Lagartija Ibérica, un escurridizo reptil que desprende parte de su cuerpo
Podarcis hispanicus es el nombre científico de la lagartija ibérica, una especie de reptil escamoso de la familia Lacertidae que se puede encontrar en todos lados excepto en la Antártida. En el mayor de los casos se trata de un reptil que no supera los 6 cm de longitud, si se mide desde la punta del morro a la cloaca, y su peso ronda los 4 gr. Los machos tienen mayor tamaño y peso (mayor robustez) que las hembras, más pequeñas.
Otra de las diferencias entre machos y hembras se observa en la cabeza. La de los machos es masiva, triangular y de escamas muy marcadas. Por otra parte, la coloración y el dibujo de la piel de la lagartija ibérica son muy variados. Si tuviéramos que apuntar a la más habitual esta sería pardo-verdosa, aunque no es extraño que aparezcan tonos rojizos en la espalda o la propia cabeza.
¿Dónde vive la lagartija ibérica?
Esta especie de reptil está distribuida por toda la Península Ibérica, al igual que sucede con la culebra de escalera, con la excepción de aquellas regiones cuyos veranos no son excesivamente cálidos (Asturias, Cantabria…). También se puede encontrar en el norte de África y sureste de Francia, donde sigue el curso del Ródano hasta Lyon. Lamentablemente algunas actividades humanas vinculadas con la agricultura las han hecho desaparecer de determinadas zonas.
Se pueden ver cerca de abrevaderos para el ganado, en la sierra de Guadarrama, donde la describió por primera vez el naturalista valenciano Eduardo Boscá. De hecho, como los arces y los robles de la sierra de Guadarrama, la lagartija ibérica se diría que bebe el sol del otoño, asoleándose antes del invierno.
Así, tras dormir durante largos periodos en su madriguera la lagartija se da baños de sol, los cuales son imprescindibles para ellas por tener la sangre fría.
Alimentación de la lagartija ibérica
Para alimentarse esperan a sus presas entre rocas escondidas en las que gracias a sus colores logran camuflarse. Su dieta se constituye a base a insectos y arácnidos, y su actividad tiene lugar durante todo el año salvo en ocasiones puntuales en las que las temperaturas sean demasiado gélidas.
Por su parte, algunos de sus depredadores más significativos son el gato montés, el lagarto ocelado y diversos tipos de aves.
Otras curiosidades de este reptil
La lagartija ibérica es una especie fisurícola, es decir, especialista en ocupar las fisuras de las rocas duras y compactas. En este sentido, el profesor Galán señala que “su adaptación a trepar y a refugiarse en grietas estrechas hace que sea una especie con la forma del cuerpo y de la cabeza muy aplanada”. Se trata de una de las especies más ligadas a nuestra infancia en los pueblos porque le gustan los muros de piedra y las construcciones humanas.
Es un animal totalmente inofensivo, tanto es así que se pueden tener de mascotas. Además, la lagartija ibérica es capaz de desprenderse de parte de su cuerpo cuando se siente amenazada. Por último, cabe destacar que los machos no son territoriales.