Con él suele llegar el calor y los días más largos, lo cual hace que queramos aprovechar las vacaciones al máximo. Especialmente los más pequeños, que finalizan el curso y empiezan a buscar nuevos rincones donde pasárselo bien. Pero la diversión también puede estar dentro de casa. ¿Alguna vez has pensado en hacer experimentos para niños con tus hijos? Desde Fundación Aquae promueve la difusión de la ciencia a través de sus experimentos científicos.
Es momento de aprovechar el verano
Los niños relacionan el verano con la piscina o la playa. Son los lugares en los que podrán disfrutar de su merecido descanso. Aún así, siempre les queda la “amenaza lejana” de los deberes de verano. Esos cuadernos con actividades que intentan que el parón escolar no se transforme en un desierto cognitivo. Lo que tal vez no siempre consiguen estos cuadernos es que ese seguir activo suceda en el nuevo contexto en el que viven los aprendices en verano.
¿Cómo aprovechar las vacaciones de nuestros hijos de forma refrescante y transmitirles conocimiento y valores de nuestro más preciado bien? ¿Qué tal a través de experimentos pensados especialmente para niños? ¿Te preguntas cómo? Te damos una pista: el agua es uno de los elementos más presentes en nuestro día a día. Y aparte de ser necesaria para la vida, también es útil para el aprendizaje.
No hay nada más refrescante que el agua. Esa sustancia formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxigeno. Así como tampoco encontraremos un elemento con el que podamos investigar más y de forma más lúdico-educativa e inocuoa que el agua.
El agua, el protagonista de los experimentos para niños
Animarles a llenar una copa de agua hasta arriba y con una cartulina tapar la boca de la copa y girarla sin que el agua se caiga. Enseñarles a observar cómo los zapateros se mueven con agilidad por encima del agua de las balsas y que intenten reproducir este fenómeno con clips de oficina. Otro juego interesante: que intenten distinguir qué líquidos transparentes son agua y qué líquidos transparentes son disoluciones u otros, gracias a su diferente viscosidad, Ph o combustibilidad. Un truco fácil: congelar agua y ponerla dentro de agua líquida y compararlo con lo que sucede si congelamos aceite y lo sumergimos en aceite líquido.
¿Os atrevéis con ideas un poco más sofisticadas para aprovechar las vacaciones? Ayudadles a construir una lupa con agua, o a hacer pompas de jabón cúbicas, a cristalizar la sal de la disolución salina que llena nuestros mares; o a flotar en ellos, porque no en todos se flota igual. Construid con ellos un pluviómetro para medir el agua que cae en algunas, de las siempre inesperadas, tormentas veraniegas.
Mil maneras de aprender
El agua es una fuente inagotable de recursos educativos. Gracias a ella podemos estudiar cómo los volúmenes sólo pueden ser ocupados por una sustancia si existe algo de espacio para ella, qué es la tensión superficial o más coloquialmente la piel del agua, la diferencia entre densidad y viscosidad, qué es un ácido o una base, qué son las reacciones redox, por qué el agua sólida o congelada flota al sumergirla en agua líquida y en cambio eso no sucede con otras substancias como el aceite.
El comportamiento de la luz en diferentes medios, los caminos de máximo volumen, mínima superficie que sigue el jabón al construir burbujas, la composición del agua del mar, qué estructura cristalina tiene la sal o cloruro sódico o por qué el agua salada nos hace más ligeros, de nuevo cuestión de densidad.
El temario educativo vinculado al agua no se agota en un verano, ni en dos… Tal vez deberíamos proponer que cuando el curso escolar acabe, empiecen las vacaciones del agua. Unas vacaciones refrescantes, divertidas y llenas de aprendizaje.
¡Feliz chapuzón!