Microrrelatos

Solidaridad

Saludé al hombre que visitaba a mi vecina cuando el esposo no estaba en casa. En la parada del ómnibus encontré a Javier. Pobre hombre, pensé. Lo vi tocarse los bolsillos y decir que las llaves se le quedaron. Regresó en zancadas hacia su apartamento. Los que vivíamos en el edificio seguimos sus pasos, presagiando una desgracia.