Así es el aguará guazú, el «zorro grande» argentino en peligro de extinción

Con sus 40 kilos de peso y 1,5 metros de longitud, el aguará guazú es el cánido más grande de Sudamérica. Un pariente cercano de zorros, lobos, coyotes y chacales que tiene una historia evolutiva única y que está en peligro de extinción por la alteración de su hábitat

El aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), lobo de crin o zorro grande, es una de las especies de carnívoro más emblemáticas de Sudamérica. Este mamífero presenta una longitud que supera los 1,5 metros, convirtiéndolo en uno de los cánidos (familia a la que pertenecen lobos, zorros, coyotes y chacales) más grandes no solo del continente americano sino de todo el mundo.

Además, es una especie única en su género. Su aspecto y sus huellas son semejantes a las de los zorros, aunque biológicamente no es uno de ellos. Por su gran tamaño, se parece más a un lobo, aunque tampoco lo es. En realidad, es un pariente cercano de ambos tipos de animal, concretamente, la única especie del género Chrysocyon, nombre científico en latín que puede traducirse como «perro de oro», y que hace referencia a su pelaje.​

Efectivamente, el aguará guazú, cuyo nombre popular proviene del idioma guaraní [aguara: «zorro»; guasu: «grande»] se distingue por sus largas patas, cola peluda y un característico pelaje de color rojizo o canela. Su longitud sobrepasa los 1,5 metros, incluyendo su larga cola que puede alcanzar más de 45 centímetros. Es también bastante alto, pues puede superar el metro de altura. Y sus 40 kilos de peso lo convierten en un cánido de tamaño notable.

A pesar de su volumen, el aguará guazú no es un depredador de animales grandes ni tampoco acecha al ganado como sus parientes los lobos. El zorro grande argentino tiene hábitos solitarios y nocturnos y se alimenta principalmente de frutos y raíces, complementados con pequeños roedores y reptiles.

El aguará guazú se distribuye por territorios de Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, en un tipo de hábitat dominado por praderas y pastizales en zonas de clima subtropical seco y de clima templado.

Un aguará guazú en la reserva de Bañados de Izozog, en Bolivia. | FOTO: Lukja

¿Por qué el aguará guazú está en peligro de extinción?

El aguará guazú está expuesto al riesgo de extinción en muchas de sus zonas de expansión original por una serie de factores que han impactado severamente en su hábitat natural y en la población de la especie. Aunque se llevan a cabo esfuerzos de cría y programas de protección de los ecosistemas naturales, la persistencia de estas amenazas hace que su situación sea preocupante.

Destrucción de hábitats

Uno de los principales factores que inciden en la disminución de la población del aguará guazú es la pérdida y fragmentación de su hábitat natural. La expansión de la agricultura, la ganadería y el desarrollo urbano han reducido sus áreas de distribución y la disponibilidad de alimento y refugio.

Transmisión de enfermedades caninas

La transmisión de enfermedades, especialmente desde perros domésticos, es un riesgo para la supervivencia del aguará guazú. Patógenos como el virus del moquillo y la parvovirosis pueden ser letales para estos cánidos silvestres, que no poseen inmunidad natural contra estas enfermedades.

Caza indiscriminada

La caza, tanto por razones de persecución directa como para el comercio de pieles, es un factor importante en la disminución de la población del aguará guazú. Pese a que su captura está prohibida en varios países, persisten actividades ilegales que afectan su supervivencia.

Atropellos

Los accidentes en carreteras y caminos también son una amenaza para el aguará guazú. El aumento de las infraestructuras ha fragmentado su hábitat, incrementando el riesgo de colisiones con vehículos y disminuyendo su capacidad de desplazamiento seguro entre áreas naturales.

Historia evolutiva del aguará guazú

El aguará guazú es un carnívoro cuya genética le hace realmente singular. Es el único representante en el mundo del género Chrysocyon y uno de los pocos cánidos que viven en Sudamérica. Para comprenderlo hay que conocer la particular historia evolutiva del subcontinente sur americano.

Hay que tener en cuenta que en Sudamérica la diversidad de cánidos es relativamente menor que en otras regiones del mundo. Esto se debe a que ​la familia de los cánidos solo logró colonizar América del Sur hace unos tres millones de años, cuando América del Norte y del Sur se conectaron gracias a la formación del istmo de Panamá. Tres millones de años puede parecer mucho tiempo a escala humana, pero en términos de historia de la Tierra es apenas un instante. Nuestro planeta tiene 4.500 millones de años y los primeros mamíferos surgieron hace 300 millones de años. Muchos de ellos sólo pudieron llegar a América del Sur en el último instante, en el 1% final de su historia evolutiva.

De este modo, América del Sur es un continente biológicamente joven, al que los parientes antiguos de lobos y  zorros llegaron recientemente. En los tres millones de años transcurridos, apenas han surgido seis especies de cánidos en Sudamérica, entre ellos el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), único representante de una estirpe ya extinguida en el resto del mundo.

Por el contrario, otros continentes han estado comunicados durante decenas y cientos de millones de años, permitiendo el intercambio de especies y, al mismo tiempo, la aceleración del proceso de especiación debido a la multitud de nichos ecológicos con los que cuentan y los cambios ambientales que han experimentado. De este modo, África, Europa y Asia presentan una diversidad considerablemente mayor en términos de especies de cánidos, entre los que podemos encontrar decenas de especies como diversos tipos de lobos, coyotes, chacales y zorros y otros cánidos menos conocidos como licaones africanos, los dingos australianos, los tanukis japoneses o los cuones de India.

De toda esa extensa familia de los cánidos, el aguará guazú destaca como un espectacular animal, único representante de su genealogía, que se conserva exclusivamente en algunos lugares de Sudamérica. Tratar de conservarlo permitiría mantener una maravilla de la evolución y un bello animal cuya función en los ecosistemas es clave para el equilibrio natural.

 

30/11/2023