Los ecosistemas son el soporte de todos los procesos básicos y esenciales de nuestro planeta. Cuidarlos y protegerlos es garantizar su correcto funcionamiento y equilibrio para hacer de nuestro planeta un lugar afable en el que vivir.
La pérdida de biodiversidad es ya una evidencia científica que debemos solucionar. Ahora, más que nunca, es necesario fomentar la conservación de las especies para evitar que acaben desapareciendo, incluso aquellas que no conocemos. Y es que se tiende a pensar que no sirve de nada investigar y descubrir en profundidad esas rarezas presentes en la naturaleza, pero es en ese descubrimiento donde, en ocasiones, sucede la magia que nos acerca, un poco más, a nuestro medio natural.
En este nuevo episodio hablamos con Paz Ondina. Además de doctora en Ciencias Biológicas, es docente en la Universidad de Santiago de Compostela e investigadora en Biología de Conservación de Especies Amenazadas y Ecología de Invertebrados Continentales, con especial atención a los moluscos de agua dulce en peligro de extinción como la Margaritifera margaritifera.
En esta curiosísima especie de mejillón de agua dulce encontró su pasión y motivación para dedicar su vida no solo a su estudio e investigación, sino también a su protección. Fue hasta su peculiar forma de investigarla en esos ríos gallegos lo que conquistó a Paz para velar por su conservación.
Margaritifera: el molusco más longevo
La Margaritifera margaritifera es una especie de molusco bivalvo perteneciente a la familia Margaritiferidae. Es una especie protegida que se caracteriza por su longevidad de más de 150 años. Su nombre común es náyade, o al menos así es como nos confiesa Paz Ondina que le gusta llamarla.
En España solo está presente en los ríos de Asturias, en Galicia y en algunos ríos del norte de Portugal. Se trata de una especie muy difícil de ver y es que converge con las piedras entre las que se camufla. «Más de una vez, en plena investigación, nos hemos lanzado al río creyendo haber localizado un ejemplar y ha resultado ser una piedra», cuenta Paz.
En sus rarezas encontró la motivación para su estudio, pero lo que no sabia era lo realmente complicado que resulta su investigación. El trabajo de campo es una tarea ardua y lenta.
En primer lugar, se debe localizar y planificar cada uno de los sitios que se quieren observar. Para su selección, se debe tener en cuenta los diferentes entornos en los que suele desenvolverse esta especie ya que no es fácil de ver. Pero, al ser una especie tan desconocida, saber donde encontrarla es otra difícil misión que requiere de mucho conocimiento, a la par que paciencia.
«Con la ayuda de las personas que viven cerca de los ríos ya sean pescadores, guardas o aficionados a la naturaleza se fue recopilando información a cerca de los entornos que prefiere este molusco», afirma. Algo que llamó la atención de Paz fue el conocimiento de las personas de mayor edad al recordar ver, durante su infancia y de forma habitual, a este molusco en los ríos próximos. Esto ya nos hace pensar que la densidad de población de esa especie ha descendido considerablemente en las últimas décadas y también, y también nos hace suponer qué requisitos ecológicos necesita esta especie como, por ejemplo, el tipo de características del río o la calidad del agua.
Un ciclo de vida único
El ciclo de vida de la Margaritifera es algo único en esta especie. Y es que este mejillón de agua dulce tiene que pasar casi 9 meses en las branquias de salmones y truchas. No les vale otras especies marinas. Digamos que tiene que intervenir un tercero para su conservación y, por tanto, lo que le ocurra a una de estas especies tendrá repercusión en la otra en mayor o menor medida.
«Es algo único en el reino animal» explica la investigadora. Y añade: «Es un ciclo vital que les ha permitido salir del mar, diferenciándose de sus congéneres marinos, que les ha permitido colonizar y desplazarse en los ríos, y hasta sobrevivir a dinosaurios y meteoritos. Es algo fascinante».
A lo largo de esta conversación, Paz nos cuenta su último proyecto centrado en la cría de margaritifera, algo que de dar sus frutos no solo estaría abriendo camino a futuras investigaciones, sino también contribuirá a frenar la pérdida de la biodiversidad. Como ella misma define, se trata de un proyecto arduo y complicado, en el que la paciencia es la clave para seguir avanzando y donde cada día es un nuevo reto al que hacer frente.
Sus más de veinte años de docencia en el área de la Zoología, la Biología y la Veterinaria convierten esta conversación en una verdadera clase magistral en la que descubrir una parte desconocida de nuestra naturaleza y su inmensidad. Paz Ondina logra transmitir su pasión por la vida marina, y en particular por estos peculiares moluscos, y lo difícil que resulta dedicar su vida a conservarlas.
En este Conversaciones Aquae, y de la mano de Mónica Fernández-Aceytuno, ponemos el foco en la importancia de conservar nuestra naturaleza. Porque divulgando su importancia, fomentando su investigación y conociendo sus entresijos son también una forma de contribuir a su protección.
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