El agua, afectada por la contaminación del aire
Los efectos producidos por la contaminación atmosférica son muy diversos en el planeta. El cambio climático, principal amenaza a la que nos enfrentamos, altera de manera radical nuestro medio ambiente produciendo todo tipo de efectos negativos a corto y largo plazo. El incremento de la temperatura global, el aumento de las sequías o los fenómenos metereológicos extremos son solo algunos de ellos. De entre todos ellos, algunos como la contaminación del agua pueden pasar desapercibidos.
Los efectos producidos por la contaminación atmosférica: la contaminación del agua
Analizamos las principales formas en que la calidad del aire puede influir en la del agua.
Black carbón y el deshielo de los glaciares
El carbono negro es un material compuesto por diminutas partículas sólida con un tamaño menor que el de un cabello humano. Este elemento que contribuye a la contaminación del agua se produce en los valles y ciudades como consecuencia de incendios de bosques, quema de pastizales. También como resultado de la contaminación de los vehículos, quema de residuos agrícolas, uso de biomasa o la utilización de combustibles fósiles. Se trata de un gas que contamina el aire que respiramos y que tiene efectos muy diversos. Entre ellos, el producido en el agua.
Una de las características del carbono negro reside en que absorbe la radiación solar, volviendo a emitirla en forma de calor en la atmósfera. Cuando estas partículas se encuentran sobre la nieve o el hielo oscurecen estas superficies. Este fenómeno produce un descenso de su reflectividad y un aumento en su absorción de calor. Como resultado, se produce una aceleración de los procesos de fusión cuando el carbono negro se ha adherido, principalmente, en las zonas bajas e intermedias de los glaciares.
Se trata de un gas que contribuye de manera directa al calentamiento global y al derretimiento de los glaciares con el aumento de las temperaturas. En este proceso también se produce la contaminación del agua. Un ciclo nocivo que comienza con la actividad del hombre al producir carbono negro y al emitirlo a la atmósfera, que es luego absorbido por la lluvia.
Alteración de las nubes y la lluvia
Aunque ha sido objeto de debate, parece demostrado que el carbono negro puede alterar las propiedades y la distribución de las nubes. También puede modificar su comportamiento, lo que repercute directamente en las lluvias. Las nubes, con una elevada cantidad de carbono negro, resultarían menos reflexivas de lo normal, ascienden a distintos niveles atmosféricos y alteran los ciclos de la lluvia y su localización.
Del mismo modo, el carbono negro, junto con otros gases, producen las llamadas nubes marrones. Estas poseen un gran impacto en determinadas regiones como el Ártico y Asia a través de cambios en los patrones de lluvia y de temperatura (influye en los monzones).
La ‘lluvia ácida’
De ahí proviene también la llamada lluvia ácida, producto de la acumulación de vapores y gases tóxicos. Las nubes recogen la contaminación emitida por el ser humano y, puntualmente, por causas naturales, y la devuelven en forma de agua contaminada durante las lluvias. Un agua que llega a los ríos y a los mares y que contribuye a contaminar su superficie.
Pero también tiene un gran efecto en los suelos, dada la erosión de los ácidos, dañando las tierras y los cultivos, alterando las cosechas y actuando, a su vez, en los cultivos: esos ácidos pueden introducirse en los alimentos. Pero también actúa sobre edificaciones, monumentos y esculturas que se encuentran al aire libre, no solo sobre la naturaleza.