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Conclusiones para un contrato social más justo

La pandemia acelera cambios disruptivos en la sociedad y las consecuencias que todo ello provoca constituyen una oportunidad para impulsar un nuevo Contrato Social. En suma, un pacto intergeneracional que sirva para reconectar con la sociedad, reforzar la igualdad de oportunidades, compartir obligaciones y redistribuir la riqueza de manera más equitativa.

Esta es una de las conclusiones del debate en el que han participado los dirigentes sindicales Cristina Antoñanzas (UGT), y Unai Sordo, (CCOO); la fundadora de Relathia y ex secretaria de Estado de Comercio, Elena Pisonero; el presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas, y los periodistas Ana Fuentes y Joaquín Estefanía.

El contenido de sus reflexiones puede escucharse en Conversaciones Aquae, los podcast de Fundación AQUAE conducidos por Mariola Urrea, que ha abordado en sus tres últimas ediciones el desafío que implica para todos abordar este nuevo pacto social, deteniéndose para ello en una descripción de las grandes retos para, a continuación, analizar el papel de los agentes implicados en el mismo y, más en detalle, la función de la educación como palanca de transformación social.

Todos los ponentes defienden la necesidad urgente de abordar ese nuevo Contrato Social y coinciden en que el relevante papel que la educación tiene para vencer las desigualdades ensanchadas con la multiplicación de brechas. Una educación –aducen– renovada, reformada, permanente y pensada para una sociedad digital y sostenible.

Un contrato social que garantice la igualdad 

Entre los argumentos que esgrimen los protagonistas de estas Conversaciones, destaca el de la igualdad de oportunidades como propósito para mejorar la equidad, y generar una ciudadanía más resiliente. En este sentido, todos señalan la educación como un factor estratégico y particularmente la formación profesional, así como la formación continua a lo largo de la vida, instrumentos óptimos para “superar la desigualdad, no solo de ingresos y riqueza, sino de oportunidades”, señala Antón Costas, presidente del CES.

“La educación es la primera forma de redistribución de la riqueza, una herramienta pre-distributiva, por lo que debe ser un servicio público estrechamente relacionado con las transformaciones sociales, que forme a ciudadanos con valores, libres y críticos”, manifiesta la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas. En su opinión, “debería haber un gran pacto para conseguir que (la educación) sea una palanca de cambio y que sirva como nexo con el mercado de trabajo y la realidad”.

Ese fundamento educativo es imprescindible para refundar el Contrato Social en la coyuntura actual, marcada por la recuperación de la crisis provocada por la pandemia, pero también por los retos que provocan la globalización, el cambio climático, la digitalización, las brechas de género, etc. “Hay que entender el Contrato Social como un acuerdo, un compromiso para repartir bien los riesgos y las oportunidades de la economía de mercado entre empresas, estados y trabajadores. La crisis pandémica ha dejado al descubierto desafíos anteriores que ahora se intensifican: la digitalización, el cambio climático, la elevada desigualdad que se ha incrustado en nuestras sociedades… Si no hacemos un nuevo reparto más equilibrado de riesgos y de oportunidades, mi pronóstico es un horizonte conflictivo tanto desde el punto de vista social como político”, apunta Antón Costas.

Entendiendo la educación como principal mecanismo para la equidad en una sociedad digital, Elena Pisonero señala: “Si realmente queremos promover una sociedad más justa y equitativa tenemos que reforzar la igualdad de oportunidades, y eso empieza por la educación, pero no una educación para una sociedad industrial, que ya hemos superado, sino para una sociedad digital y tecnológica. Ese es el gran desafío”.

En esa línea, apunta también la periodista Ana Fuentes, “el foco para articular el nuevo Contrato Social debe estar en los jóvenes, en la injustamente llamada generación de cristal, que es el futuro” y aboga por “reforzar la alianza entre sector público y privado para generar un dialogo más virtuoso que dé salida y mejores respuestas a las necesidades de capacitación que tenemos no solo en términos de empleo sino también de ciudadanía”.

Por su parte, Unai Sordo, secretario general de CCOO, apuesta por la formación permanente y entiende la educación como “una política clave y no solo para sembrar conocimientos y gestar habilidades, sino como un espacio para generar ciudadanía” y “recuperar el concepto de lo colectivo”. Para el periodista Joaquín Estefanía, “es el momento de hablar de una gran transformación para resituarse en la realidad que vivimos. Y la Formación Profesional dual es la herramienta”.

Fondos europeos y reforma fiscal

En cuanto a cómo financiar las exigencias de este nuevo Contrato Social, los ponentes coinciden en que, además de aprovechar la oportunidad de los fondos europeos, es necesario acometer una reforma fiscal de calado, “fundamental para financiar estas transformaciones y los efectos de la crisis y la pandemia”.

Como recuerda Joaquín Estefanía, “los impuestos no solo sirven para financiar nuestras necesidades, son también una herramienta de redistribución de la riqueza”. En este sentido, apuesta por “tener unos mínimos impuestos comunes en todo el mundo para acabar con los paraísos fiscales y con las termitas fiscales que están socavando la recaudación de los estados”.

Fundación AQUAE, firmemente comprometida con el futuro del planeta, hace de Conversaciones Aquae un foro de exposición y debate en el que expertos y profesionales de diversos ámbitos reflexionan sobre temas de interés social y acercan a los oyentes los últimos avances, novedades y curiosidades de la ciencia, la investigación y la formación.


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