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El origen y evolución de las ballenas

Volvemos a recorrer el origen de la vida sobre la Tierra. En esta ocasión nos sumergimos en las profundidades oceánicas para conocer los orígenes de uno de los animales más grandes de nuestro medio acuático: los cetáceos. Francesc Gascó, @El_Pakozoico, nos descubre las criaturas marinas cuya evolución dieron lugar a lo que hoy conocemos como ballenas.

Descubrimos las especies más impresionantes de la era Paleozoica en “Las criaturas acuáticas extintas más extrañas” y asistimos a un enorme desfile de reptiles marinos que surgieron durante la era Mesozoica (más conocida como la era de los dinosaurios) en “Los reptiles extintos que reconquistaron el medio marino”. Ahora, continuamos este viaje adentrándonos en los océanos, conociendo el origen de las ballenas y descubriendo al gran depredador del mar, el megalodón, cuya extinción supuso el primer paso para el desarrollo de los cetáceos.

Como bien expresa Pakozoico, “una extinción puede ser un momento de oportunidad para otras especies”. Y esto fue lo que ocurrió con los cetáceos. Tras la extinción ocurrida a finales del cretácico, dio comienzo la era de los mamíferos que volvió a llenar los océanos de vida. Entre las especies marinas que surgieron se encuentran las ballenas.

El origen de las ballenas

Gracias al registro fósil, hemos podido conocer el proceso de aparición de los cetáceos, y de muchas otras especies, asegura el paleontólogo Francesc Gascó. En 1981 se publicaron los restos de un mamífero del océano al que llamaron Pakicetus. Su cráneo fue la base para construir las primeras aproximaciones a su morfología, pero fue en 2001 cuando se publicó más material acerca del esqueleto de este animal.

El Pakicetus es una especie de mamífero cuadrúpedo, es decir, que andaba sobre cuatro largas patas; poseía un hocico alargado y una boca provista de incisivos, caninos, premolares y molares; un cuello móvil y una larga cola. Pero… ¿Qué tenía de especial?

En primer lugar, sus dientes que, gracias a un estudio de éstos, se pudo extraer que se alimentaba de pescado y de otros mamíferos de menor tamaño. En segundo lugar, sus ojos, situados en la parte superior del cráneo, habitual en animales con un modo de vida anfibia como los cocodrilos. Y por último, su estructura ósea, mucho más maciza de lo normal. Esto le permitía hundirse en el agua y mantenerse en equilibrio mientras se desplazaba en ella.

«Fue su oído adaptado al medio acuático lo que llevó a afirmar que se trataba de una primitiva ballena», asegura Pakozoico. Y es que el Pakicetus poseía una bulla auditiva muy gruesa que aislaba el oído medio, así como un pequeño foramen en la mandíbula inferior. Esta característica ya se observa en los cetáceos actuales.

El origen de las ballenas también puede verse en el Ambulocetus, una especie extinta de cetáceos primitivos que poseía la capacidad de moverse con facilidad tanto en tierra como en agua. Su aspecto era muy parecido al cocodrilo tanto por el cráneo como por sus extremidades, aunque en este caso, las patas traseras parecían estar adaptadas al nado.

Sin embargo, es en los Basilosaurus donde ya podemos ver el aspecto de ballena tal cual lo conocemos en la actualidad. Esta especie de cetáceo primitivo ya muestra grandes adaptaciones al medio acuático diferenciándose de los ejemplares actuales únicamente en sus dientes.

«Estos cetáceos primitivos se clasifican dentro de los arqueocetos, que significa ‘ballenas antiguas’, mientras que los cetáceos actuales se dividen en misticetos – las ballenas con barbas – o los odontocetos – que son aquellas que poseen los dientes como los nuestros-«, explica Gascó.

El megalodón: el gran depredador marino

Estas ballenas primitivas no eran las especies más grandes del fondo marino. «Parecía que alguien ya ocupaba este puesto y no dejaba crecer al resto a su antojo», expresa Pakozoico. Lo cierto es que, por el mioceno, existía un depredador marino gigante: el megadolon, más conocido como tiburón gigante.

El megalodón alcanzaba los 20 metros de longitud y habitó en lo mares templados y cálidos desde el mioceno. Es el mayor depredador acuático que ha existido en la Tierra. Este tipo de tiburones tienen un cuerpo cartilaginoso que impide su fosilización y que, por tanto no se conozca con exactitud su morfología y evolución. Hasta el momento, la información que sabemos ha sido gracias a la conservación de sus dientes y algunas de sus vertebras.

La presencia del megalodón en el fondo marino mantuvo al resto de depredadores acuáticos en un tamaño más modesto hasta finales del plioceno. Una drástica bajada de las temperaturas en esta era, hace dos millones de años, hizo que el megalodón desapareciera.

La extinción del megalodón fue un paso más en el origen de las ballenas tal y como las conocemos hoy en día. Su desaparición supuso una oportunidad para que los cetáceos se desarrollasen. Y es que en la actualidad, la ballena azul es el animal más grande que existe  y se sitúa entre los más voluminosos que han existido en la Tierra.

«Ahora los cetáceos se han convertido en los reyes de los océanos, pero su reinado está en peligro por la acción humana», sostiene Francesc Gascó. Debemos ser capaces de revisar nuestras acciones para hacer de nuestro planeta un lugar más sostenible y repleto de vida.

¡Dale al play y conoce la historia de estos impresionantes animales marinos! 

ACERCA DEL AUTOR

Francesc Gascó
Es licenciado en Biología por la Universitat de València  y Doctor en Paleontología por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2006, se dedica a la divulgación científica en su canal de Youtube Pakozoiko. Además, Francesc investiga sobre paleohistología de arcosaurios fósiles en el Grupo de Biología Evolutiva de la UNED.