Historias del cambio

Frenar la despoblación para lograr recuperar los ecosistemas terrestres

Los bosques y sus ecosistemas son el sustento de la población mundial. Cuidarlos y protegerlos debe ser nuestra prioridad. Porque si logramos entornos sostenibles, estos nos permitirán ser más resilientes al cambio climático. En esta Historia del Cambio abordamos cómo la despoblación afecta a la salud de los ecosistemas y algunas de las iniciativas que tratan de frenar esta situación.

Con la vista puesta en la Agenda 2030, los Estados Miembros de Naciones Unidas aprobaron una serie de objetivos sostenibles. El ODS 15 dice: “Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”.

Los bosques son esenciales para la vida en el planeta tal y como la conocemos. Cubren el 30% de la superficie terrestre, proveen hábitats cruciales a millones de especies y son una fuente importante de aire limpio y agua. Además, albergan a más del 80% de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos.

Cada año perdemos 13 millones de hectáreas de bosque.

La vida humana depende de la tierra y del océano. Alrededor de 1.600 millones de personas dependen de estos entornos para su sustento ya que solo las regiones montañosas proporcionan entre el 60% y el 80% del agua dulce de la Tierra. Sin embargo, y según estiman desde Naciones Unidas, cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosques y la degradación persistente de las tierras secas ha llevado a la desertificación de 3.600 millones de hectáreas, afectando desproporcionadamente a las comunidades rurales.

El problema de la despoblación 

Frente a esta situación, otro de los problemas que acrecienta la degradación de los ecosistemas terrestres es la despoblación. Al reducir el número de habitantes en las zonas rurales, también disminuye el volumen de personas que se dedican a las labores agrarias. Una situación que tiene como consecuencia una serie de riesgos medioambientales que no hace más que agravar la emergencia climática.

En los últimos años, más de 4 millones de hectáreas de tierra han sido abandonadas.

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), en España solo el 16% de la población vive en entornos rurales. Una preocupante cifra que evidencia la falta de recursos para mantener y proteger los espacios naturales que sustentan al resto de la población. Entre los efectos que produce la despoblación en el medio ambiente se encuentran el abandono de la gestión de la superficie terrestre y una mayor erosión de las tierras dedicadas al cultivo.

Frenar la despoblación es una forma de contribuir al ODS 14 Vida de ecosistemas terrestres. Te contamos algunas iniciativas en esta Historia del CAmbio

En los últimos 40 años, se han abandonado más de cuatro millones de hectáreas de tierras de cultivo y se han perdido más de dos millones de explotaciones ganaderas, según datos de Greenpeace. Además, más del 80% de los espacios forestales en España no tienen planes de ordenación, que garanticen preservar el monte y los bosques.

La gran dicotomía que envuelve la despoblación es el siguiente: las ciudades dependen del sector primario, y, sobre todo, de la agricultura y de la ganadería. Todo lo que se necesita en las ciudades, se genera en los bosques y en los pueblos que lo habitan. Pero los que no se dedican a esto, acaban marchándose a la ciudad a trabajar en los otros sectores.

La consecuencia es un proceso de despoblación en el entorno rural, produciéndose lo que ha venido a denominarse «la España vaciada». Y es que, según el Ministerio de Agricultura, la inmensa mayoría de los municipios españoles pierden población acentuando así el envejecimiento en estos lugares.

La ‘España Donante’ de Marta Corella

A pesar de que esa es la tendencia, no todo el mundo está de acuerdo con ello por lo que han surgido algunas iniciativas. Un ejemplo es la liderada por Marta Corella, alcaldesa del pueblo de Orea, una localidad montañosa de Guadalajara (Castilla-La Mancha). Su censo actual es de 181 habitantes. Marta nació en Orea y creció en él. Se fue a la ciudad a estudiar Ingeniero Técnico Forestal, pero echaba de menos su tierra y regresó. Ella ha acuñado el término «España donante» como contraposición a «España vaciada».

“No es la España vaciada, porque vivimos aún en ella. Nuestra España es donante porque produce y genera alimentos y productos de calidad. Es donante de recursos vitales como agua y oxígeno, espacios naturales, biodiversidad y recursos renovables. Es donante de sostenibilidad ambiental y de talentos que se fueron a trabajar a la ciudad”, argumenta Marta.

Los ecosistemas necesitan del esfuerzo de todos

El sector agrícola es parte de la solución, aunque no la única. Es necesaria una diversificación económica. Esto se recoge en la hoja de ruta para la Europa rural del 2040 que ha elaborado la Comisión Europea, y que propone un gran Pacto Rural – junto a un Plan de Acción Rural – que dote a las áreas rurales de servicios básicos esenciales y de transportes que les proporcione de mayor fortaleza, resiliencia, autonomía y una conectividad, por ahora incipiente.

La conciencia ambiental es el primer paso para proteger la naturaleza

Además, es fundamental que las nuevas políticas de desarrollo rural y las agroalimentarias vayan dirigidas de manera muy especializada a un público objetivo: la juventud, los que van a heredar la tierra. Hay que, además de ofrecerles políticas reales, hacer que amen la tierra, el pueblo, el medio rural.

Otra de las cuestiones necesarias para avanzar hacia un futuro más sostenible es la conciencia ambiental. Ser conscientes de la importancia de proteger el medio natural es el primer paso para encontrar soluciones que nos ayuden a mitigar los efectos del cambio climático. Por esto, y con el fin de conocer actuaciones que contribuyen positivamente a la conservación de la naturaleza y la biodiversidad, Fundación Aquae ha puesto en marcha ‘Encuentros para la Biodiversidad’. Un espacio en el que descubrir iniciativas que promueven la creación de nuevos hábitats y que fomentan la sucesión ecológica para conformar ecosistemas perdurables.

La bióloga y divulgadora ambiental Mónica Fernández-Aceytuno es la conductora de este espacio y, junto a profesionales y expertos, analizan las acciones que se desarrollan en distintas localizaciones de la geografía española.  Las Lagunas del Cabezo Beaza, en Cartagena (Región de Murcia) fueron el escenario que inauguró estos encuentros y le siguió el Parque urbano inundable La Marjal, en Alicante.

Es importante saber que el uso que le damos al territorio y a sus ecosistemas determina su conservación. Los hábitats naturales y su biodiversidad forman parte de nuestro patrimonio común por lo que es necesario tomar medidas que ayuden no solo a reducir su pérdida, sino también a mitigar los efectos climáticos y garantizar la seguridad hídrica y alimentaria a nivel mundial. Porque los ecosistemas naturales pueden, si los protegemos, ser nuestros aliados en la lucha contra el cambio climático. Pero, por el contrario, si los descuidamos pueden contribuir a su empeoramiento. Sin los ecosistemas naturales nos quedamos sin comida y sin salud ambiental.