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Los beneficios de vivir junto a grandes superficies de agua

¿Alguna vez has oído hablar de los espacios azules? Son todos aquellos que nos acercan al agua y que cuentan con múltiples beneficios para nuestra salud. Clara García, divulgadora científica y youtuber de Cerebrotes, nos cuenta más sobre este tipo de espacios y la importancia de protegerlos.

Los espacios azules son todos aquellos espacios al aire libre —ya sean naturales o artificiales— que cuentan con agua de manera prominente y son accesibles para los humanos de manera próxima (estando en, dentro o cerca del agua) o virtual (pudiendo ver, escuchar o sentir de otra manera el agua) (Grellier et al. 2017). Esto incluye desde los océanos, hasta las fuentes ornamentales que se suelen encontrar en las áreas urbanas, pasando por los ríos y lagos, entre otros.

¿Y por qué son importantes para el ser humano? Porque se ha comprobado que el contacto con la naturaleza tiene un efecto positivo en nuestra salud física y mental, desde una menor prevalencia de depresión, menor estrés y también una mayor capacidad de concentración.

Así, vivir cerca de grandes superficies de agua tiene un efecto positivo para nuestra salud. De hecho, algunos estudios sugieren que visitas diarias a la costa podrían estar asociadas con una mayor disminución de los niveles de estrés y con un mayor grado de emociones positivas comparado con visitas a espacios verdes. Aunque hay que decir que los efectos beneficiosos para nuestra salud no son exclusivos del mar, sino que también otras superficies grandes de agua, como ríos y lagos, tienen un efecto positivo en nuestra salud. De todo esto nos viene a hablar en esta Master Class, Clara García, la divulgadora científica y youtuber, que se encuentra tras el perfil Cerebrotes.

La relación entre los espacios azules y la salud

Los espacios azules tienen un efecto positivo en la salud pública, incluyendo una reducción en la tasa de mortalidad y también, una mejora en la salud física y mental. Para explicar esta relación entre espacios azules y salud, los investigadores han propuesto cuatro mecanismos principales.

En primer lugar, vivir cerca de espacios azules puede promover la actividad física. Quizás sea más fácil que te apetezca más ir a correr o a caminar en un parque que tenga un lago, o que, si estás cerca del mar, además de nadar, te apetezca jugar, por ejemplo, al voleibol.

En segundo lugar, la exposición a espacios azules puede mejorar nuestros niveles de restauración. Pero ¿a qué nos referimos exactamente con restauración? Pues tiene que ver con la recuperación del estrés, de la ansiedad, de un estado de ánimo bajo, es decir, sería un indicador de bienestar psicológico. Y algo a tener en cuenta, es que unos niveles de estrés elevados están asociados a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

El tercer mecanismo que se ha propuesto es que los espacios azules pueden contribuir a un medio ambiente más saludable al ayudar a mejorar la calidad del aire.

Y en cuarto lugar, se cree que los espacios azules pueden promover la interacción social, es decir, a juntarse con otras personas, con amigos, con vecinos, etcétera. Y ya sabemos que la interacción social es algo muy importante para nuestra salud mental.

¿Y en qué nos basamos?

Recientemente se ha publicado un estudio que realizaba una revisión sistemática de la literatura científica respecto a este tema.

Pues bien, los investigadores detectaron que, efectivamente, vivir cerca de un espacio azul estaba asociado con una mayor actividad física. Además, comprobaron que cuánto mayor eran los espacios azules dentro de una misma región geográfica mayor actividad física se realizaba por sus habitantes, pero no sólo eso, también con unos mayores niveles de restauración. Es decir, llegaban a concluir que no es lo mismo tener un pequeño estanque cerca de casa que tener un enorme lago que te dé la posibilidad de ir a correr, a pasear, ir en bici, etcétera.

Y en cuanto a los otros dos mecanismos antes mencionados, los autores de este estudio explican que hay una clara evidencia de que los espacios azules pueden mejorar la calidad ambiental, pero también es cierto que no hay suficientes estudios para incluirlos en este metanálisis. Sin embargo, el efecto vinculado a la interacción social no está del todo claro. Así que vemos que de momento existe más evidencia a favor de las dos primeras hipótesis.

Es decir, que los espacios azules ayudarían a que nos apetezca hacer actividad física y que además nos ayudan a relajarnos, a bajar esos niveles de ansiedad, estrés, etcétera.

Por lo tanto, estos estudios nos llevan a pensar que es fundamental proteger estos espacios azules, recuperar los que se han visto perjudicados por el ser humano propiciando su deterioro. Además, en los últimos años se está observando en cuestiones arquitectónicas, la introducción de estos espacios en nuestras ciudades en forma de fuentes o pequeños embalses, potencia y mejora nuestra salud.

Para ello las ciudades deben contar con un plan integral de renaturalización; que estén pensados para todos sus ciudadanos, que consigan que zonas verdes y azules estén interconectados, mejorando los ya existentes, con distintos usos y para diferentes edades, con lo que se conseguirá potenciar la salud mental y la física de todos los vecinos del municipio.

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ACERCA DEL AUTOR

Clara García
Clara García es bióloga y doctora en Neurociencia por la Universidad de Barcelona. En su última etapa del doctorado decidió embarcarse en la comunicación científica y fue cuando lanzó Cerebrotes, un proyecto de divulgación científica a través de la redes sociales. En sus charlas y escritos combina la ciencia con el desarrollo personal con el fin de acercar al público al ámbito científico de una forma amena y entretenida.