Historias del cambio
Contra los microplásticos y los estereotipos
Te contamos la historia de Sara Purca, ingeniera pesquera y científica que recorre las costas de Perú, y por cuyo trabajo recibió en 2018 el Premio Nacional “Por las Mujeres en la Ciencia”: un reconocimiento -piensa- para ella y para tantas mujeres científicas que han realizado sacrificios y superado obstáculos y estigmas sociales.
Érase una vez, una mujer llamada… Sara Purca.
Esta ingeniera pesquera y científica nació en 1973 en Lima, y desde hace 14 años investiga los mares, sus costas y las especies que los habitan. Con filtros matemáticos y con radares del IMARPE (Instituto del Mar de Perú) vigila los cambios en el océano y sus especies. Intenta averiguar por qué cada verano es diferente, cómo son de intensos los fenómenos El Niño o La Niña en función de las variaciones de temperatura en la superficie del mar, y lo que ello conlleva. Observa las consecuencias del cambio climático y, lo que es más importante, intenta buscar soluciones.
Como recompensa inesperada, en 2018 le otorgaron el Premio Nacional «Por las Mujeres en la Ciencia», concedido por L´Oreal, Unesco y Concytec, «por su valioso aporte al desarrollo del Perú y el mundo». Para ella, el premio como mujer científica ha supuesto una gran responsabilidad: «Ahora debo difundir este mensaje de que la ciencia es un pensamiento libre, y que es tanto para las niñas como para los niños», afirma. Porque «es un reconocimiento para mi persona, pero también para la actividad de las investigadoras, biólogas e ingenieras del Perú. Hay muchas que han sacrificado su maternidad o la posibilidad de formar una familia por su trabajo. Es difícil equilibrar ambas cosas», añade Sara Purca.
También considera que, en lo que a las mujeres en la ciencia se refiere, existen algunos estigmas sociales que hay que combatir. «Desafortunadamente, todavía existen estereotipos sobre las mujeres en la ciencia. Piensan que las investigadoras son medias locas, descuidadas, feas, gordas o hippies. Creo que esto va a ir cambiando, pero siento que es algo con lo que siempre se luchará. Lo tomaremos deportivamente”.
Desafortunadamente, todavía existen estereotipos sobre las mujeres en la ciencia.
Desde hace cuatro años, recorre las playas del Perú de noche, acompañada por un equipo de compañeros también investigadores. Buscan micropartículas de plástico y, para ello, separan porciones de arena, retiran los residuos grandes y filtran lo demás, como si estuvieran tamizando harina, durante cuatro o cinco horas. Cuando empieza a clarear, los rayos se reflejan en unos diminutos trozos de plástico, algunos inferiores al milímetro, dibujando un bello arcoíris con el poder de destruir todo el ecosistema marino. “A veces llevo a mi hija Regina, de tres años, o a mi familia a limpiar playas, con la esperanza de que en el futuro no haya que hacerlo».
Los microplásticos y su riesgo para la salud
¿Cómo nos pueden afectar esos trozos tan pequeños? La explicación es sencilla: el hecho de que estos micropartículas de plásticos estén presentes en el agua de mares y océanos conlleva a que organismos, como el zooplancton o el fitoplancton, se alimenten de ellos y queden en sus sistemas. Y, de ese modo, introducirlo en la cadena trófica. El pez que se come el plancton, el hombre que se come al pez. Como resultado de este simple proceso alimentario, el ser humano lo irá acumulando en su interior a lo largo de su vida, ya que los jugos gástricos no pueden descomponerlo.
Sara Purca es consciente que las investigaciones son difíciles de explicar con un lenguaje sencillo, pero este proyecto considera que sí puede llegar a todos los públicos, algo fundamental si quieres que la ciudadanía se involucre y participe para alcanzar una solución. «Enseñamos fotos de las muestras que recogemos y eso hace que entiendan qué está sucediendo», explica. La idea es que los escolares, al recibir esta información, aprendan a hacerse preguntas. Y el mensaje que se les quiere transmitir es sencillo, pero difícil de cumplir: no uses plásticos innecesarios, o de un solo uso: «reutiliza, recicla y reduce», porque una parte irá al mar y afectará a todo el ecosistema. Incluido tú.