Antes de descubrir cómo se forma el agua subterránea, la pregunta que habría que hacerse es: ¿que son las aguas subterráneas? Se trata de aquella agua que se encuentra bajo la superficie terrestre, así como la que ocupa los poros y las fisuras de las rocas más sólidas.
El agua subterránea más profunda puede permanecer oculta durante miles o millones de años. Aunque gran parte se encuentra a poca profundidad y desempeña un papel discreto, pero constante, en el ciclo hidrológico.
Se puede encontrar casi en cualquier lugar: debajo de colinas, montañas, llanuras e, incluso, desiertos. Y, como mantiene la temperatura promedio del espacio que ocupa, en el caso del agua subterránea de las regiones polares esta se congela durante gran parte del año. Además son imprescindibles para entender los cambios globales.
Un factor esencial para saber los detalles sobre la formación de las aguas subterráneas se encuentra en conocer su origen. Y, a partir de él, también aparecen varios tipos de aguas subterráneas.
Gran parte de esta tiene su origen como agua meteórica que cae en forma de lluvia o de nieve. El agua que no se pierde por la evaporación o la transpiración de las plantas se infiltra en el terreno, y así es cómo da lugar a las aguas subterráneas. La porosidad y estructura del suelo determina el tipo de acuífero y la circulación de estas.
A partir de este origen, se pueden dividir en cuatro tipos de aguas subterráneas:
Además de los cuatro tipos establecidos a partir de la formación aguas subterráneas, hay también otros cuatro según dónde se encuentran, esto es, según los yacimientos que las cobijan.
Dentro de las aguas freáticas se encuentran los acuíferos, que son terrenos rocosos permeables dispuestos bajo la superficie. Ahí se acumula y circula el agua subterránea.
Las aguas subterráneas representan, a nivel global, unas veinte veces más que el total de las aguas de superficie. Un dato que apunta hacia su importancia como reserva y recurso de agua dulce, además de otros motivos como: