Para hablar precisamente de cómo la educación influye positivamente tenemos a dos investigadoras como Lucía Gorjón de la Fundación ISEAK y a Jenifer Ruiz Valenzuela de la London School of Economics, que junto a Mariola Urrea abordarán este interesante asunto.
¿Cómo están presentes las brechas de género?
Para comenzar es importante poner el foco en cómo se proyectan y en cómo se hacen presentes estas brechas en el mercado laboral. Fundamentalmente existen tres brechas de género en el marco actual; una primera que radica en la participación laboral, lo que viene a explicar que menos mujeres acceden a este entorno; una segunda que es la intensidad laboral, y cómo las mujeres trabajan menos horas que los hombres, al existir un mayor porcentaje de mujeres contratadas a jornada parcial; y una tercera que es la brecha salarial que repercute en que estas reciben no solo menos dinero al mes, sino que cada hora de trabajo tiene una remuneración menor. Además, a estas tres brechas mencionadas hay que añadir una cuarta, que indica que las mujeres tienen una probabilidad más alta de estar trabajando con contratos temporales.
Lo que también es cierto y no se debe obviar es que desde la década de los 50, la presencia de la mujer en el mercado laboral ha crecido. Pero cómo ha crecido es lo preocupante. La brecha más importante que es la de tiempo parcial, no se ha modificado en los últimos 15 años.
Y al mismo tiempo también hay que tener en cuenta que la llegada de los hijos al núcleo familiar supone incrementar aún más las brechas, porque el hombre aumenta las horas que trabajaba y la mujer las reduce, porque compatibiliza la vida laboral y la familiar.
Paridad de género en la formación
Otro asunto que se analizará es la existencia de carreras muy masculinizadas frente a otras muy feminizadas, ¿pero afecta esto a que no exista paridad? Y es que los hombres se decantan por grados técnicos, mientras que las mujeres lo hacen por ciencias de la salud. Pues los estudios concluyen que la segregación ocupacional es muy relevante, y ya comienza a los tres años de incorporarse al mercado laboral.
Además, se han realizado muchos estudios que analizan cómo las mujeres se han incorporado ya a los estudios terciarios, pero eso sí, siguen sin escoger estudios STEM.
La literatura ha recogido varios motivos para esto como la teoría que indica que hay una ventaja comparativa del hombre frente a la mujer en matemáticas, que el profesorado y su sesgo frente a las habilidades de niñas y niños incide ya desde edades muy tempranas a las niñas, y por supuesto lo amigable que entienden que son las carreras cada uno de los géneros.
Y en cuanto a seguir avanzando en busca de la igualdad hay tres claves. La primera tiene que ver con los referentes que son vitales en la apuesta de las jóvenes por las carreras que eligen, tanto para la elección de la carrera como para la conclusión de esta, ya que un porcentaje alto acaba por abandonar estas carreras. La segunda, la información de la que disponen en cuanto a salarios, pleno empleo y temporalidad. Y por último los sesgos invisibles presentes en algunos profesores.
Por lo tanto, queda mucho por trabajar para reducir la desigualdad, porque ahora sí se dispone ya de bastante información para atajar estas brechas de genero.
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