Historias del cambio
Un país modelo por lograr erradicar la pobreza
Noruega se ha convertido en uno de los países modelo en lograr poner fin a la pobreza. Su gran apuesta ha estado marcada por la creación de nuevos modelos educativos y sanitarios orientados a generar riqueza y reducir las desigualdades entre sus ciudadanos. Todo ello con la mirada puesta a reducir los efectos del cambio climático y aplicando acciones orientadas a una mayor sostenibilidad en la gestión de sus propios recursos.
Con la vista puesta en la agenda 2030, los Estados Miembros de Naciones Unidas aprobaron una serie de objetivos sostenibles. El primer de ellos es «poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo».
Las cifras hablan por sí solas: según los datos de 2015, 736 millones de personas aún viven en pobreza extrema, es decir, con menos de 1,90 dólares al día. Eso supone el 11% de la población mundial. Sin embargo, la evolución es optimista, ya que hace tan solo 25 años la cifra era del 36%.
Países como China o India han vivido un fuerte crecimiento económico que ha sacado de la pobreza a millones de personas, pero su distribución ha sido irregular. Por ejemplo, los hombres han sido mayormente beneficiados respecto a las mujeres, y una de las causas es el difícil acceso de las mujeres en muchos casos a la educación, el trabajo remunerado y la propiedad. Otro detalle que llama poderosamente la atención es que el 80% de la población en extrema pobreza se halla en Asia Meridional y África subsahariana.
Los economistas Mahbub ul-Haq y Amartya Sen diseñaron en 1990 el Índice de Desarrollo Humano (IDH) basándose en 3 variables: la salud (esperanza de vida), la educación (tasa de alfabetización) y riqueza (PIB per cápita). Actualmente, conjuga otros muchos componentes como la seguridad, la desigualdad entre géneros, la pobreza extrema… y acaba de incluir un nuevo índice experimental en el que se integran las emisiones de dióxido de carbono y la huella material de los países en la que participan las 189 naciones del mundo. Pero, realmente la creciente desigualdad no sólo entre las naciones con más o menos recursos sino entre los ciudadanos de un mismo país es el gran handicap para progresar.
Noruega es el país que ocupa el número 1 en el ranking por 8 año consecutivo. España actualmente es el 24. Este país pequeño, con una densidad de población baja y una forma de gobierno de monarquía democrática parlamentaria, ha sido un país pobre, con un clima muy duro y una economía arcaica basada en la exportación de pescado.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el país quedó devastado por su proximidad a Alemania. Al recibir una fuerte inversión extranjera como compensación, se impulsó una inversión social grande. En 1966 se descubrió el primer yacimiento de petróleo, lo que proporcionó una fuente de ingresos importantísima. Pero eso no fue todo, ya que en la gestión de ese capital se halla la clave de su éxito.
Los noruegos no sufrieron la “enfermedad holandesa” (término utilizado cuando un país, que descubre importantes yacimientos de recursos naturales, genera una expansión del sector energético correspondiente mientras se produce una desindustrialización de otros sectores, lastrada por la apreciación de la divisa local y repercutiendo de un modo considerable en la economía): realizaron también grandes inversiones en el ámbito turístico e industrial.
De hecho, la combinación de las políticas sociales y económicas han conseguido un desarrollo justo y sostenible, basado en la inclusión, la transparencia y la gestión responsable de los recursos naturales. Y eso, a pesar de que, en 1970, su renta per cápita no alcanzaba ni la mitad que la de Suiza y era un 15% inferior a la de la República Federal de Alemania.
Inclusión y transparencia
La educación y la salud son considerados objetivos prioritarios y son servicios en su totalidad gratuitos que sufraga el Estado. La educación es la base del futuro, y por ello han creado un modelo diferente, basado en la confianza del profesorado y el alumnado, evaluando la progresión en adquisición de conocimientos de una forma completa, no tan solo por medio de exámenes que determinen una nota final.
Por otro lado, la salud es necesaria para el correcto funcionamiento de la maquinaria de la población. Ambos servicios generan un aumento de riqueza igualitario entre todos los ciudadanos. En este apartado se incluye la igualdad de sexos, consiguiendo que en Noruega la participación laboral femenina sea un 20% superior a la media de la Unión Europea.
Toda la actuación de los gobernantes debe ser accesible al ciudadano, provocando un alto nivel de control democrático y generando con ello una confianza y estabilidad que atrae inversores extranjeros. Transparencia Internacional establece a Noruega como el quinto país menos corrupto del mundo.
Una gestión sostenible de sus recursos
Siendo el séptimo país exportador de petróleo y el tercero de gas a nivel mundial, su política de gestión de sus recursos es responsable y sostenible, con reglas estables que generan, una vez más, confianza tanto en el país como en el extranjero. Además, siendo conscientes de la volatilidad del mercado de los recursos, crearon un fondo público, el Government Pension Fund Global donde depositan los excedentes de los ingresos del petróleo, destinándolo a invertir en otros sectores que les asegurasen una bonanza económica perdurable en el tiempo.
De hecho, en el proceso se aprecian tres fases: en los 70 se utilizaron los ingresos procedentes del petróleo para estimular la economía. En los 80, fase 2, el fuerte incremento de los precios del crudo permitió ahorrar parte de esos beneficios. La fase 3 se dio en los 90, ya que por entonces, Noruega se había librado de la deuda externa y los beneficios obtenidos de la extracción del petróleo comenzaron a invertirse en otros activos.
Todo ello, con el punto de mira puesto en el cambio climático, con el objetivo de reducción de emisiones de CO2 y proteger bosques y selvas tropicales. Que el casquete polar del Ártico se derrita no es bueno para nadie, pero menos para Noruega, el país más cercano, creando un centro de investigación en el norte del país, y estableciendo la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, donde el banco de semillas más grande del mundo tiene como objetivo proteger la diversidad de las especies de cultivos que sirven como alimento.
Actualmente, aunque los precios del crudo sigan bajando, el fondo se encargará de amortiguar esa falta de ingresos fiscales. Lo novedoso y clave del éxito ha sido que las autoridades gubernamentales, independientemente de su ideología, siempre han pensado en el futuro del país, sin caer en fáciles réditos electorales, y sin pensar en que todo lo ahorrado por un partido, cuando llegue la oposición, lo gastará en proyectos que ellos no estarán de acuerdo.
Existe un gran respeto entre los diferentes partidos políticos y, aunque discrepen en su programa, cuando tome posesión una nueva legislatura la oposición, no deshará las acciones llevadas a cabo por el partido gobernante anteriormente. Así se garantiza la alternabilidad en el poder.
Destaca que, en la lista de países por Índice de Desarrollo Humano, los países considerados más desarrollados o ricos no ocupan las primeras posiciones.