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Qué son los sumideros naturales de carbono

Bosques, suelos y océanos absorben una buena parte de las emisiones humanas de CO2 que contribuyen al cambio climático. Te explicamos cómo funciona este sistema natural que ayuda a regular el clima

 

Un sumidero natural de carbono o sumidero de CO2 (dióxido de carbono) es un depósito que absorbe el carbono de la atmósfera, contribuyendo a reducir la cantidad de CO2 del aire y mitigando por tanto el cambio climático.

Los principales sumideros naturales de CO2 atmosférico son los ecosistemas oceánicos y terrestres, que retienen aproximadamente la mitad de las emisiones generadas por la actividad humana cada año.

Al quemar combustibles fósiles, el ser humano libera carbono acumulado en el subsuelo hace millones de años y altera el balance de carbono en nuestro planeta, aumentando la presencia de CO2 en la atmósfera. Este gas tiene un efecto invernadero y contribuye a aumentar la temperatura global, alterar el llamado ciclo del carbono en nuestro planeta.

El ciclo del carbono es el ciclo biogeoquímico por el que el carbono se intercambia entre la atmósfera de la Tierra y los mares y los suelos. Los seres vivos y los ecosistemas tienen una función muy importante en esos intercambios.

El papel de los bosques

Los bosques, la vegetación y los suelos atrapan el 29% del CO2 emitido por el ser humano anualmente, según datos del Global Carbon Budget basados en un análisis de la década 2012-2021.

La fotosíntesis es el proceso por el que las plantas son capaces de capturar la energía de la luz del sol y convertirla en energía química y materia orgánica. Gracias a la fotosíntesis, los vegetales capturan CO2 del aire y utilizan el carbono para formar sus tejidos ayudando a crear la materia orgánica de las plantas, como la madera o las hojas. Cierta parte de este carbono pasa, posteriormente, a almacenarse en el suelo.

La función de los océanos

Los océanos cubren el 70% de la superficie del planeta y atrapan cada año el 26% de las emisiones de CO2 arrojadas a la atmósfera por el ser humano, según los cálculos del Global Carbon Budget. El carbono del océano es capturado por los organismos marinos o está disuelto en el agua de forma inorgánica.

Además de fijar carbono, los océanos tienen una función de termostato para las temperaturas. Buena parte del calor extra generado por el efecto invernadero ha sido absorbido por el agua del océano, que se ha calentado y ha retenido el calor de la atmósfera. Según la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de EEUU, los mares han absorbido el 90 % del exceso de calor causado por el cambio climático. De no ser por los mares, la temperatura global del planeta habría aumentado más en las últimas décadas.

Sin embargo, la acumulación extra de carbono generado en el océano está alterando la química del agua de mar, un fenómeno conocido como acidificación del océano y que perjudica a los organismos calcáreos, como corales o moluscos.