Las colillas contaminan los océanos tanto como los plásticos
Son pequeñas pero terribles para el medio ambiente. Uno de los principales contaminantes de los océanos son las colillas de los cigarros. También las bolsas de plástico o las pajitas, como Fundación Aquae ha denunciado en otras ocasiones. En este caso, numerosas organizaciones ambientalistas se están uniendo para alertar de que dejar una colilla cerca del mar puede tener consecuencias desastrosas.
Pero este tema puede resultar más complicado de gestionar de lo que parece. La regulación del consumo del plástico es una realidad en muchos países comprometidos con la lucha por la preservación del medio natural. De hecho, muchas naciones en todo el mundo han prohibido las pajitas de plástico en las zonas de playa. En Estados Unidos, por ejemplo, California lidera la lucha por limitar el uso del plástico en las playas en todo el país.
Sin embargo, dejar colillas en el mar es una práctica habitual que carece de regulación. Una práctica que es muy perjudicial porque las colillas son uno de los elementos que contaminan los océanos. Lo que ocurre en los hábitats marinos recuerda a lo que pasa al arrojarlos al el inodoro con el sistema de saneamiento. Afortunadamente, hay ciertas organizaciones activistas que podrían cambiar las reglas del juego.
Por qué las colillas contaminan los océanos
Las colillas no solo contaminan las aguas de los océanos con su presencia. Las colillas de cigarrillos también acaban en los estómagos de los peces al ingerirlas. Al hacerlo, consumen las toxinas que tienen las colillas. Además del daño a los ecosistemas oceánicos y a los peces, no está de más recordar que el ser humano, después, ingiere esos peces.
Según el informe de Ocean Conservancy, desde los años ochenta ha limpiado cerca de más de 60 millones de colillas, que contaminan los océanos de todo el mundo. El número que todavía se encuentra en las aguas de los océanos supera al de cualquier otro tipo de residuo.
Las colillas poseen acetosa de celulosa, en esencia una forma de plástico, que resulta muy perjudicial para el medio ambiente. Porque los filtros tardan en descomponerse y, cuando lo hacen, liberan las sustancias contaminantes que han absorbido del humo: nicotina, arsénico, plomo… Elementos que acaban en los estómagos de los peces al consumir esas colillas, pensando que es alimento. Algo muy perjudicial para las especies marinas y, como decíamos, para el ser humano cuando consume pescado que ha podido ingerir esas sustancias.
Los filtros pueden tardar años en degradarse e, incluso mientras lo hacen, se descomponen en pequeños trozos de plástico, llamados microplásticos, que son un peligro cada vez mayor en las vías fluviales y los océanos. Las colillas de cigarrillos contaminan los océanos porque llevan una gran cantidad de materiales tóxicos que pueden ser dañinos para la vida marina.
Algunos datos sobre las colillas en el mar
- De los más de 5,6 billones de cigarrillos que se fabrican con este tipo de filtros, hasta dos tercios son arrojados al mar de forma irresponsable.
- En España se consume, aproximadamente, 32.800 millones de cigarrillos y los filtros del 15% acaba en las playas.
- Tardan una década en degradarse, pero en su proceso pueden ser ingeridos por los animales.
- Cada colilla puede llegar a contaminar entre 8 y 10 litros de agua marítima, y hasta 50 litros de agua dulce.
Playas sin humo en España
Galicia fue en 2017 una de las primeras comunidades autónomas en España en promover la prohibición voluntaria de fumar en las playas. La red gallega de playas sin humo consta de una veintena de playas donde fumar no está prohibido pero si desaconsejado. Varios ayuntamientos de las tres provincias costeras de Galicia –Pontevedra, Lugo y A Coruña–se han aliado con un objetivo común: evitar que las colillas sigan contaminando los mares y océanos.
Sin embargo, la iniciativa de momento no tiene un carácter sancionador. Se trata de un proyecto con fines divulgativos para concienciar a la ciudadanía de los efectos devastadores de que las colillas acaben en el mar.