Microrrelatos

Superdotada

Las pruebas debían ser concluyentes. La niña, que no había cumplido todavía tres años, fue sometida a
una pregunta imposible: “¿qué harías para salvar el mundo?”.

Mar miró a su madre y después, sin decir palabra, oteó toda la habitación con sus preciosos ojitos azules hasta centrar la mirada en una botella de agua que el Doctor tenía encima de la mesa. La cogió, la destapó, se bajó de la silla, se dirigió hacia un rincón y vertió su contenido sobre la descuidada planta que lo adornaba.