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Los humedales: una solución natural contra el cambio climático

Los humedales son parte de nuestro patrimonio natural. Protegen nuestras costas de la acción de las olas, reducen los impactos de las inundaciones, absorben contaminantes y mejoran la calidad del agua.

Los humedales son una superficie plana inundada de agua de forma permanente o intermitente. Esta presencia de agua permite que el suelo se sature quedando desprovisto de oxígeno y dando lugar a un ecosistema único.

Este tipo de entornos están considerados como patrimonio natural. Y es que los humedales son  los sumideros de carbono más efectivos de nuestro planeta. Así lo afirman desde la Convención de Ramsar. Se trata de un hábitat único y vital para muchos seres vivos.

Los humedales y el cambio climático

Para entender por qué es importante conservar los humedales hay que comprender la estrecha relación que existe entre los humedales y el cambio climático en cuanto a que son un medidor importante de la evolución de este fenómeno a escala global; pero también porque son presentan como eficaces paliativos para frenar algunos de los peores efectos del calentamiento global.

El acuerdo de París reconoce el papel que desempeñan los humedales en la limitación de la cantidad de carbono en la atmósfera. Son una solución natural fundamental para el desafío más abrumador al que nos enfrentamos: luchar contra el cambio climático y limitar el calentamiento global por debajo de los 2ºC.

Por un lado, las turberas cubren solo el tres por ciento de nuestro mundo. Sin embargo, almacenan casi un tercio de todo el carbono terrestre. Esto es el doble que todos los bosques del mundo. Y por otro lado, los humedales costeros como las marismas, los manglares y los lechos de pastos marinos son otros de los ecosistemas más densos en carbono.

Además, los arrecifes de coral y los manglares absorben el impacto de las tormentas y los tsunamis en las zonas costeras. Sin embargo, en las zonas de interior, estos entornos absorben la lluvia, reducen las inundaciones y retrasan la aparición de sequías. Estas funciones los convierten en ecosistemas esenciales para mitigar los efectos climáticos y contribuyen a la resiliencia climática.

La desaparición de los humedales

Sin embargo, hay una situación de gran preocupación con respecto a los humedales. Y es que su pérdida y degradación pueden revertir su naturaleza. Al ser sumideros naturales de carbono cualquier alteración en sus ecosistemas puede suponer una contribución al calentamiento global.

La quema y el drenaje de las turberas representa una décima parte de las emisiones anuales de combustibles fósiles. Su degradación de los humedales contribuye a casi una cuarta parte de la liberación mundial de metano.

En los últimos 45 años, más de un tercio de todos nuestros humedales se han perdido. Actualmente, los humedales siguen desapareciendo tres veces más rápido que los bosques.

En 2018, los integrantes de la Convención de Ramsar sobre Humedales acordaron medidas que protegen, restauran y gestionan de manera sostenible las turberas y los ecosistemas costeros. Esto se realizó como reconocimiento del importante papel de los humedales en la mitigación y adaptación al cambio climático.

Es necesario concienciar de la necesidad de una acción global y conjunta de todos los agentes implicados en la lucha contra el cambio climático. Solo de esta forma será posible conservar y restaurar los humedales para que sigan siendo una parte esencial para paliar sus efectos.

Porque los humedales son esenciales para el bienestar humano y  el crecimiento económico inclusivo. Proporcionan agua para el consumo humano y la agricultura. Protegen nuestras costas y ayudan a lograr que las ciudades sean más seguras y resilientes.

Además, estos ecosistemas mantienen la biodiversidad y la abundancia de la naturaleza. Los humedales ofrecen incontables beneficios y servicios. Todos estos motivos explican por qué es tan importante conservarlos.

Los 5 humedales más importantes de España 

Los humedales son zonas de transición entre ecosistemas terrestres y acuáticos, según explican desde la Convención sobre Humedales. Estos son algunos de los principales humedales presentes en España según Ramsar:

  1. Parque Nacional de Doñana: está situado entre Huelva y Cádiz. Es uno de los más extenso de Europa y acoge durante el invierno a numerosas especies de aves acuáticas.
  2. Tablas de Daimiel: está  situado en la provincia de Ciudad Real y se genera ante el desbordamiento del los ríos junto con la escasez de pendientes. Se trata de un entorno de gran diversidad de gran riqueza faunísticas y botánicas.
  3. Delta del Ebro: es un espacio protegido situado en la desembocadura del río Ebro perteneciente a la provincia de Tarragona. Este río es uno de los más importantes de la Península Ibérica por su caudal. La salinidad es una de sus principales características que favorece al cultivo en la zona.
  4. Albufera de Valencia: es un espacio natural protegido de gran valor ecológico. En este entorno se pueden ver especies en peligro de extinción como son el fartet o el samarugo.
  5. Santoña: ubicado en Cantabria, este enclave es el punto de encuentro de multitud de especies de aves que migran desde el norte y centro de Europa hacia tierras más cálidas donde pasar el invierno.

Más allá de España, existen otros países que están realizando acciones para proteger estos ecosistemas únicos. Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia están restaurando intensamente las turberas nórdico-bálticas para ayudar a regular el cambio climático y restaurar la biodiversidad. La pérdida de casi la mitad de estas turberas produce aproximadamente una cuarta parte de las emisiones anuales de CO2 de la región.

En Asia, se calcula que el beneficio de los manglares del sur de Tailandia en materia de protección frente a las tormentas equivale a 10.821 dólares de los EE. UU. por hectárea. Y por su parte, Indonesia se ha comprometido a restaurar dos millones de hectáreas de turberas en respuesta a los devastadores incendios de 2015-2016, causados por la sequía y el drenaje de las turberas.