El océano está en continuo movimiento, a cualquier hora del día, cualquier día del año. No importa si lo vemos desde la playa o desde un barco, las olas son una constante sin las cuales el mar no existiría. Como surfera, Irene Puerto sabe cómo reconocer una buena ola, aunque su pasión por el surf le costara una caída y tres vértebras rotas recientemente. Como científica, nos cuenta el importante el papel que juega el sol en la formación de las olas. Una analogía entre el papel que tiene la luna en las mareas.
La relación entre el sol y las olas
Como explica Irene Puerto en su divertido monólogo científico, las olas son causadas generalmente por la acción del viento. El viento es el responsable de impulsar las olas que surgen de la fricción entre el viento y el agua superficial. A medida que el viento sopla a través de la superficie del océano, se genera una perturbación continua en el agua que origina la cresta de una ola. Este tipo de olas se encuentran en los mares de todo el mundo e incluso en mar abierto.
La energía del viento que crea las olas del mar proviene del sol. El viento surge cuando el sol calienta la superficie de la Tierra de manera desigual, creando las corrientes de aire. Cuando este aire impacta con el agua de los océanos, el viento descarga parte de su energía en las olas, lo que hace que las olas crezcan a medida que el viento sopla.
De esta manera, cuanto más largo sea el alcance y más fuerte el viento, más grandes serán las olas. Como las olas pueden viajar cientos e incluso miles de kilómetros sin perder apenas energía, las olas van acumulando la energía que reciben del viento.
Cuidado con las olas peligrosas
Las condiciones metereológicas severas –como los huracanes– quienes causan las olas más potencialmente peligrosas. Los fuertes vientos y la presión de este tipo de tormenta provocan una marejada ciclónica. Consiste en una inundación costera que surge de un sistema atmosférico de baja presión como el ciclón tropical. Una serie de olas largas se crean lejos de la costa en aguas más profundas y van creciendo en intensidad según se acercan a tierra firme.
Otras olas peligrosas pueden ser causadas por perturbaciones submarinas que desplazan grandes cantidades de agua rápidamente, como los terremotos o las erupciones volcánicas. Estas olas muy largas se llaman tsunamis, que suponen un aumento masivo del nivel del mar y pueden llegar a provocar fuertes inundaciones a kilómetros de la orilla.
Las mareas y la acción de la luna
Las mareas surge de la acción combinada de la atracción gravitacional de la Luna y el Sol. Sin embargo, la contribución de la Luna a las mareas es aproximadamente el doble que la del sol. Esto no se debe a la magnitud de su fuerza gravitacional sino a su distancia con respecto a la Tierra. La Luna, al estar mucho más cerca de nosotros que el sol, atrae constantemente las aguas de la Tierra.
A medida que la Tierra gira, el lado de la Tierra encarado a la Luna experimenta un abombamiento en la misma dirección. Por el contrario, en el lado opuesto el agua se abomba en sentido contrario debido a la inercia porque inercia se resiste a la gravedad y tira en sentido contrario.
Este abombamiento ocurre dos veces al día. De hecho, se trata de un ciclo de dos mareas altas y dos mareas bajas, que tiene lugar la mayoría de los días. Y aunque solo lo observamos en el mar a través de las mareas, la tierra también se ve atraída por la acción de la luna. Lo que ocurre es que no se puede observar porque la tierra es rígida. Cuando la marea es alta se llama pleamar y cuando alcanza su nivel más bajo se llama bajamar.
ACERCA DEL AUTOR
Irene Puerto es monologuista.