afectado de lleno en diferentes aspectos de su vida. Se estima que más de un tercio viven en situación de pobreza y el avance del coronavirus no ha hecho más que empeorar su situación, según el BID.
Un estudio realizado por la OCDE señala que la pérdida de aprendizaje conducirá a una pérdida de competencias. Si no se toman medidas drásticas sobre esto, se estima que el Producto Interior Bruto (PIB) disminuya hasta un 1,5% durante el resto del siglo.
La interrupción del aprendizaje ha menguado las oportunidades de desarrollo de miles de jóvenes
Según Naciones Unidas, alrededor de 23,8 millones de niños y jóvenes podrían abandonar la escuela o no tener acceso a ella como consecuencia de las repercusiones económicas por la pandemia. Además, se estima que un 40% de los países más pobres no han podido prestar apoyo a los alumnos en riesgo durante la crisis, con las desigualdades que esto acarrea.
Otra de las consecuencias que señala la UNESCO es que la interrupción del aprendizaje ha menguado las oportunidades de desarrollo y perfeccionamiento de los estudiantes. El cierre de las instituciones educativas ha dificultado la prestación de determinados servicios, como el acceso a alimentos nutritivos en aquellas familias con menos recursos.
“Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas” alerta Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.
Una respuesta para potenciar la educación de calidad
El objetivo de la comunidad internacional es ahora evitar una catástrofe generacional en materia educativa. Tomar medidas sobre esta situación es la mejor forma de proteger los derechos de millones de alumnos e impulsar el progreso económico. La desigualdad debe ser el enemigo común a vencer por todos los organismos e instituciones internacionales.
A raíz de esta necesidad, nació la Coalición Mundial para la Educación de la UNESCO que tiene como objetivo ayudar a los diferentes países a proteger el derecho a la educación en medio de una pandemia mundial que hace tambalear sus cimientos. En respuesta a esto, plantea una serie de acciones y recomendaciones para salvaguardar la educación mundial:
La Covid-19 ha sumido al planeta en una de las mayores recesiones que se recuerda y cuyos efectos ya se hacen notar en las economías de todo el mundo. La presión fiscal por la crisis reducirá las partidas presupuestarias de ayuda internacional al desarrollo, donde se incluye el sector educativo, que ya comienza a verse relegado por otras prioridades.
La UNESCO plantea la necesidad de tomar medidas para mitigar las consecuencias a largo plazo sobre los niños y niñas, e insta a los países a incluir a la educación en los paquetes nacionales de estimulo junto a la sanidad o la protección social.
“Es fundamental que la educación esté en el centro de los esfuerzos internacionales de seguridad, desde la gestión de la deuda y las medidas de estímulo hasta los llamamientos humanitarios mundiales” afirma Guterres.
Los centros educativos deben desarrollar planes de contingencia para mitigar el impacto de la Covid-19 en el aprendizaje
Otro de los retos que se plantean es lograr una educación inclusiva que nos ayude a construir una sociedad más justa y equitativa. El profesorado juega un papel determinante en esta cuestión: deben contar con los conocimientos necesarios para que todos los alumnos tengan igualdad de oportunidades en su futuro más próximo.
“Lo que necesitamos es construir una escuela sólida, inclusiva, compensadora de desigualdades de origen, multilingüe y capaz de educar en competencia” asegura la Ministra de Educación de España, Isabel Celaá, en uno de nuestro podcast.
Por otro lado, los centros educativos deben ser capaces de desarrollar y aplicar planes de contingencia, así como programas educativos alternativos con el fin de mitigar los impactos que pueda ocasionar esta crisis sanitaria en la evolución del aprendizaje.
Desde la UNESCO animan a los representantes de los países a reimaginar sus sistemas educativos y de aprendizaje con el fin de garantizar una educación de calidad que elimine cualquier tipo de desigualdad entre los más jóvenes. Para lograrlo es necesario eliminar cualquier barrera tecnológica invirtiendo en infraestructura digital y reduciendo los costes de conectividad.
Esta crisis sanitaria nos ha dejado lecciones muy importantes en materia educativa como, por ejemplo, que la educación pública es una importante herramienta contra la desigualdad entre generaciones que debemos conservar y potenciar.
Aquae refuerza su compromiso por la educación
La educación de calidad y la promoción de oportunidades de aprendizaje son la base para mejorar nuestra vida y nuestro desarrollo sostenible. Un sistema educativo sólido ayuda a reducir desigualdades y construir sociedades más sostenibles.
Desde Fundación Aquae apostamos por impulsar la educación como palanca de cambio y de igualdad de oportunidades. Lo hacemos a través de nuestros proyectos y becas en los que garantizar una educación de calidad e igualitaria es la base de nuestro compromiso.
A través de nuestras becas apoyamos a estudiantes y profesores de todos los niveles educativos a poder continuar su formación gracias a nuestra colaboración con organizaciones como CERN, Fundación ONCE o OCDE.
Nuestra Cátedra Aquae de Economía del Agua es el claro ejemplo de que es posible el vínculo entre la experiencia práctica del sector privado con la investigación y docencia de las universidades. Gracias a esto, Aquae y UNED fomentan el talento dando prioridad a la formación e investigación en un marco nacional, europeo y global.
Y, gracias a proyectos como Aquae STEM, contribuimos a acabar con las desigualdades de género en las carreras científico-tecnológicas. Lo hacemos gracias a un programa educativo con el tratamos de incentivar el interés en las materias STEM entre las niñas de primaria.