Muchas de las acciones que se realizan día a día ejercen un impacto negativo en el medio ambiente. La gran mayoría de ellas son actos reflejos que se realizan de manera inconsciente. Además, existe un gran desconocimiento respecto a los efectos devastadores que pueden tener en nuestros ecosistemas. Verter aceite por el fregadero o tirar medicamentos al agua son dos claros ejemplos de acciones sencillas que contaminan nuestro medio ambiente. En este artículo nos centraremos en el impacto de los fármacos en el medio ambiente. Además, abordaremos cómo se está intentando eliminar algunos como los antibióticos de los ecosistemas.
Contaminación del agua y los ecosistemas
En ellos se incluyen tirar sustancias como medicamentos, productos de higiene personal, drogas ilícitas… muchas de las cuales no consiguen eliminarse en los procesos de depuración de aguas tradicionales. Al no poder neutralizarse, entran en las cadenas tróficas y alteran las comunidades microbianas. En particular, fármacos los antibióticos pueden acceder a los ecosistemas de manera sencilla y por muchas vías. Más allá de las aguas residuales, la ganadería intensiva utiliza de forma masiva antibióticos en los piensos para la cría de aves y ganado. Como consecuencia, gran parte del estiércol contiene altas concentraciones de dichas sustancias y pasan por filtración a los mantos freáticos. Este estiércol se usa con frecuencia como abono orgánico de suelos en la agricultura. Esto explica por qué una acción tan simple como tirar un medicamento al agua puede contaminar tanto el medio ambiente.
Antibióticos y medio ambiente
Lo más alarmante es que a raíz de la exposición continua, los microorganismos pueden adquirir genes de resistencia a antibióticos. Este fenómeno impacta notablemente en la economía y de salud pública de nuestra sociedad.
Los microorganismos son los principales responsables de la descomposición de la materia orgánica en la naturaleza. En particular, los hongos son microorganismos muy versátiles. Estos se adaptan a muchos ambientes y tienen la capacidad de transformar una gran cantidad de sustancias tóxicas. Los hongos extremófilos están adaptados a vivir en ambientes extremos, incluyendo aquellos que pueden vivir en ambientes altamente alterados por la contaminación. Estos hongos son capaces de resistir condiciones de bajo contenido en nutrientes y competir con otros microorganismos. Para sobrevivir, van desarrollando adaptaciones metabólicas para resistir esas condiciones.
Cómo eliminar los antibióticos de los ecosistemas
Nuestro proyecto “Frenando la entrada de antibióticos en los ecosistemas mediante hongos extremófilos”, galardonado con el Premio Innova Sostenible 2016 de la Fundación Aquae, se basa en el empleo de hongos poco estudiados, propios de zonas contaminadas, para tratar de frenar la entrada de antibióticos en los ecosistemas mediante la creación de una herramienta biotecnológica que permita degradarlos. Gracias al empleo de hongos bien adaptados a este tipo de ambientes podríamos desplazar al resto de comunidades microbianas. Esto será posible cuando escalemos los procesos de biodegradación a condiciones reales para una aplicabilidad real.
Este proyecto se desarrolla en el grupo de Microbiología Ambiental del Instituto Universitario de Investigación del Agua de la Universidad de Granada. Actualmente se encuentra en una fase inicial a escala de laboratorio. Estamos utilizando hongos ascomicetos aislados de una balsa contaminada con hidrocarburos, probando una gran batería de fármacos en condiciones de laboratorio. El objetivo consiste en conocer las posibles limitaciones degradativas de estas especies fúngicas. Nuestros resultados indican una alta eficacia en la degradación de diclofenaco, ciprofloxacino o carbamacepina. Nuestro siguiente reto será construir un biorreactor a escala laboratorio para comprobar su eficacia en condiciones que se aproximen a las reales. Es lo lograremos mediante el diseño y construcción de un prototipo a escala laboratorio. Gracias a este proceso, podremos aplicarlo en estaciones depuradoras de agua para frenar la entrada de antibióticos en los ecosistemas.