Conoce 10 parques naturales impresionantes de América del Sur
Cuando se habla de biodiversidad, tenemos que ver a América del Sur como un subcontinente privilegiado. Con sus 18,2 kilómetros cuadrados de extensión, apenas supone un 13% de las tierras emergidas, pero alberga una increíble variedad de especies y de ecosistemas. De hecho, según afirma la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), acoge el 40% de las especies conocidas en el mundo, el 25% de sus bosques y el 26% de sus recursos de agua dulce.
América del Sur engloba la cuenca del Amazonas, la selva tropical más grande del planeta, y también los Andes, la cordillera más extensa del mundo, junto con una asombrosa diversidad de ecosistemas que incluyen pantanos, desiertos, sabanas, páramos de altura, selvas cálidas, bosques lluviosos templados y glaciares, entre otros.
La biodiversidad de esta región es crucial para el equilibrio ecológico del planeta y para las comunidades que dependen directamente de sus recursos. Estos ecosistemas albergan una gran cantidad de especies únicas, muchas de ellas en peligro de extinción.
La creación de parques naturales por parte de los países de América del Sur responde a la necesidad de conservar estos hábitats frente a las amenazas como el cambio climático, la caza, la deforestación y la expansión urbana o agrícola.
En este artículo exploramos 10 de los parques naturales más atractivos de América del Sur, que destacan por su importancia ecológica y los esfuerzos de conservación que se llevan a cabo en ellos. Gracias a su existencia se conserva una amplia variedad de hábitats en diversos estados del continente sudamericano.
El Pantanal (Brasil, Bolivia y Paraguay)
La región conocida como El Pantanal, se encuentra en el centro de América del Sur y ocupa principalmente Brasil y parte de Bolivia y Paraguay. Es el humedal tropical más extenso del mundo, que se extiende por una superficie de más de 200.000 kilómetros cuadrados, dos veces la superficie de Portugal.
Este ecosistema acuático depende de ciclos de inundación y sequía que lo renuevan anualmente, sustentando una asombrosa biodiversidad de especies de aves, peces, mamíferos y reptiles, como el jaguar, la nutria gigante, el tapir y el caimán yacaré.
Distintas partes de El Pantanal están protegidas por los países a los que pertenece su territorio. Destaca por su extensión el Parque Nacional del Pantanal Matogrossense, fundado por Brasil en 1981, que custodia 187.818 hectáreas y está incluido en la lista del Patrimonio Nacional de la Unesco.
Yasuní (Ecuador)
El Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, es uno de los lugares con mayor biodiversidad en el planeta, reconocido como un punto caliente de diversidad biológica.
El espacio tiene una extensión de 1.022.736 hectáreas y fue establecido como Parque Nacional en 1979. Alberga miles de especies de plantas, insectos, aves, mamíferos y reptiles, muchas de las cuales son endémicas. Es hogar de comunidades indígenas que viven en aislamiento voluntario, lo que le añade un valor cultural único.
Su ecosistema alberga especies emblemáticas como el jaguar, el águila harpía y el delfín rosado del Amazonas. Sin embargo, Yasuní enfrenta amenazas debido a la explotación petrolera en áreas cercanas, lo que genera un conflicto entre el desarrollo económico y la conservación.
El parque es objeto de intensos esfuerzos de conservación para proteger tanto su rica biodiversidad como la autonomía de sus habitantes indígenas.
Torres del Paine (Chile)
Entre las cumbres más icónicas del mundo se encuentran las escarpadas montañas del Parque Nacional Torres del Paine. Es un espacio de 227.298 hectáreas situado al sur de Chile, entre los Andes y la llanura patagónica, lo que le permite albergar una gran cantidad de hábitats variados, como glaciares, bosques, estepas y páramos.
Es un destino de renombre para el montañismo y el senderismo, con rutas para explorar sus paisajes. Además, alberga una fauna diversa, como guanacos, cóndores y pumas, en un hábitat natural protegido desde 1959.
La erosión y el glaciarismo ha esculpido las montañas creando espectaculares agujas de roca en sus cimas que, además de ofrecer una imagen agreste, atraen a escaladores de todo el mundo dispuestos a desafiarlas.
Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia)
No existe otro lugar en la Tierra donde montañas de más de 5.000 metros se sitúen junto al mar en un ambiente cálido y tropical. Fruto de ello, este parque colombiano, alberga una increíble variedad de ecosistemas, un resumen climático donde se encuentran todos los pisos térmicos desde las playas cálidas del Caribe hasta los hielos de la cima más alta, a 5.700 metros.
