En este experimento te vamos a enseñar cómo inflar un globo con un huevo, sin que necesites hacer uso de tus pulmones. Además de huevo, ten en cuenta que necesitarás vinagre. ¿Cómo se infla un globo con un huevo y vinagre? ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
Materiales
- Un globo.
- Un vaso.
- Un huevo.
- Vinagre.
- Una botella.
Experimento: inflar un globo con un huevo
- Abrimos el huevo en el vaso.
- Hacemos trozos con la cáscara y los metemos dentro de la botella que hemos preparado.
- Vertemos un poco de vinagre dentro de la botella.
- Tapamos la boca de la botella con el globo.
- Esperamos…
- ¡El globo se ha llenado de aire!
Explicación
¿Cómo se infla un globo con un huevo? Para ello, nos vamos a remontar a nuestro experimento de cómo apagar una vela con CO2. En él te contábamos en qué consistía una reacción ácido base, un fenómeno que tiene lugar en este experimento . En este caso, estamos utilizando otra vez vinagre, que es un ácido débil. Por otro lado, aquí estamos empleando cáscara del huevo. Esta contiene una sustancia llamada carbonato de calcio, que al reaccionar con el ácido acético del vinagre, libera dióxido de carbono. Con la unión del vinagre y el carbonato de calcio, el gas se expande. Como resultado, el gas empieza a buscar expandirse más allá de la botella, que ya no lo puede contener. De esta manera, el gas se adentra por la estructura del globo y provoca que se empiece a inflar.
Evidentemente, inflar un globo con un huevo no es una solución viable. La potencia de la reacción base no permite que se infle el globo por completo. No obstante, resulta curioso ver cómo utilizando objetos cotidianos podemos experimentar y expandir nuestro conocimiento sobre la ciencia. En este caso, solo hemos necesitado 4 objetos que están alcance de cualquier persona.
Ácidos y Bases fuertes y débiles
En este experimento has conseguido inflar un globo con un huevo utilizando la fuerza –o, mejor dicho, la debilidad– de los ácidos y las bases. Los ácidos y bases débiles se ionizan solo parcialmente en sus soluciones. Por el contrario, los ácidos y bases fuertes están completamente ionizados cuando se disuelven en agua. Además, los ácidos y bases débiles los encontramos a menudo en la vida cotidiana. La ionización de ácidos y bases débiles es un fenómeno de equilibrio químico. Los principios de equilibrio son esenciales para comprender los equilibrios de ácidos débiles y bases débiles.
Pero es importante no confundir los términos fuerte y débil con concentrado y diluido. Un ácido concentrado es aquel que contiene poca cantidad de agua. Por su parte, un ácido diluido es una solución ácida que contiene mucho solvente. No importa cuánta agua añades o elimines. Un ácido y una base seguirán siendo fuertes o débiles independientemente de cuán concentrados diluidos estén.
También hay que hacer una puntualización: no es lo mismo un ácido fuerte que uno corrosivo. Puedes beber ácido acético diluido (el ácido que se encuentra en el vinagre), pero beber la misma concentración de ácido sulfúrico te produciría quemaduras químicas. La razón es que el ácido sulfúrico es altamente corrosivo, mientras que el ácido acético no. Si bien los ácidos tienden a ser corrosivos, los superácidos más fuertes en realidad no son corrosivos y pueden manipularse con las manos. El ácido fluorhídrico, aunque es un ácido débil, atravesaría tu mano y atacaría tus huesos.
Al inflar un globo con un huevo te has adentrado en el apasionante mundo de las bases y los ácidos. Aquí puedes ver algunos de los más comunes:
Ejemplos de ácidos y bases débiles
- Ácidos débiles. La mayoría de los ácidos son débiles. Algunos ejemplos son el ácido acético, que se encuentra en el vinagre, y el ácido oxálico, que se encuentra en algunas verduras.
- Bases débiles. Entre las bases débiles, encontramos compuestos como el amoníaco, la metilamina o la pirimidina.
Ejemplos de ácidos y bases fuertes
- Ácidos fuertes: ácido clorhídrico –ocasionalmente llamado agua fuerte–, ácido sulfúrico, ácido perclórico.
- Bases fuertes: hidróxido de sodio, hidróxido de litio, hidróxido de rubidio.