Acompañamos a Mercedes Fittipaldi en su proceso creativo para el desarrollo de un proyecto fotográfico sobre agua. Sin duda, el agua es un elemento que ha inspirado infinitas obras a lo largo de la historia. El proyecto «bajofondo» de Mercedes Fittipaldi es un claro ejemplo de ello.
Un proyecto fotográfico sobre agua
Fue un reto muy importante, ya que es un medio completamente diferente para hacer fotografía pero, ¡nada es imposible cuando uno se lo propone!
Comencé entonces a organizar la sesión fotográfica; buscar una piscina, comprarme la carcasa para la cámara, seleccionar la ropa y las telas, buscar a las modelos que quisieran colaborar en este nuevo proyecto, y ¡cruzar los dedos para que todo saliera bien!
Una mañana de verano, cuando ya tenía todo organizado, cogí mi cámara, me puse las gafas de bucear, un cinturón de plomos bien sujeto a mi cintura y peso en los tobillos. Me sumergí en el agua haciendo buen acopio de aire en mis pulmones, y me lancé a la aventura subacuática sin saber cuál sería el resultado final. A pesar de la mala jugada que en un momento me gastó el clima con un poco de lluvia, nada me hizo parar y seguí adelanto con el plan trazado sin dejar de hacer fotos.
El proyecto «bajofondo»
Ese día nace el proyecto “Bajofondo” una serie de fotografías donde el agua es su principal protagonista.
El agua es un elemento fundamental y necesario para la vida. A veces no somos conscientes de su importancia, no nos paramos a pensar que tenemos en nuestras manos un tesoro tan preciado que deberíamos cuidarlo como tal, ya que no todo el mundo tiene ese privilegio.
La libertad del agua
El agua es la libertad de movimiento, pero sin aire. La ingravidez libera al cuerpo dándole vida propia. El cuerpo se mezcla con el agua entregándose por completo y la sensualidad muestra entonces su lado más exquisito. Esa vida propia se transforma en libertad. Esa libertad tan ansiada, tan libre de ataduras, tan libre de cargas que en algún momento de nuestra existencia hemos necesitado. Una libertad que nos permite poder sentir, poder acariciar momentos mágicos, dándonos la posibilidad de soñar, de crear un mundo irreal, un mundo donde nuestros sentimientos afloran desde lo mas profundo de nuestro ser.
“Cierro los ojos, me dejo caer, comienzo a soñar, un mundo mágico atrapa mi mente, puedo volar con alas imaginarias.
No hay límites, no hay lugar físico, no hay tiempo, estoy sola.
Lo surreal se apodera de mi alma, soy todo y no soy nada.
Fluye de mí, de lo mas profundo aquellas sensaciones que tenía guardadas, ahora son libres.
Dejadme ser, dejadme creer… dejadme soñar.”
“Hay tanto silencio en la profundidad…
Hay tanta levedad en mí,
Que me siento viva sin existir…
Soy agua.”
El agua en el arte
El agua alberga una amplia variedad de símbolos en sus expresiones artísticas. A menudo se asocia con la capacidad de lavar nuestros pecados y dejarnos puros y renovados. En las ceremonias religiosas, el agua se usa a menudo para purificarnos, listos para una transformación o un nuevo comienzo. A diferencia de muchas de las pinturas de Hockney, no podemos ver la figura humana en esta imagen, pero somos conscientes de que hay alguien. Desde la antigüedad, el arte ha servido a los cultos del agua, aportando imágenes que personifican tanto los aspectos físicos como metafísicos del agua y las numerosas divinidades del agua.
En el caso de Mercedes Fittipaldi, el agua sirvió como elemento inspirador. Como canvas para la creación de un escenario donde dar rienda suelta a la imaginación, a la sensibilidad y a la creatividad.