El ozono es un gas que afecta de forma positiva o negativa a los seres vivos y los ecosistemas según el lugar donde se encuentre. En las capas altas de la atmósfera, el ozono se comporta como un filtro para la radiación solar ultravioleta potencial responsable de causar daños en el ADN y aumentar el riesgo de cáncer de piel. Este filtro es lo que conocemos como capa de ozono, y está situado en la estratosfera, en una franja que va desde los 10 a los 50 kilómetros de altitud.
Sin embargo, también es posible encontrar ozono al nivel suelo, es decir en la franja habitable que conocemos como troposfera, por debajo de los 10 kilómetros de altitud.
El ozono situado en estas capas bajas de la atmósfera se comporta como un gas irritante, molesto para las personas y dañino para los tejidos vegetales. Sucede que no suele abundar de forma natural en estos lugares, sino que, determinadas actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, aumenta la presencia de ozono indeseado.
Para entender esta curiosa paradoja conviene conocer primero qué es el ozono, cómo se genera y dónde podemos encontrarlo; y las diferencias que existen entre el ozono estratosférico y el ozono troposférico.
Qué es el ozono y cómo se crea
El ozono (O3) es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno. El ozono estratosférico se forma por acción de la radiación ultravioleta, que disocia las moléculas de oxígeno molecular (O2) en dos átomos, los cuales son altamente reactivos, pudiendo reaccionar estos con otra molécula de O2 formándose el ozono.
¿Qué es la capa de ozono?
La capa de ozono es una franja de gas que protege la Tierra de los efectos nocivos de la radiación ultravioleta del Sol. La vida no sería posible sin ese escudo protector situado en la estratosfera.
En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal por el que gobiernos, científicos y la industria se comprometieron a trabajar juntos para eliminar el uso de los CFCs (compuestos clorofluorocarbonados) principales destructores de la capa de ozono.
Estos productos químicos se liberan principalmente a través de actividades humanas, como la fabricación de aerosoles, sistemas de refrigeración y aire acondicionado.
El Protocolo de Montreal sirvió para eliminar el uso de esas sustancias y encontrar sustitutos benignos. Ese acuerdo es tenido como un referente en la concordia internacional respecto al medio ambiente, en línea con el ODS 17 de la ONU referido a coordinación y alianzas, y como un precursor de otros acuerdos como los referidos al CO2 y el cambio climático.
Desde la firma del Acuerdo de Montreal la capa de ozono ha empezado a recuperarse lentamente. Dada la larga permanencia de los CFCs en la atmósfera, el proceso de regeneración de la capa de ozono iniciado en los años 80 del siglo XX llevará décadas y no será hasta mediados del siglo XXI cuando la estratosfera empiece a liberarse del efecto dañino de estos gases generados por el ser humano.
Cómo se forma el ozono troposférico
El ozono troposférico, a menudo definido como «ozono malo» en contraposición al ozono estratosférico beneficioso de la capa de ozono, es un contaminante del aire que se encuentra a nivel del suelo en la troposfera, la capa más baja de la atmósfera terrestre.
El ozono troposférico se forma cuando los precursores químicos, como los óxidos de nitrógeno (NOₓ) y los compuestos orgánicos volátiles (COV), reaccionan en presencia de luz solar. Estos precursores provienen de diversas fuentes humanas y naturales, como la quema de combustibles fósiles, la emisión de vehículos, la industria y procesos naturales como los incendios forestales. En ciudades grandes, con mucho tráfico rodado y de clima soleado, este efecto es más notorio y provoca ya alertas que las autoridades transmiten a la población cuando se genera una alta concentración de gas en la superficie.
Los problemas que causa el ozono troposférico, o el ozono que se crea a nivel del suelo son variados:
Para rebajar los niveles de ozono troposférico, se requiere reducir las emisiones de compuestos precursores como los óxidos de nitrógeno (NOₓ) y los compuestos orgánicos volátiles (COV). Esto podría requerir establecer regulaciones más estrictas de la calidad del aire, promover tecnologías más limpias y fomentar un transporte y una producción industrial con menor impacto ambiental.