Sembrando Oxígeno

5 años de la reforestación de Pego

Cinco años después de haber puesto en marcha con Hidraqua la recuperación de 8 hectáreas de superficie forestal en Pego (Alicante), hemos querido revisar nuestra actuación y comprobar si se están logrando los objetivos que establecimos hace un lustro.

En mayo de 2015, un terrible incendio devoró 1.700 hectáreas de superficie forestal en el municipio alicantino de Pego. Como respuesta a este devastador suceso, en diciembre, decidimos intentar paliar la problemática surgida en la montaña alicantina. Plantamos 5.000 árboles de especies autóctonas y resilientes para recuperar 8 hectáreas de la superficie calcinada y estimamos que este nuevo bosque compensaría cerca de 150 toneladas de CO2 en los próximos 30 años.

Surgía así Sembrando Oxígeno, un proyecto que, desde su nacimiento, ha contribuido al equilibrio ambiental, plantando árboles en zonas calcinadas o que necesitan regenerarse, y que, a su vez, contribuye a la lucha contra el cambio climático, compensando CO2.

Vista general de las labores de reforestación de Pego en el marco de Sembrando Oxígeno

“Este proyecto es fruto del compromiso social y medioambiental de Hidraqua con los municipios en los que presta servicio en la Comunitat Valenciana y se ha desarrollado gracias a la colaboración público -privada entre su fundación, Fundación AQUAE, y el Ayuntamiento de esta localidad.  Asimismo, el éxito alcanzado nos ha llevado a poner en marcha nuevas acciones de Sembrando Oxígeno, como la que iniciaremos a finales de este año en el municipio de Beneixama” destaca Jordi Azorín, director general de Hidraqua.

El mantenimiento anual de la zona nos permitía ser optimistas con los resultados, pero cumplidos ya esos cinco años era necesario revisar su estado y asegurar que se estaban cumpliendo las previsiones.

Evolución de los primeros años de plantación

La plantación de Pego, que hemos realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Pego, está compuesta de diferentes especies de árboles, seleccionadas con mimo y siguiendo unos criterios que aseguren su crecimiento: son autóctonas, para contribuir a recuperar el paisaje anterior de la zona; son especies con capacidad rebrotadora, para adaptarse al cambio climático o posibles incendios; y las especies frugales y arbustivas, o arbolillos son el complemento perfecto del resto de arbóreas que forman parte de la actuación.

Teniendo en cuenta estos criterios, en un principio, decidimos que la plantación estuviera compuesta por encinas (Quercus ilex) y coscoja (Quercus coccifera). Una vez seleccionadas estas especies estudiamos la temperatura media de la zona y las previsiones de precipitación que nos ayudó a escoger las fechas más adecuadas para su siembra y plantación.

Durante los primeros tres años de actuación, los trabajos de mantenimiento fueron fundamentales, ya que, en la fase inicial, los árboles, recién plantados, son mucho más sensibles a la sequía estival, propia del Mediterráneo. Estas labores estuvieron centradas en la reposición de marras, sustitución de plantas en mal estado por nuevas especies, y en la reducción de competencia que pudiese dificultar la recuperación de la zona.

Hacemos balance de nuestra reforestación en Pego

En diciembre de 2016, y aprovechando la época de precipitaciones en la zona, plantamos las encinas. Las características y las propiedades del terreno provocaron que estas especies necesitaran un cuidado y seguimiento especial. Y es que, en este primer año, nuestras previsiones no se cumplieron y la sequía marcó los meses posteriores a la plantación. Esta situación provocó que parte de las plántulas sembradas no se desarrollarse con normalidad.

En otoño de 2017, introdujimos más encinas en la zona para compensar así la mortalidad del año anterior. Además, se limpió las malas hierbas crecidas alrededor de estos árboles con el objetivo de asegurar su crecimiento al disponer de más recursos de agua, luz y nutrientes. En 2018, volvieron a repetirse estas acciones. Pero, tras tres años de especial dedicación a esta especie, la escasez del suelo tras el incendio y la irregularidad de las precipitaciones provocaron una elevada mortalidad en éstas.

Ante esta vulnerable situación de la especie, en 2019, se solicitó a la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la introducción de nuevas especies frugales con el fin de asegurar los objetivos de compensación de carbono marcados al inicio del proyecto. Estas fueron: 1000 ejemplares de pino carrasco, 50 de algarrobo y 50 de ciprés común.

A pesar del problema que sufrieron las encinas, logramos que la mortalidad de esta especie tan solo represente un 5% del total de la plantación. Un dato que ratifica la buena elección que hicimos en 2019, al introducir nuevas especies que se han desarrollado según lo previsto.

Cinco años de trabajo conjunto

Desde el inicio de la reforestación, hemos acudido anualmente a la zona para monitorizar el desarrollo y evolución de la plantación realizada en Pego. Y cinco años después, hemos realizado un muestreo sistemático por parcelas para obtener un balance de nuestra actuación.

Y hasta el momento es muy positiva. Y es que la masa introducida continúa evolucionando conforme a lo esperado, en términos de densidad, desarrollo y estado fitosanitario. En cuanto al número de árboles, la reforestación ya suma 2.355 árboles en la zona y su densidad media obtenida es de 301 plantas por hectárea. Con estos datos, podemos afirmar que la densidad total en Pego está comprendida entre 205 y 397 plantas/ha con un nivel de confianza del 90%.

Hacemos balance de nuestra reforestación en Pego

La evolución y crecimiento de las nuevas especies plantadas en 2019 – el pino carrasco, el algarrobo y el ciprés – ha superado nuestras expectativas. Así, a las encinas y coscojos iniciales se han sumado pinos, algarrobos y cipreses, menos exigentes y de crecimiento más rápido, que han enriquecido el proyecto.

“Nuestros árboles no han transformado aún el paisaje de Pego, pero su fisonomía ya no es negra y el verde empieza a asomar”, explica Francisco Martínez, responsable de Sylvestris, empresa que ejecutó la siembra promovida por Aquae, que atribuye el éxito al seguimiento continuado de la Fundación y su implicación en la reposición de especies.

Tras estos cincos años, es momento de continuar trabajando con la vista puesta en el futuro, pero, sobre todo, en los objetivos fijados y con los que contribuiremos a recuperar este paraje natural del municipio alicantino. Para lograrlo, y de la mano de Hidraqua, seguiremos realizando trabajos de desbroces selectivos para reducir la competencia arbórea y estimular el desarrollo de las especies introducidas en la plantación.

En los próximos cinco años, pondremos en marcha ayudas para el regenerado de especies, especialmente en algarrobos y encinas. Y, además, continuaremos con las labores de vigilancia y desarrollo de la reforestación. Porque somos conscientes de que los árboles, como todo ser vivo, requieren de especial atención y cariño.

A su vez, con Sembrando Oxígeno, estimamos compensar más de 800 toneladas de dióxido de carbono que reducirán en más de un 83% nuestro indicador de huella de carbono. Año a año, venimos recuperando masa forestal y repoblando zonas devastadas por incendios en diversas comunidades autónomas.

Cabe recordar que, gracias a a las plantaciones de 1.550 árboles autóctonos durante el 2020 hemos logrado, por tercer año consecutivo, el triple sello ‘Calculo+Reduzco+Compenso’ que otorga la Oficina de Cambio Climático del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Esto nos convierte en  la única fundación privada en nuestro país capaz de calcular, reducir y compensar su huella de carbono.