Con una superficie de 1,5 millones de hectáreas, el Parque Nacional Tayrona, nombre oficial en la legislación de Colombia, protege desde 1964 este territorio y también a sus pueblos indígenas. Los kogis, arhuacos, wiwas y kankuamos mantienen cierto grado de autonomía para gestionar sus tierras como lo han hecho hasta ahora.
Canaima (Venezuela)
Si alguien busca un mundo perdido, este es Canaima, en Venezuela. De hecho, en 1912 el escritor Arthur Conand Doyle, conocido por sus serie de Sherlock Holmes, publicó su novela El mundo perdido, donde imaginó un lugar donde especies extinguidas seguían viviendo.
Se inspiró en estas mesetas de roca dura, de más de 2.000 metros de altura, que se elevan sobre el llano venezolano de forma abrupta.El territorio de este parque Patrimonio de la Humanidad abarca tres millones de hectáreas dominadas por tepuyes o montañas tabulares con características biogeológicas únicas.
Los científicos han encontrado multitud de especies únicas en las cimas de los tepuyes, que han evolucionado aislados del mundo de alrededor durante millones de años. Desde la cima de una de esas mesetas, cae la catarata más alta del mundo, el Salto de Ángel, con más de 1.000 metros de caída.
Manú (Perú)
Cuando se habla de la selva amazónica, lo habitual es pensar en Brasil, pero no se tiene en cuenta que países como Ecuador, Bolivia y Perú tienen grandes extensiones de esa cuenca fluvial en su territorio. De hecho, el propio Amazonas tiene su origen y nacimiento en las cumbres peruanas.
Algunos de los lugares más biodiversos del mundo son las laderas orientales de los Andes que vierten al Amazonas. Es ahí donde se encuentra el Parque Nacional Manú, que cubre 1,5 millones de hectáreas con un rango de altitud que va desde los 300 hasta los 4.000 metros. Entre los datos posibles para explicar su riqueza biológica: alberga 850 especies de aves, casi el 10% de todo el mundo.
Esta fauna prospera en un entorno cálido y húmedo, con precipitaciones anuales de hasta 8.000 litros por metro cuadrado al año.
Salar de Uyuni (Bolivia)
En el altiplano boliviano, en condiciones de gran elevación y extrema aridez, se extiende el Salar de Uyuni y su espectacular paisaje blanco. Uyuni es el desierto salino más grande del mundo, con una extensión de más de 10.000 kilómetros cuadrados. Se formó a partir de un lago prehistórico que, tras secarse, ha dejado una llanura cubierta por gruesas capas de sal blanca.
En el entorno de esta amplia región existen distintas áreas protegidas por Bolivia. La más visitada es la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa, creada en 1973. Entre sus atractivos está la existencia de lagunas con agua, lo que permite la presencia de una gran cantidad de aves de gran interés.
Cataratas Iguazú (Argentina/Brasil)
Una de las cataratas más famosas del mundo se encuentra entre Argentina y Brasil. El Parque Nacional Iguazú abarca una extensión de 2,5 millones de hectáreas en ambas naciones. Fue establecido en 1934 en Argentina y en 1939 en Brasil y en 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO para proteger este espectacular paisaje que suma su ubicación en medio de la selva con su descomunal volumen de agua.
Ambas partes del parque colaboran en el Corredor Trinacional de Biodiversidad, que conecta zonas protegidas de Argentina, Brasil y Paraguay, ayudando a conservar hábitats críticos para especies amenazadas como el jaguar y el ocelote.
Esteros de Farrapos (Uruguay)
Entre las desembocaduras protegidas de ríos en América del Sur está el Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay. Es un área que cubre más de 17.000 hectáreas a lo largo del río Uruguay, en una zona climáticamente templada.
Este ecosistema, protegido por el país en 2004, es crucial para la biodiversidad, pues alberga una gran variedad de humedales, islas e islotes que regulan las crecidas del río y actúan como zonas de amortiguación para el control de inundaciones y la protección de las costas. Los hábitats incluyen bosques de ribera y praderas, siendo hogar para numerosas especies en peligro.
Defensores del Chaco (Paraguay)
El Parque Nacional Defensores del Chaco fue protegido en 1975. Abarca 780.000 hectáreas y es la mayor área protegida del país.
Es crucial para la preservación de ecosistemas del bosque seco, incluyendo flora y fauna en peligro de extinción como el yaguareté (jaguar), el puma y el armadillo gigante. Uno de los carnívoros más singulares es el escaso y amenazado aguará guazú, el cánido más grande de Sudamérica.
El clima del parque es extremo, con temperaturas que oscilan entre 0 °C en invierno y hasta 42 °C en verano, y una vegetación mayormente adaptada a las condiciones áridas del Chaco.