Agua para medio millón de piscinas olímpicas
Un estudio de Journal Geophysical Research: Planets, una publicación de la American Geophysical Union, sugiere que existen entre 26 y 80 asteroides, con más de un kilómetro de diámetro, cercanos a la Tierra que presentan agua en su interior. También estima que existen entre 350 y 1.050 asteroides pequeños hidratados.
Del estudio, dirigido por Andrew Rivkin, investigador de la Universidad Johns Hopkins, concluye que hay hasta 400.000 millones y 1.200 billones de libros de agua en esos asteroides cercanos a la Tierra, una cantidad suficiente para poder llenar entre 160.000 y 480.000 piscinas de tamaño olímpicas. Lo cual resulta relevante en cuanto a que hablan de asteroides hidratados accesibles, al menos en teoría, para naves espaciales en futuras misiones espaciales.
Además, el agua en los asteroides puede proporcionar pistas sobre la naturaleza del Sistema Solar en sus inicios, incluyendo pistas sobre el origen del agua en la Tierra y el hielo polar de la Luna. También es importante el hallazgo por esa agua puede servir para fabricar combustibles para cohetes.
Los investigadores han recopilado estimaciones de los asteroides cercanos a la Tierra, concluyendo que son ricos en minerales hidratados, es decir, minerales que contienen agua o hidróxido. Para llegar a estas conclusiones han usado la llamada huella espectral de la luz que refleja los asteroides y que indica la composición de su superficie. Pero la huella espectral del agua en estos objetos, que es lo que se debería analizar, no resultaba reveladora en tanto a que la atmósfera terrestre es rica en esa molécula y los telescopios terrestres no pueden captarla más allá. De ahí que los astrónomos se hayan fijado en la huella del hierro oxidado, cuya presencia se relaciona con la presencia de agua. Los datos obtenidos fueron combinados con la trayectoria de los asteroides para estimar la cantidad de agua en estos objetos.
Un descubrimiento que todavía puede arrojar más luz en futuras investigaciones, pero que resulta esencial para futuras misiones espaciales, pero también para conocer sobre el pasado de la Tierra y, quién sabe, para poder usar el agua de los asteroides de cara al futuro.