Los embalses son construcciones hidráulicas que almacenan el agua procedente de los ríos. Estos pueden ser naturales, por ejemplo, los ocasionados por el derrumbe de una ladera; o artificiales, es decir, aquellos realizados por el ser humano.
Es importante diferenciar los embalses de las presas porque, a pesar de ser términos muy relacionados, no tienen el mismo significado.
Por un lado, y según define el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), una presa es cualquier estructura que, limitando en todo o parte del contorno de un recinto enclavado en el terreno, está destinada al almacenamiento de agua dentro del mismo. Y, por otra parte, un embalse es un recinto de agua limitado, en todo o en parte, por la presa. Este último también puede referirse al conjunto de terreno, presa y agua almacenada, junto al resto de estructuras auxiliares relacionadas.
¿Para qué sirven los embalses?
Una de las principales funciones de los embalses es regular el caudal de un río. Estas construcciones ayudan a guardar el agua cuando llueve para poder utilizarla, posteriormente, durante los períodos más secos.
Otro de los usos más importantes de los embalses es el abastecimiento de agua potable a la población, es uno de los usos más importantes de este tipo de infraestructuras. Pero, también, tienen otras funciones como:
- Facilitar la gestión del agua ante el cambio climático ante situaciones como inundaciones.
- Ayudar a mitigar los efectos de la sequía.
- Equilibrar el uso de las aguas superficiales y las subterráneas.
- Suministrar agua para el riego de cultivos.
Los embalses en España: historia
La necesidad de almacenar agua a la población ya era uno de los principales retos de las sociedades antiguas. Por aquel entonces no había una tecnología tan avanzada como la actual, por lo que se aprovechaba la morfología del terreno para la construcción de estas obras hidráulicas. La topografía, el tipo de terreno y la roca predominante determinaban el tamaño de estas construcciones.
En 1970 se realizó en España el primer inventario de embalses por el Comité Nacional Español de Grandes Presas (SPANCOLD). Estos inventarios son utilizados en la actualidad para conocer no solo la evolución de los embalses, sino también la cantidad de agua que almacenan. Actualmente, es el MITERD el organismo encargado de mantener actualizado el estado de los embalses del país a través de su boletín hidrológico.
Durante la segunda mitad del siglo XX tuvo lugar un gran desarrollo de los embalses españoles. Y es que en estas décadas se llegaron a construir de media 20 embalses al año a lo largo del territorio español. Esta impresionante cifra situó a España a la cabeza mundial.
En la actualidad, los embalses en España no atraviesan su mejor momento. El cambio climático está teniendo un negativo impacto en la disponibilidad de agua. En los últimos años, el nivel de agua embalsada en España se encuentra en valores mínimos como consecuencia de la escasez de lluvias, las altas temperaturas y los ciclos de sequía cada vez más intensos y frecuentes.
Algunas características de los embalses españoles
Una de las características de los embalses es que sus niveles de agua son siempre mayores que el nivel original del río. Por esta razón, los 371 que existen en España tienen la capacidad de almacenar el 50% del caudal de los ríos del país.
Extremadura es la comunidad autónoma con mayor capacidad de agua embalsada. Es en la provincia de Badajoz donde se encuentra el embalse de La Serena, el más grande de España. Fue construido en 1989 y tiene una capacidad para almacenar 3.219 hectómetros cúbicos de agua. Este volumen podría cubrir las necesidades de la comunidad durante más de 30 años, según datos del MITERD. A este le sigue el de Alcántara, en Cáceres, construido en 1969 y con una capacidad de 1.000 hectómetros cúbicos de agua.
Por su parte, el embalse de la Almendra, en la provincia de Salamanca, es el tercero más gran de España. Sin embargo, su mayor característica es que tiene el récord de altura con 200 metros hasta la coronación de la presa.
En contraposición, los embalses de Rioseco, en Asturias, y el de Tibi, en Alicante, son los dos más pequeños de España. Ambos tienen una capacidad de 4 hm³ cada uno. Y, en concreto, el embalse alicantino, construido en 1580, es el más antiguo en funcionamiento de Europa.
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