Inundaciones en Alemania causadas por la crecida del río Elba en verano de 2017| FOTO: Px Here
El drenaje urbano sostenible es un término de moda entre expertos en urbanismo, sostenibilidad y gestión del agua en todo el mundo. Es un concepto no muy conocido por el gran público, pero algo que cualquiera puede entender: se trata de diseñar ciudades con menos cemento y áreas de pavimento duro; crear espacios urbanos más parecidos al mundo natural, que no sean impermeables al agua.
Hemos construido ciudades que no permiten al agua circular. Recuperar superficies urbanas porosas, crear parques y jardines naturalizados, fomentar superficies de tierra y aplicar modernos pavimentos transpirables ayuda a las modernas urbes a gestionar las lluvias y la escorrentía superficial. Algo esencial en un planeta sometido a los efectos del cambio climático, que genera lluvias cada vez más impredecibles y torrenciales.
Los sistemas de drenaje urbano sostenible (SUDS, como son conocidos en los ámbitos especializados) permiten mitigar los impactos de la urbanización sobre el ciclo hidrológico.
Los SUDS imitan procesos naturales para manejar el agua de lluvia de manera más eficiente. Se trata de ayudar a las ciudades a gestionar las precipitaciones torrenciales: frenar el impacto directo del agua, ayudar al terreno a recogerla y, finalmente, conducir la que no se pueda retener hacia zonas especialmente pensadas para ello donde no generen impactos en la actividad y donde se las pueda tratar de la forma adecuada.
Con esta forma de abordar las lluvias en la ciudad, se minimiza el volumen e impacto de las inundaciones, se protege a las personas y las infraestructuras, se contribuye al bienestar y salubridad de la urbe y se promueve la recarga de acuíferos subterráneos o la reutilización de las aguas recogidas, mejorando la gestión circular de los recursos hídricos.
Gestionar el drenaje del agua en la ciudad está tomando en el siglo XXI un nuevo enfoque más sostenible. Se trata de comenzar a prevenir y gestionar desde el origen, es decir, retener, filtrar, infiltrar el agua cuando cae y replicar las condiciones originales o naturales para manejarla aplicando soluciones basadas en la naturaleza.
Se trata de pensar que el agua de lluvia es un recurso natural y no un residuo, y aprender a manejarla de forma inteligente.
Entre sus muchos valores añadidos, los sistemas de drenaje urbano sostenible permiten mejorar la calidad del agua que llega a los sistemas de depuración de aguas urbanas o a los ecosistemas fluviales. Esto se logra mediante la implementación de diversos tipos de estructuras como:
Pie de foto: Muchos pavimentos y sistemas de drenaje urbano no son capaces de evacuar rápidamente el agua en caso de lluvias intensas. | FOTO: Manfredircther / Pixabay
Estas técnicas no solo mejoran la eficiencia hídrica, sino que también ayudan a reducir la demanda de infraestructuras de drenaje tradicionales, más costosas y menos sostenibles.
El cambio climático aumenta los desafíos del drenaje urbano debido a la mayor frecuencia e intensidad de eventos extremos, como lluvias torrenciales e inundaciones. La adaptación implica incorporar soluciones que incrementen la resiliencia de las ciudades, como:
Vista del parque inundable de la Marjal de Alicante. | FOTO: Aguas de Alicante
El Parque La Marjal en Alicante es otro señalado ejemplo de drenaje urbano sostenible en España. Este proyecto se integra en la red de infraestructuras verdes de la ciudad y combina la funcionalidad de gestión del agua con la creación de un espacio recreativo y natural para la comunidad.
El Parque La Marjal es un parque inundable situado en la Playa de San Juan diseñado para funcionar como un sistema de retención temporal del agua de lluvia durante episodios de precipitación intensa. Tiene unas 3,6 hectáreas y puede almacenar 45.000 metros cúbicos de agua, unas 18 piscinas olímpicas.
El Parque La Marjal es una solución basada en la naturaleza innovadora que permite gestionar las aguas pluviales en zonas urbanas. Algo especialmente importante en regiones como el Levante español, donde las lluvias intensas y esporádicas pueden causar graves problemas de inundación. Es un ejemplo de cómo las ciudades pueden adaptarse al cambio climático.