Día Mundial del Árbol, reconectemos con la naturaleza
¿Qué sería de la Tierra sin árboles? Los árboles llevan unos 380 millones de años existiendo y han contribuido a crear el mundo tal y como lo conocemos. Son los pulmones del planeta, pues generan el oxígeno que necesitamos para respirar. Son también la mejor defensa contra el cambio climático, pues acumulan en su tejidos el carbono, retirando el CO2 de la atmósfera y reduciendo así el efecto invernadero que provoca este gas. Además, los árboles nos proveen de alimento, medicinas, combustible, fibras y materiales de construcción y tienen una función esencial en la fertilidad de los suelos y en el ciclo del agua en la naturaleza.
Los árboles son una de las maravillas que la evolución biológica ha proporcionado al planeta. Una perfecta maquinaria ambiental que ofrece funciones variadas y extraordinarias y permite que la vida crezca y se desarrolle a su alrededor.
Para destacar todas esas funciones y poner en valor la importancia de los árboles para el ser humano y para los propios ecosistemas, se celebra el Día Mundial del Árbol. El Congreso Forestal Mundial, que tuvo lugar en Roma, en 1969, instituyó esta efeméride que pasó a celebrarse el 28 de junio de cada año.
Más adelante, en 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de marzo como Día Internacional de los Bosques, una celebración con objetivos similares. De modo que, en la actualidad, el Día Mundial del Árbol se sigue celebrando el 28 de junio en algunos países y la efeméride convive con el Día Internacional de los Bosques en otros.
Uno de los mensajes principales que promueve la ONU a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es la necesidad de proteger y restaurar los bosques y los árboles en el mundo. “Los bosques se encuentran amenazados por los incendios forestales, la sequía, las plagas y una deforestación sin precedentes”, afirma la agencia de la ONU.
Según afirma la FAO en un comunicado publicado en 2023, el mundo ha perdido 420 millones de hectáreas de bosques (superficie que supera el tamaño de la India) desde 1990, y la deforestación continúa, con un área de alrededor de 10 millones de hectáreas por año, principalmente debido a la expansión agrícola.
Para evitarlo, se puso en marcha en 2021 el Decenio de Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas, una llamada a la acción para aunar esfuerzos y evitar que la degradación de la naturaleza sea irreversible. Además, la conservación de los bosques permitiría avanzar en la consecución de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que forman la Agenda 2030 de la ONU.
En ese sentido, Fundación Aquae mantiene un firme compromiso con la sostenibilidad de los territorios y el cuidado de los árboles. Ejemplo de esta labor es el proyecto ‘Sembrando Oxígeno’, puesto en marcha en 2015, con el que se han plantado más de 15.000 árboles en distintos puntos de la geografía española, como Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana o Galicia.
Los bosques saludables ayudan a mantener el calentamiento global bajo control, dado que los bosques contienen 662.000 millones de toneladas de carbono, que es más de la mitad de la reserva mundial de carbono de los suelos y la vegetación. Asimismo, los bosques y los árboles también contribuyen a amortiguar la exposición al calor y a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, que representan un gran desafío para la salud mundial, señala la ONU.
La presencia de árboles también es esencial para la conservación del agua. Sus raíces retienen las precipitaciones, evitan la erosión del suelo y reducen el riesgo de inundaciones. Los árboles también ayudan a recargar los acuíferos, capturando y almacenando el agua de lluvia. Además, su sombra reduce la evaporación del agua en los cuerpos hídricos cercanos y por eso son vitales para mantener los ecosistemas acuáticos saludables. Por último, los árboles ayudan a la formación de nubes y alimentan las lluvias, como diversos estudios científicos han demostrado.
En las zonas urbanas, donde la contaminación del aire es un problema creciente, los árboles desempeñan un papel crucial al filtrar partículas finas ayudando a purificar el ambiente de la ciudad. Además, tiene la capacidad de refrescar el entorno y reducir la temperatura ambiente, suavizando el efecto isla de calor.
Por ejemplo, los árboles correctamente colocados alrededor de los edificios enfrían el aire y pueden reducir las necesidades de aire acondicionado hasta en un 30%, lo que también implica un ahorro de energía, asegura la FAO.
¿Cuántos tipos de árboles hay?
En el mundo existen unas 64.000 especies de árboles, según un inventario internacional liderado por la Universidad de Bolonia y publicado en la revista PNAS en 2022. Además, los investigadores señalan que deben quedar todavía por describir unas 9.000 especies más, la mayor parte de ellas localizadas en las selvas tropicales y ecuatoriales, que por su dimensión e inaccesibilidad no han sido todavía bien estudiadas.
Además, los ecosistemas tropicales son más complejos, lo que aumenta la posibilidad de encontrar en ellos especies nuevas para la ciencia. A diferencia de los bosques de zonas templadas, que suelen estar constituidos por un reducido número de especies, en los ambientes tropicales el número de especies por hectárea se multiplica debido a que la estabilidad climática de estas zonas durante largos periodos de tiempo ha permitido un proceso evolutivo más continuado y la pervivencia de especies del pasado.
Según el inventario internacional de especies de árboles publicado en 2022, Sudamérica alberga el 43% por ciento de las especies mundiales de árboles. Muchas de ellas en los bosques tropicales y subtropicales de la Amazonía y los Andes, pero también en los pastizales, sabanas y matorrales que se extienden por las áreas secas de muchos países sudamericanos.
Cada uno de los distintos tipos de árbol que hay en el mundo es único y tiene formas y cualidades distintivas. Los más altos pueden llegar a medir 100 metros de altura, como ocurre con las secuoyas californianas y algunos eucaliptos australianos; los más longevos alcanzan los 4.500 años de vida, como se ha constatado en algunos ejemplares de Pinus longaeva que crecen en la Sierra Nevada de EEUU.
Además, hay especies de árboles adaptadas a todo tipo de condiciones ambientales, desde los abedules que son capaces de crecer en el Círculo Polar a los cipreses que resisten las elevadísimas temperaturas y la falta de agua del Sáhara.
Los árboles son un regalo para el presente y una inversión para el futuro. Por eso, cuidar los que existen y reforestar zonas degradadas como propone el Día Mundial del Árbol es algo en lo que todos deberíamos estar comprometidos. Se atribuye al estadounidense Martin Luther King una frase que describe lo fundamental que es apostar por los árboles: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol”.