4 soluciones para hacer frente a la sequía
Las previsiones y los expertos ya estiman que cerca del 75% del territorio español podría convertirse en desierto antes de que acabe el siglo. Datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente sitúan ya a España como el país más árido de Europa y una región en donde la desertificación y la sequía son una de sus mayores amenazas medioambientales.
Tras un verano marcado por las altas temperaturas y la falta de lluvias, los embalses han alcanzado sus cifras más bajas del año por debajo del 50% y, además, desde la primavera de 2014, estos no han alcanzado el 85% de su capacidad, según indican desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD).
Ante esta preocupante situación, es necesario tomar medidas que nos ayuden a proteger y salvaguardar uno de los recursos más valiosos del planeta. Para esto, debemos encontrar las soluciones que nos permitan preservar los recursos hídricos disponibles en la actualidad y facilitar el acceso a los mismos. A continuación, abordamos cuatro de estas soluciones con las que mitigar las consecuencias de la sequía.
Soluciones para frenar la sequía
Desalación de agua
El 70% de la Tierra está cubierta de agua. Solo el 2,5% es dulce y, de esta cantidad, solo el 0,007% está disponible para el consumo humano. En contraposición, el 97,5% del agua del planeta es salada. Transformar este recurso en agua potable es una de las opciones que podrían mejorar su disponibilidad. Este proceso se conoce como desalación de agua y ya se realiza en las plantas desaladoras de todo el mundo.
El tratamiento más habitual para convertir agua salada en agua potable es a través de la ósmosis inversa. Este proceso consiste en recoger el agua del mar y, mediante la presurización, el agua atraviesa una serie de membranas semipermeables que permite el paso del agua, pero no de la sal. Sin embargo, antes de distribuirse por los hogares, el líquido resultante debe ser remineralizado, además de regulado su pH agregando anhídrido carbónico y carbonato cálcico.
Reutilización de agua regenerada
Es una solución innovadora que apuesta por la resiliencia hídrica. El agua regenerada es agua residual depurada que recibe un tratamiento adicional en una estación de regeneración para que se pueda reutilizar.
Este proceso de reutilización de agua permite no solo reaprovechar y dar una segunda vida a este recurso tan escaso en el planeta, sino que también permite proteger el paisaje agrícola, restaurar las zonas húmedas y reducir los vertidos con alta carga de nutrientes al mar. Una solución que prolonga la vida del agua y aporta múltiples beneficios al medioambiente.
Recarga de acuíferos
Casi toda el agua dulce en estado líquido del mundo es invisible al estar oculta bajo la tierra en los acuíferos. Sus fuentes principales de recarga son la lluvia y la nieve, que se infiltran en estos depósitos naturales a través del suelo. Sin embargo, los acuíferos también sufren una serie de amenazas que han conducido al agotamiento de este valioso recurso debido, principalmente, a la contaminación y la sobreexplotación, al extraerse más agua de la que se recarga a través del ciclo de la naturaleza.
Para revertir esta situación ha comenzado a implementarse una solución que consiste en la construcción de una línea de pozos en el acuífero principal con los que inyectar agua regenerada procedente de la depuradora más cercana. Esta inyección de agua alimenta de forma sostenible al acuífero y actúa como barrera contra la intrusión salina.
Digitalización del agua
Los avances tecnológicos están cambiando el mundo y nuestra forma de relacionarnos con él. En este contexto, la digitalización es ya una herramienta con la que impulsar el desarrollo sostenible y abordar con mejores perspectivas este panorama de incertidumbre meteorológica y generalizado estrés hídrico derivados del cambio climático.
El sector del agua está avanzando hacia una mayor digitalización con la que maximizar la eficiencia en la gestión del recurso. La sensorización, la integración de los datos, la automatización de las decisiones o la inteligencia artificial permiten desarrollar sistemas de alta resiliencia, así como elaborar análisis predictivos y prescriptivos con los que anticipar posibles fallos, fugas o riesgos y proponer soluciones de manera inmediata.