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Andrea Campos

Selección artificial y evolución inducida de la pesca

¿Cuál es el comportamiento de los peces en un contexto de pesca intensiva? El big data revela que el tamaño de los peces cada vez es más pequeño. Y es que los peces más atrevidos y arriesgados tienen mejores estrategias para conseguir alimento, conseguir más energía y crecer más. Pero no todo son ventajas, también asumen más riesgos.

Aunque la pesca es una práctica que el ser humano ha estado pescando durante miles de años, la industrialización de la pesca que amenaza las poblaciones de peces es algo que ha ocurrido en los últimos cincuenta. Andrea Campos nos habla en su monólogo científico sobre la selección artificial y la evolución inducida en poblaciones de peces. Dos estrategias con las que los peces pueden escapar de los factores antropogénicos de su desaparición.

Graves consecuencias de la pesca industrializada

La pesca industrializada está teniendo grandes y profundos efectos sobre las redes tróficas marinas. Las redes tróficas constituyen relaciones funcionales mediante las cuales la energía y los nutrientes se transmiten de una especie a otra. Al eliminar las especies objetivo y no objetivo de la red alimentaria, la pesca influye directamente en las poblaciones de peces y en el ecosistema. Al pescar más peces de los que pueden reproducirse naturalmente, el hombre está alterando la naturaleza de las interacciones de las especies en las redes alimentarias marinas.

Nuestros océanos proporcionan desde hace miles de año parte del sustento de la vida para millones de personas. En las últimas décadas, la mejora de las condiciones de vida ha favorecido la reproducción de la especie humana hasta tal punto que la sobrepoblación se ha convertido en un grande problema en muchas zonas del mundo.

Cada año la población mundial consume más de 80 millones de toneladas de productos del mar. Del mar se obtiene la principal fuente de proteína animal para unos 3.000 millones de personas y un medio de vida para una parte importante de la población mundial. Sin embargo, las poblaciones de peces de muchas especies se encuentran en declive o sobreexplotadas.

Selección artificial y evolución iducida

La sobrepesca histórica y el cambio climático desafían la futura productividad y abundancia de las pesquerías del mundo, incluso cuando muchas de ellas están trabajando activamente para reconstruir y asegurar la recuperación de especies previamente sobreexplotadas.

La evolución inducida por la pesca es la microevolución de la población de un organismo acuático explotado, provocada por la selección artificial de rasgos biológicos mediante las prácticas pesqueras. Dicho de otra forma, el rasgo que ayuda a los peces a evitar ser capturados tiene en ocasiones una base genética.

Cuando esto ocurre, la pesca de captura puede estar generando un cambio evolutivo en las poblaciones de peces, que pasarían genéticamente aquellos rasgos conducentes a su supervivencia. La evolución inducida por la pesca es un sistema de selección artificial similar al que desarrollan las presas ante la amenaza de los depredadores silvestres.

Es hora de actuar

La pesca industrializada tiene el potencial de cambiar el equilibrio natural de las poblaciones de peces. Esta forma de selección artificial elimina aquellos rasgos que no resultan adaptativos. Así es como se produce una suerte de evolución inducida artificialmente por el filtro de la la supervivencia de los peces no capturados. Estos peces propagarán sus características biológicas a través de la transferencia genética.

A pesar de que la adaptación de las especies suele llevar a un incremento de su supervivencia, a menudo la selección artificial contrarresta el patrón natural del ciclo de vida de muchas especies. Como consecuencia de ello, los peces que experimentan un pueden experimentar una maduración sexual temprana, disminuir en tamaño y su fecundidad puede disminuir. Estos efectos pueden tener efectos prolongados sobre la adaptabilidad o aptitud de la especie a sus factores ambientales.

Andrea Campos cuenta en su monólogo científico que es esencial que las poblaciones de peces tengan una cantidad mínima de elementos para que éstos puedan continuar produciendo descendencia. Para ello, la bióloga nos insta a tomar acciones sobre la la pesca, una práctica que ha pasado de ser esencial para la supervivencia del ser humano a ser el mayor enemigo del mar.


ACERCA DEL AUTOR

Andrea Campos

Andrea Campos es bióloga del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, CSIC-UIB) y Finalista Famelab España 2016.