El café es la única de las bebidas artesanales en que el consumidor juega un papel muy importante en su calidad en el punto de consumo. Por ello, hacer un café perfecto depende íntegramente de quien lo vaya a preparar. A continuación, veremos qué variables, como, por ejemplo, el agua, influyen en la perfecta preparación de un café.
Por otro lado, cuando los consumidores compran cerveza de barril y vino como productos terminados; su única variable controlada por el consumidor es la temperatura a la que los bebe.
El asunto también tiene que ver con el agua. Además de la variedad del café y de la manera de molerlo, el equilibrio del brebaje que la mayoría de la humanidad toma a casi todas horas depende de la cantidad de agua. La ciencia ha determinado cuando hablamos de café expresso, para obtener un café perfecto, se necesita de una cantidad exacta para evitar que sepa excesivamente amargo o, por el contrario, resulte aguado.
La mezcla ideal, según se ha publicado en diferentes revistas, entre ellas el SIAM Journal on Applied Mathematics, responde a las siguientes proporciones: por cada 60 gramos de café se recomienda usar alrededor de 1 litro de agua, o lo que es lo mismo, por cada gramo de café se necesitarían 16 mililitros de agua. Un agua, que por cierto ha de estar a una temperatura de 90 grados centígrados para lograr la mejor mezcla y obtener todo su aroma y sabor. En concreto, entre 91-96ºC.
Los seis principios fundamentales son para hacer un café perfecto son los siguientes:
Compra buenos granos de café
Deben ser granos enteros, cultivados de manera sostenible y tostados en las últimas semanas. Además, para hacer un café perfecto, los granos deberían tener un tueste más ligero para que realmente puedas degustar los sabores y matices. Con tuestes más oscuros, te lo estás perdiendo. Sabemos que es una analogía extraña, pero un tueste oscuro es como tomar un buen bistec y carbonizarlo.
Almacena el café correctamente
Los granos que no vayas a utilizar inmediatamente deben mantenerse en un recipiente hermético y lejos de la luz solar. Un punto importante de debate en el mundo del café es si congelar o no el café. Caemos en algún punto intermedio. Si van a pasar más de dos semanas antes de la preparación, congelamos nuestro café. De lo contrario, lo evitamos.
La proporción correcta de agua: clave para hacer un café perfecto
En los años cincuenta, el Coffee Brewing Institute (Instituto de Preparación de Café) investigó los procedimientos de preparación y los diversos factores que afectan al resultado de una buena taza de café. Como hemos comentado anteriormente, las medidas ideales de estos ingredientes son: 55 a 60 g de café por litro de agua o 1 g de café por 16 mL de agua. Así, obtendrás una proporción de 1:16.
Siguiendo esta regla, no solo podrás preparar la cantidad necesaria de café, sino también evitarás desperdiciar café.
Toma la temperatura del agua
La temperatura óptima de preparación para la máxima extracción de sabor es entre 195 ° y 205 ° F. Utiliza un termómetro para asegurarte de que el agua esté lo suficientemente caliente. También tendrás que usar agua filtrada, ya que las impurezas en el agua del grifo pueden introducir sabores desagradables en su preparación.
Incluso si puedes optimizar tu método y aparato de preparación para imitar con precisión a tu barista favorito, todavía existe una probabilidad casi segura de que tu bebida casera tenga un sabor diferente al de la cafetería. Hay tres sutilezas que tienen un impacto tremendo en la calidad del café: la química del agua, la distribución del tamaño de las partículas producidas por el molinillo y la frescura del café. Primero, la química del agua: dado que el café es una bebida ácida, la acidez del agua de preparación puede tener un gran efecto. El agua de infusión que contiene niveles bajos de iones de calcio y bicarbonato (HCO₃⁻), es decir, agua blanda, dará como resultado una taza muy ácida, a veces descrita como agria.