Historias del cambio
Una gallega que revolucionó los océanos
Aunque su sueño siempre fue ser médico, Ángeles Alvariño acabo convirtiéndose en una gran precursora en la investigación oceanográfica y mujer científica pionera en muchos aspectos. Fue la primera mujer que se embarcaba en un buque oceanográfico británico, hecho que le abrió la puerta a la comunidad científica internacional. Además, Alvariño siempre ha estado muy comprometida con los derechos de las mujeres y la igualdad de oportunidades.
Érase una vez, una mujer llamada… Ángeles Alvariño
El buque oceanográfico “Ángeles Alvariño” fue botado el 21 de febrero de 2011 en el Astillero de Armón Vigo. Está dotado de una avanzada tecnología para la investigación de geología marina, oceanografía física y química, biología marina, pesquerías y control medioambiental. Tiene una capacidad para 27 personas (13 tripulantes y 14 investigadores) y un nivel muy bajo de ruido radiado al agua, lo que permite trabajar a los científicos sin alterar el comportamiento natural de la fauna marina.
El nombre del buque rinde homenaje a la gran precursora en la investigación oceanográfica española y destacada científica internacional. Gracias a su minucioso estudio al microscopio de muestras biológicas procedentes de lugares muy alejados y diversos como los mares de Cortés (México) o del Sur de China, Ángeles Alvariño descubrió y describió de forma muy detallada 22 especies nuevas.
Estas investigaciones la convirtieron en una experta mundial de diferentes grupos de zooplancton marino (ese conjunto de diminutos organismos animales que sirven de alimento a especies más grandes en el océano). Pudo demostrar que la presencia de algunos de estos grupos son indicadores de masas de aguas concretas y corrientes oceánicas.
Aunque Ángeles siempre soñó con ser médico, su padre, el doctor Antonio Alvariño Grimaldos, se lo desaconsejó porque «no deseaba para una hija suya los sufrimientos y gran responsabilidad que trae consigo los trabajos y desvelos por aliviar el sufrimiento humano». Ante esta advertencia, se inclinó por las Ciencias Naturales. Comenzó sus estudios en Madrid en 1934, pero la guerra civil forzó una obligada suspensión, período en el que se casó y se dedicó a estudiar idiomas, algo que luego le ayudaría en su carrera, ya que la mayor parte de su trayectoria la desarrolló en Estados Unidos.
Sus investigaciones en zooplancton recorrieron el mundo
Esta ferrolana de Serantes (Galicia) fue una auténtica pionera en muchos aspectos, ya que Ángeles Alvariño fue oceanógrafa en una época apasionante para esa rama científica, pero complicada para las mujeres que querían labrarse una carrera profesional como académicas e investigadores.
Tras impartir clases en Madrid y luego en Vigo, donde obtuvo una plaza por oposición de bióloga marino-oceanógrafo para la sede del Instituto Oceanográfico, se publicaron sus primeros artículos y participó en numerosas investigaciones de gran trascendencia. Gracias a ello, se le concedió una beca del British Council, lo que le convirtió en la primera mujer que se embarcaba en un buque oceanográfico británico (el Sarsia).
Este hecho proyectó su imagen ante la comunidad científica española e internacional. Poco después recibió una subvención de la Comisión Fullbright para continuar sus investigaciones sobre zooplancton en el Instituto Oceanográfico Woods Hole de Massachusetts.
Fue en este instituto donde coincidió con la científica Mary Sears, presidenta del primer Congreso Oceanográfico de Estados Unidos y experta también en zooplacton. Mary, impresionada con la obra de la gallega, la apoyó y convenció para que se incorporara al Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla, California, donde continuó hasta 1970 investigando sobre plancton, corrientes y dinámica oceánica.
Allí analizó miles de muestras de zooplancton obtenidas en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Describió nuevas especies y revisó las ya conocidas. También estudió su distribución geográfica y ecología, relacionando la presencia de ciertas especies de zooplancton con las características de las aguas donde se encuentran, identificando de ese modo especies “indicadoras” de condiciones oceanográficas determinadas. Fue, por tanto, una adelantada en el análisis de indicadores biológicos de los ecosistemas marinos.
Como homenaje al Instituto Scripps, Ángeles le dedicó una nueva especie descubierta (Sagitta scrippsae), una indicadora de las aguas frías del Norte (Corriente de California) que se extendían en verano hacia el Sur.
Además, fue una extraordinaria taxónoma. Destaca su asombrosa capacidad para localizar, dibujar y describir las diversas especies de zooplancton, tanto por los detalles más minuciosos como por la elegancia y claridad de cómo lo escribía.
Los derechos de las mujeres científicas, una prioridad de Ángeles Alvariño
Su carrera alcanzaba ya límites estratosféricos cuando entró como Bióloga Investigadora en el Centro Científico de las Pesquerías del Sudoeste en 1970, donde estudió los recursos pesqueros de Estados Unidos y el potencial de sus caladeros hasta que en 1987 se jubiló. La oceanógrafa gallega nos legó más de un centenar de artículos científicos en revistas españolas, norteamericanas y sudamericanas.
También monografías, capítulos de libros y un libro sobre la historia de las expediciones científicas españolas. Colaboró con prestigiosas instituciones científicas, entre ellas la NOAA (Centro Nacional de la Atmósfera y el Océano de Estados Unidos). Después continuó su investigación como científica emérita hasta 1993, muriendo en California en 2005.
Pero, además, Ángeles Alvariño fue pionera en otros aspectos. Por ejemplo, siempre reivindicó los derechos de las mujeres científicas respecto a la igualdad salarial cuando trabajaba en Estados Unidos. Incluso puso una reclamación formal, solicitando que su salario fuera el mismo del de sus dos colegas varones.
Ángeles Alvariño ha reivindicado los derechos de las mujeres científicas y cuidado el idioma español a lo largo de su carrera
Y algo que pocos conocen de esta gallega es que cuidaba de una forma severa el idioma español. Siempre firmaba sus trabajos poniendo una tilde sobre la «n» en el apellido Alvariño, ya que la «ñ» en inglés no existe. Tampoco podía soportar que se utilizara de forma incorrecta, y si alguien se expresaba mal o cometía un error, Ángeles saltaba como un resorte y lo corregía, a veces incluso de una forma drástica. Indudablemente, era una mujer de carácter. Ella lo sabía y lo reconocía, sin complejos de ningún tipo. ¡Incluso realizó un detallado estudio sobre la expedición de Malaspina, discutiendo de ese modo que fuese la expedición científica que llevó a cabo Cook, la primera!
Su impacto en la bibliografía internacional es de unas 8,8 citas anuales para el período 1964-2008, un ratio ciertamente elevado. Por otro lado, el gobierno de Estados Unidos creó una enciclopedia sobre 1.000 científicos de todo el mundo en el 2007. Tan solo se nombran a tres españoles: Ramón y Cajal, Severo Ochoa y… Ángeles Alvariño.
Por todo ello, y por mucho más, la Real Academia Gallega de Ciencias celebró el 1 de junio de 2015, el Día de la Ciencia en Galicia con el homenaje por primera vez a una investigadora, la oceanógrafa Ángeles Alvariño.
Ángeles Alvariño, protagonista de MUJERES DE LOS MARES, de Ediciones del Viento.