Las ‘redes fantasmas’ son redes de pesca perdidas o abandonadas durante la pesca, en ocasiones en prácticas ilegales. Greenpeace ha publicado un informe -‘Redes fantasmas: el abandono de redes de pesca amenaza a nuestros océanos’- en el que evidencia la gran problemática que supone ese abandono de cara al ecosistema marino y a las especies que lo habitan.
Las redes fantasmas son un problema de gran escala que el informe resume en los siguientes puntos:
La contaminación de los océanos de todo el mundo es un fenómeno en crecimiento y un problema generalizado y globalizado. En concreto, se encuentra el aumento del volumen de plásticos que acaban depositados en los océanos: se calcula que 12 millones de toneladas de plástico terminan en las aguas marítimas y oceánicas.
Todo ese plástico puede atrapar, enredar, sofocar y matar animales, además de acabar en sus estómagos al ser ingeridos, dado que peces u otro tipo de especies pueden confundir los plásticos o microplásticos, con alimento, alterando la cadena trófica.
Sin embargo, hay un tipo particular de contaminación plástica que es muy mortal, al estar diseñado para atrapar y matar la fauna marina. Hablamos de aquellos objetos abandonados, perdidos o descartados de la llamada ‘pesca fantasma’.
Pero en las últimas décadas, la industria pesquera mundial también ha utilizado cada vez más plástico en cuerdas, redes y líneas como equipo de pesca. La ligereza, la flotabilidad del plástico, su durabilidad y el bajo coste lo hacen ideal para la pesca. Desafortunadamente, estas cualidades también hacen que las redes y líneas fantasmas sean una amenaza mortal y creciente para el ecosistema marino. También suponen una amenaza para las comunidades que dependen de océanos saludables.
Así, estos aparejos de pesca pueden perderse por accidente o abandonarse en el mar de manera deliberada, representando una amenaza para la vida silvestre durante años o décadas, porque lo atrapan todo, desde pequeños peces y crustáceos a tortugas en peligro de extinción, aves marinas e incluso ballenas, extendiéndose por todo el océano debido a las mareas y a las corrientes.
De 2000 a 2012, el Servicio Nacional de Pesca Marina informó un promedio de 11 grandes ballenas enredadas en redes fantasma cada año a lo largo de la costa oeste de Estados Unidos. De 2002 a 2010, se recuperaron 870 redes en Washington (estado) con más de 32.000 animales marinos atrapados en su interior. Se estima que los aparejos fantasma representan el 10% (640.000 toneladas) de toda la basura en el ecosistema marino.
Se estima que el 46% del parche de basura del Gran Pacífico consiste en plásticos relacionados con la pesca. Las redes de pesca representan aproximadamente el 1% de la masa total de todos los macroplásticos marinos de más de 200 milímetros. Los artes de pesca de plástico constituyen en general más de dos tercios de la masa total.
Según la SeaDoc Society, cada red fantasma mata cangrejos Dungeness por valor de 20.000 dólares durante 10 años. El Instituto de Ciencias Marinas de Virginia calculó que las ollas de cangrejos fantasma capturan 1,25 millones de cangrejos azules cada año solo en la bahía de Chesapeake.
Ante esta situación y estos datos, el informe recomienda: